Trileros del reciclaje ochentero
El nuevo ¨¢lbum de Muse, 'Simulation Theory', recibe una puntuaci¨®n de 5 sobre 10
Ya sea elucubrando con fen¨®menos paranormales, denunciando oscuras conspiraciones internacionales o alert¨¢ndonos del apocalipsis que se cierne sobre nosotros, Muse encarnan ¡ªen la combinaci¨®n de descaro glam, desarrollos progresivos y pespuntes electr¨®nicos¡ª la versi¨®n m¨¢s excesiva, grandilocuente y abigarrada de ese stadium rock que se resiste a morir en un siglo que parece abocado al ocaso de las guitarras.
Muse
Simulation Theory
(Warner)
5 sobre 10
Su trayecto, que ha acumulado fieles obstinados y detractores irredentos, ha marcado una curva descendente, y dir¨ªase que desde la propia cubierta a lo Blade Runner de este ¨¢lbum la banda es plenamente consciente, por cuanto supone su trabajo m¨¢s flagrantemente ochentero. Aunque llegue ¡ªay¡ª irremediablemente tarde en un contexto en el que pel¨ªculas como Drive (2011), series como Stranger Things (iniciada en 2016, el responsable de su artwork lo es tambi¨¦n de la portada de este ¨¢lbum) y toneladas de discos (de Empire of the Sun a Chromatics, pasando por decenas de folk rockers en v¨ªas de reciclaje) llevan a?os apurando el revival: eso que muchos llaman synthwave y que no es m¨¢s que el synthpop de siempre bajo un manto de modernidad.
Tan solo un inesperado acceso de humor, una maniobra autopar¨®dica con la que divertir al personal o un soplo de aire fresco con el que sacudir su impermeable argumentario podr¨ªan redimirles a ojos de quien no se adscriba a su leva de devotos. Descartadas las dos primeras opciones, queda la tercera: al habitual Rich Costey se suman esta vez Timbaland (Missy Elliott, Justin Timberlake), el sueco Shellback (Katy Perry, Taylor Swift) y Mike Elizondo (Eminem, Dr. Dre) a la producci¨®n de un disco que funciona mejor en aquellos momentos en los que Muse no suenan como Muse.
El primero, Timbaland, contribuye a que Propaganda sea un excitante gui?o al electro funk lascivo de Prince, m¨¢s logrado que los voluntariosos esfuerzos recientes de Lenny Kravitz. Shellback logra que el tremendismo de Bellamy y los suyos se embuta en un petardazo bubblegum pop casi adolescente como Get Up and Fight, m¨¢ximo exponente de la concisi¨®n (?al fin!) de un ¨¢lbum cuyos temas apenas rebasan los cuatro minutos. Y Elizondo ayuda a que Dig Down se erija en revisi¨®n, con extra de ¨¦pica XXL, del Freedom! 90 de George Michael. El resto de este ¨¢lbum sin concepto unitario ¡ªalabado sea Dios¡ª no deja de sonar, eso s¨ª, a los Muse de siempre, por mucho barniz sint¨¦tico con el que lo recubran todo, incluidos los guitarrazos a lo Tom Morello y la quebradiza r¨ªtmica hip hop de la resultona Break It Down. El tr¨ªo de Devon hace honor al t¨ªtulo de su ¨¢lbum, porque es cuando llevan su teor¨ªa de la simulaci¨®n ¡ªb¨¢sicamente, mutar en otros¡ª a su cota m¨¢s osada cuando dan con su mejor versi¨®n. No es poco: en vista de los precedentes, podr¨ªa haber sido mucho peor.
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