Crehuet y Crehuet
El autor de 'El rey tuerto' anda d¨¢ndole vueltas a un proyecto singular en cuyo centro se encuentra su bisabuelo, un cl¨¢sico del teatro catal¨¢n

Hac¨ªa tiempo que no ve¨ªa a Marc Crehuet, autor de la formidable comedia negra El rey tuerto. Anda d¨¢ndole vueltas a un proyecto singular en cuyo centro se encuentra su bisabuelo, Pompeu Crehuet, un cl¨¢sico del teatro catal¨¢n del que yo poco sab¨ªa. ¡°Lo he conocido por la biograf¨ªa que escribi¨® mi padre¡±, me dice. ¡°Mi bisabuelo fue lo que en el rock se llama un one-hit wonder. En 1904, a los 23 a?os, tuvo un exitazo cuyo t¨ªtulo no era como para llenar plateas: La morta. Un drama simbolista tremendo, pero muy breve, de apenas 40 p¨¢ginas, y con mucha emoci¨®n. El t¨ªtulo alude a una madre muerta, que se dedic¨® a cuidar de su ¨²nico hijo, retrasado, porque el marido ten¨ªa una amante. As¨ª que el verdadero tema es la reconciliaci¨®n entre ese padre y ese hijo que se detestan. Tuvo tal ¨¦xito que, hecho ins¨®lito, lleg¨® a estrenarse en Madrid en catal¨¢n por el eco en Catalu?a. Pero no repiti¨® su gran triunfo, porque, desaparecido Ibsen, el simbolismo ya iba de bajada¡±.
Y entonces Pompeu Crehuet da un giro ins¨®lito, digno de Carlos Prull¨¤s, el personaje de Mendoza: se convierte en funcionario y abraza la comedia de enredo. Hasta 1936 publica una veintena de obras, y la mayor¨ªa son comedias. Con t¨ªtulos como Flors i violes o Mam¨¤ pol¨ªtica, que funcionan en taquilla pero, ay, no gustan a la cr¨ªtica. Y esa mezcla de ¨¦xito temprano y rechazo posterior le hunden, porque de alg¨²n modo siente que se ha traicionado. ¡°Lo singular¡±, contin¨²a Marc, ¡°es el v¨ªnculo obsesivo que siento yo de pronto con mi bisabuelo. Le propongo a Toni Casares, de la Sala Beckett, remontar La morta y me dice que s¨ª. Pero lo m¨ªo es la comedia. Y solo tengo una. ?Ser¨¦ un one-hit wonder, como Pompeu? As¨ª que se me ocurre escribir la peripecia de un joven dramaturgo bastante parecido a m¨ª (oh, qu¨¦ sorpresa), que no sabe hacia d¨®nde tirar. Y en estas, se le aparece el fantasma de su bisabuelo diciendo: ¡®Chaval, a m¨ª me pas¨® lo mismo¡¯, y le cuenta su historia, y le pide que restituya su prestigio montando de nuevo La morta¡±.
Y mientras el bisnieto invoca el esp¨ªritu (y la protecci¨®n) de Woody Allen, yo me imagino a un joven Fern¨¢n-G¨®mez en el rol de Pompeu, enfurecido por los ¨¦xitos de Guimer¨¢. No puedo desvelar demasiado, porque Marc Crehuet est¨¢ en la apasionada fase del ¡°pongamos¡± y del ¡°quiz¨¢s¡±. Tal vez, me dice, haya un tercer personaje, que se parecer¨¢ a la list¨ªsima esposa del dramaturgo, convencida, quiz¨¢s, de que su marido est¨¢ alucinando. Pongamos tambi¨¦n que, quiz¨¢s, la historia se mueva entre dos tiempos. Y que tal vez alternen las escenas de humor y las dram¨¢ticas, ¡°porque as¨ª veo la vida¡±, me dice el bisnieto. ¡°Por cierto, tengo que ir a escribir: Toni Casares quiere que estrenemos la pr¨®xima primavera¡±.
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