El insoportable yo de Lena Dunham
Como Michel Houellebecq, la creadora de 'Girls' huye de la idealizaci¨®n autocompasiva del yo y apuesta por una destrucci¨®n odiosa incomprensible en la era de la vanidad
Todo escritor que se cuenta a s¨ª mismo tiende a hacerlo enamorado de hasta su m¨¢s triste y pat¨¦tico defecto y es por eso que el resultado es siempre de un rom¨¢ntico enternecedor. No importa hasta qu¨¦ punto pretendan re¨ªrse de s¨ª mismos ¨C pensemos en Woody Allen pero pensemos tambi¨¦n en John Fante y Charles Bukowski, en Pedro Juan Guti¨¦rrez, pensemos hasta en Henry Miller y Gail Parent ¨C porque en el absurdo no hay autodestrucci¨®n, con el absurdo, todos ellos, s¨®lo est¨¢n dando un rodeo para llegar al sitio en el que les espera, por poner un ejemplo deliciosamenteautohagiogr¨¢fico, Ernest Hemingway. Es decir, un sitio en el que les adoramos porque no hay nada en ellos que nos resulte del todo insoportable.
Pensemos, por ejemplo, en el Arturo Bandini de John Fante. Arturo Bandini es un escritor pat¨¦tico, un fracasado que s¨®lo ha publicado un cuento y uno rid¨ªculo, titulado El perrito que re¨ªa, y que, sin embargo, se cree, pretenciosamente, el mejor escritor del mundo. No sabe lo que quiere, y a veces se enfada, y nada tiene sentido, grita, odia a todo el mundo, y en especial a Camilia, la camarera de la que se ha enamorado, la camarera que le sirve, dice, un caf¨¦ aguado, pero luego se bebe un vaso de leche, se compra unos zapatos nuevos, escribe a su madre, escribe, apasionadamente, cosas que no valdr¨¢n nada, y lo entendemos: s¨®lo es un ni?o, y batalla, como un ni?o, contra s¨ª mismo. Le compadecemos, es uno de los nuestros.
Porque el lector, o el espectador, tambi¨¦n juega a la idealizaci¨®n de su potencial, y, por eso, es incapaz de empatizar con el personaje entregado a una odiosa autodestrucci¨®n por m¨¢s que ¨¦ste tenga tanto (o quiz¨¢ m¨¢s) que ver consigo mismo (y el de su creador, o creadora) que el otro. Pensemos, viajando al pasado y a uno de los best sellers indiscutibles de la comedia ficci¨®n, en Ignatius J. Reilly. El protagonista de La conjura de los necios es un tipo abominable, en casi todos los sentidos, y el malogrado John Kennedy Toole fue de lo m¨¢s valiente al dibujarlo ¨C al dibujarse ¨C tan antip¨¢ticamente absurdo, algo que no impidi¨® que el lector conectara con semejante obra maestra porque la empat¨ªa, en ese caso, se produc¨ªa con el resto de los personajes, el adorable agente Mancuso a la cabeza.
Algo parecido ocurre en el a¨²n m¨¢s valiente (en lo que a autodestrucci¨®n de alter ego se refiere) El mapa y el terriotorio de Michel Houellebecq, novela en la que el propio Houellebecq se despelleja (literalmente) ante el lector, que asiste, asombrado, a tan pat¨¦tico (y a la vez, brillante) espect¨¢culo y sale de ¨¦l como quien sale de una pesadilla en la que la sola idea de toparse con el escritor le resulta repulsiva. El de Houellebecq es un extremo que, a su manera, y en televisi¨®n, est¨¢ explorando Lena Dunham desde, se dir¨ªa, el primer cap¨ªtulo de Girls, y la concepci¨®n misma del personaje de Hannah Horvath, un personaje que fue cada vez m¨¢s lejos en su deseo de dejarse odiar (y no s¨®lo por su descomunal ego¨ªsmo) y que, al hacerlo, pon¨ªa ante el espectador un espejo en el que no quer¨ªa mirarse.
Y es quiz¨¢ por eso que Camping, o te fascina, porque sin duda redobla la apuesta en lo que a yo insoportable se refiere, o la aborreces. Se dir¨ªa que Dunham est¨¢ explorando la new sincerity y que est¨¢ huyendo de la idealizaci¨®n autocompasiva del yo para lanzarse al retrato honesto y casi documental del en extremo vanidoso y aborrecible yo de nuestros d¨ªas. La clave para el disgusto de aquellos que la consideran insoportable no est¨¢ tanto en el personaje de Jennifer Garner, la Reina de las Control Freaks, una exc¨¦ntrica aguafiestas llevada al extremo de la neurosis obsesivo compulsiva, como en el de los supuestos amigos que la padecen que en un primer momento podr¨ªan parecer v¨ªctimas pero que son, sin duda, tambi¨¦n, verdugos, tan fr¨ªvolos, ego¨ªstas e inmaduros como son todos. Parece un ejercicio de psicoan¨¢lisis ¨C ¡°aprenda a quererse, odi¨¢ndose¡± ¨C que puede generarle hordas de haters nost¨¢lgicos de lo id¨ªlico.
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