?Arde Madrid?
Es f¨¢cil imaginar la libertad que derroch¨® Ava Gardner en una Espa?a cercenada por aquella represi¨®n que hoy amenaza con volver bajo la capa de la correcci¨®n pol¨ªtica
¡°Ni uno solo de los personajes de A¨ªda hubieran pasado ahora el filtro de la correcci¨®n pol¨ªtica¡±. Es una bien fundada opini¨®n de Paco Le¨®n publicada en Twitter. Los personajes de aquella serie televisiva creados por Nacho Garc¨ªa Velilla eran iconoclastas y despiadados incluso con ellos mismos, habitantes de un barrio popular de Madrid donde el buen humor negro cubr¨ªa las necesidades de la vida. Sus agresiones verbales a emigrantes o discapacitados fomentaron en la vida real sendas protestas contra la serie, que por su parte tir¨® de la censura para en otros cap¨ªtulos no molestar a los cat¨®licos. De eso hace ya algunos a?os (era 2005) pero hoy parece que han pasado m¨¢s de mil, dado el retroceso vivido por este pa¨ªs, en el que ya no se tolera la corrosi¨®n a trav¨¦s del humor.
El Luisma de Paco Le¨®n fue el personaje m¨¢s popular de Aida, un exdrogadicto de pocas luces y, desde el t¨¦rmino de la serie en 2014, su carrera ha ido en imparable ascenso que ahora culmina con la serie Arde Madrid. Desde ayer puede verse en Movistar este recochineo sobre la vida desmadrada de los estadounidenses ricos en la Espa?a culturalmente rezagada de los a?os sesenta que Le¨®n escribe, interpreta y dirige. Da igual que tenga a una inventada Ava Gardner como excusa (ya lo hicieron Marcos Ordo?ez en un libro e Isaki Lacuesta en un documental sin que surgieran excesivos detractores); es f¨¢cil imaginar la libertad que derroch¨® la actriz en una Espa?a cercenada por aquella represi¨®n que hoy amenaza con volver bajo la capa de la tan convenientemente utilizada correcci¨®n pol¨ªtica. De nuevo la amenaza de la c¨¢rcel como castigo, tal como est¨¢ ocurriendo con titiriteros, actores, tuiteros, raperos, artistas pl¨¢sticos, escritores¡
A Ava Gardner acabaron quit¨¢ndosela de encima los gobernantes espa?oles con disculpas econ¨®micas (Fraga Iribarne, a la cabeza), tema en el que la serie de Paco Le¨®n no llega a entrar por l¨®gica cronol¨®gica, pero que podr¨ªa hacerlo si Arde Madrid tiene, como tantas otras, una segunda parte, tambi¨¦n en ¡°glorioso blanco y negro¡±, como dec¨ªa la publicidad de la ¨¦poca de aquella Espa?a que era ella misma en riguroso blanco y negro. Como la que parece avecinarse. No habr¨ªa que permitirlo.
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