Caca, culo, pedo, pis
Siempre he defendido que las gamberradas no puede ser sancionadas y que la libertad de expresi¨®n las ampara, pero no tengo fuerzas para decir lo mismo cada semana, ante cada nueva ocurrencia
"No me gusta que se suene los mocos en la bandera, pero defender¨¦ hasta la muerte su derecho a hacerlo", ser¨ªa la par¨¢frasis de la frase de Voltaire que un ap¨®stol de la libertad de expresi¨®n tendr¨ªa que aplicar al affaire Dani Mateo en El intermedio, el pen¨²ltimo escandalito espa?ol (pues es probable que salte otro antes de que se publique esto). La primera objeci¨®n es que Voltaire nunca dijo, que se sepa, eso de "estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defender¨¦ hasta la muerte tu derecho a decirlo". Fue una de sus bi¨®grafas, Evelyn Beatrice Hall, quien lo puso en su boca como licencia literaria en un libro de 1906. Es decir, que no nos podemos fiar ni de los padres de la libertad de expresi¨®n para defender la libertad de expresi¨®n. Dani Mateo no puede contar, a priori, con Voltaire para salir del l¨ªo, y muchos de los que hemos recurrido a ¨¦l para defender a c¨®micos en apuros en circunstancias parecidas, nos hemos cansado de citarlo en vano.
No puedo m¨¢s. Siempre he defendido que las gamberradas no puede ser sancionadas y que la libertad de expresi¨®n las ampara, pero no tengo fuerzas para decir lo mismo cada semana, ante cada nueva ocurrencia y cada nuevo esc¨¢ndalo. La vida es muy breve, apenas unas l¨ªneas m¨¢s larga que esta columna, y no estoy dispuesto a derrocharla defendiendo con falsas citas de Voltaire a tipos que se cagan en v¨ªrgenes, se suenan los mocos en banderas o pintarrajean tumbas de dictadores. Les reconozco el derecho gen¨¦rico a hacerlo ¡ªy la obligaci¨®n de aguantar el cabreo ajeno, que para eso lo provocas¡ª, pero no pueden acaparar un debate tan importante con gracietas de segundo de la ESO. El mundo no se puede convertir en el despacho del jefe de estudios de un instituto. Somos adultos, superemos el caca-culo-pedo-pis y digamos algo interesante para variar, as¨ª como los ofendidos podr¨ªan reservar su indignaci¨®n para causas m¨¢s nobles de ella.
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