Lee Miller, en el frente del surrealismo ingl¨¦s
La Fundaci¨®n Mir¨® emparenta el trabajo de la fot¨®grafa con el de sus coet¨¢neos
Luis Bu?uel y Salvador Dal¨ª entraron por la puerta grande del surrealismo en 1929 tras el estreno El perro andaluz,la breve e impactante pel¨ªcula en la que se diseccionaba el ojo de la protagonista. Ese mismo a?o la fot¨®grafa estadounidense Lee Miller (1907-1977) cre¨® un d¨ªptico con dos fotograf¨ªas de otra disecci¨®n: el pecho de una mujer cortado tras una mastectom¨ªa que coloc¨® como si fuera comida en un plato que serv¨ªa sobre un mantel; una repugnante imagen que muestra el ¨®rgano amputado que criticaba la cosificaci¨®n y la mercantilizaci¨®n de la mujer. Estas y otras im¨¢genes de Miller ¡ªque comenz¨® como modelo pero acab¨® al otro lado de la c¨¢mara¡ª, que se relacion¨® con artistas como Man Ray con el que comenz¨® de ayudante, pero tambi¨¦n con Max Ernst, Leonora Carrington, Yves Tanguy, Henry Moore, Eileen Agar, Paul Nash, Giorgio de Chirico, Ren¨¦ Magritte, Joan Mir¨® o Roland Penrose, con el que se cas¨®, le valieron su adscripci¨®n de pleno derecho a este movimiento subversivo y radical.
Miller y sus obras pobladas de cuerpos fragmentados y yuxtaposiciones y sus amigos surrealistas protagonizan la exposici¨®n Lee Miller y el surrealismo en Gran Breta?a, que se inaugura ma?ana en la Fundaci¨®n Joan Mir¨® de Barcelona (financiada por la Fundaci¨®n BBVA, hasta el 20 de enero) y en la que se analiza la introducci¨®n del movimiento en la escena brit¨¢nica antes de la Segunda Guerra Mundial hasta los a?os cincuenta.
Las im¨¢genes singulares de Miller dialogan con cerca de 200 obras creadas por artistas a los que fotografi¨® y con los que expuso en m¨²ltiples ocasiones. ¡°Y permiten ver el vibrante periodo ingl¨¦s y las conexiones entre ellos para demostrar que compart¨ªan experiencias e influencias¡±, seg¨²n la comisaria Eleanor Clayton, del museo brit¨¢nico The Hepworth Wakefield, donde ya se ha podido ver la muestra. La exposici¨®n arranca con los primeros trabajos de Miller, despu¨¦s de viajar desde Estados Unidos a Par¨ªs para trabajar con Ray. Juntos inventaron la solarizaci¨®n, una t¨¦cnica nueva en la que se crean efectos de luces y sombras, tras sobreexponer una fotograf¨ªa durante el revelado.
Labios pintados
Ella y sus amigos impulsaron la primera exposici¨®n internacional del surrealismo de 1936 en Londres. Si uno de los ojos de Miller oscila en el diapas¨®n creado por Ray en 1929 (el que se oye, insistente, durante la visita de la exposici¨®n es una reconstrucci¨®n de 2004), sus labios pintados en 1934 tambi¨¦n por Ray en ? l¡¯heure de l'observatoire¡ªLes Amoureux flotaban sobre la sala en la que se mostraron, y est¨¢n en Barcelona, junto a obras de Salvador Dal¨ª, Henry Moore, Paul Nash, Wolfgang Paalen o Max Ernst.
En 1937 se inaugur¨® la Surreal Objects and Poems en la London Gallery que los surrealistas fundaron, mostrando objetos cotidianos en asociaciones fetichistas. Junto a obras de Magritte y Agar, Miller present¨® El beso, un brazo de maniqu¨ª con una pulsera hecha con una dentadura.
En julio de 1937 Penrose convoc¨® a sus amigos a sumarse a ¡°una repentina invasi¨®n surrealista en Cornualles¡±, en el suroeste de Inglaterra. Miller document¨® con su c¨¢mara el encuentro en el que estuvieron Paul ?luard y Nusch, Herbert Read, Eileen Agar, Josep Bard, Max Ernst y Leonora Carrington y Man Ray y su novia Ady. Miller los capt¨® en plena creaci¨®n, hablando, divirti¨¦ndose y paseando por las colinas de Cornualles. ¡°Las amistades forjadas en aquellos d¨ªas marcar¨ªan la vida y la obra de todos ellos en los a?os siguientes y muestran la forma de trabajar en red que ten¨ªan¡±, seg¨²n la comisaria.
Al estallar la II Guerra Mundial la actividad del grupo continu¨®. En 1940, se celebr¨® la Surrealism Today, semanas despu¨¦s de la evacuaci¨®n de las tropas aliadas de Dunkerque. Miller expuso la decoraci¨®n de la casa de campo de Ernst y Carrington y sus fotos de Ruman¨ªa y Egipto, junto a obras de Moore, Rimmington y Penrose en la que abundaban los cuerpos fragmentados que presagian el desastre de la guerra.
Durante el conflicto, Miller trabaj¨® para Vogue, montando decorados incongruentes para amenizar el limitado vestuario en ¨¦pocas de racionamiento. Su trabajo le llev¨® al reportaje de guerra. Miller era una mujer sin miedo. Entre 1943 y 1945 fue corresponsal de guerra de Estados Unidos. Contraviniendo la orden que prohib¨ªa la presencia de mujeres periodistas en combate, particip¨® en el desembarco de Normand¨ªa y acompa?¨® a los soldados en la liberaci¨®n, tomando fotos de paisajes desiertos y estatuas fragmentadas bajo los escombros.
La reportera que se meti¨® en la ba?era de Hitler
Lee Miller, como otros fot¨®grafos, visit¨® en M¨²nich el apartamento de Hitler, despu¨¦s de que se difundiera la noticia de su suicidio en abril de 1945. Pero solo ella se despoj¨® del uniforme y de sus botas embarradas y se meti¨® en la ba?era del dictador para hacerse un autorretrato creado conjuntamente con su compa?ero de trabajo Dave Scheerman. Una vez dentro, pos¨® como hizo durante sus a?os de modelo, quit¨¢ndose la mugre de la guerra, en una cuidadosa puesta en escena de gran efecto provocador.
¡°Cre¨® una escenograf¨ªa puramente surrealista. Cogi¨® un retrato enmarcado de Hitler de otra habitaci¨®n y una estatuilla cl¨¢sica desnuda y los coloc¨® a cada lado de la ba?era para que aparecieran en la imagen. Luego se llev¨® el retrato de Hitler a su casa¡±, explica la comisaria Eleanor Clayton.
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