Historias de la infamia
Celebro mucho que tantas e intolerables v¨ªctimas del franquismo dejen testimonio de un sufrimiento alargado, hablen de los torturadores que les masacraron
Cuentan que el p¨²blico del festival de Berlin sinti¨® horror y emoci¨®n al ver el documental?El silencio de otros y consecuentemente le otorg¨® su premio. Y no sorprende su impacto emocional. Ese pa¨ªs vivi¨® el proceso de N¨²remberg, algunos de los planificadores y jefes de una de las mayores barbaries de la historia de la humanidad fueron juzgados y condenados, reconocidas las victimas y aleccionados los vencidos habitantes para que un monstruo llamado nazismo no volviera a adue?arse de Alemania nunca m¨¢s.
El SILENCIO DE OTROS
Direcci¨®n: Almudena Carracedo y Robert Bahar.
G¨¦nero: documental. Espa?a, 2018.
Duraci¨®n: 96 minutos.
Yo, al vivir en Espa?a y poseer m¨²ltiple informaci¨®n sobre las injusticias, las salvajadas y los impunes delitos de los que habla este testimonio, me siento menos impresionado que el p¨²blico berlin¨¦s, pero celebro mucho que tantas e intolerables v¨ªctimas narren delante de una c¨¢mara sus muy humanas reivindicaciones, dejen testimonio de un sufrimiento alargado, hablen de los torturadores que les masacraron y que intolerablemente siguen disfrutando del esplendor en la hierba, vomiten sobre amnist¨ªas inadmisibles, tengan el sue?o cada vez m¨¢s cercano de que los culpables de sus males se sienten alguna vez ante un tribunal de justicia. Y est¨¢n bien ensambladas, no chirr¨ªan, las tres historias sobre la duradera infamia que ha padecido gente que exige reparaci¨®n moral.
Almudena Carracedo y Robert Bahar, creadores de El silencio de otros, entrevistan a mujeres y hombres a los que se les neg¨® conocer el paradero de sus asesinados difuntos, que quieren encontrar sus huesos y darles sepultura. Me parece escandaloso que les hayan negado eso durante tantos a?os. Lo dice alguien que si puede nunca acude a los cementerios, que le da igual lo que hagan con su cuerpo cuando la palme, que solo guarda luto en su memoria sobre los seres amados que se fueron. Los vencedores de la Guerra Civil y sus democr¨¢ticos descendientes les negaron ese derecho elemental. Y hubo incontables matanzas al final de esa guerra. Tambi¨¦n al comienzo. Por una y otra parte. Leer a Chaves Nogales en los colegios ser¨ªa m¨¢s ¨²til y estremecedor que tantos libros de historia. Si en el arranque de ese espanto se cometieron m¨²ltiples barbaridades sobre los futuros ganadores, al final la venganza de estos las multiplic¨®. Y nadie pidi¨® perd¨®n jam¨¢s. La Transici¨®n se encarg¨® de amnistiar a todo cristo.
Los anteriores testimonios se suman al de mujeres a la intemperie a las que quitaron a sus criaturas reci¨¦n nacidas, asegur¨¢ndoles que estas hab¨ªan muerto. M¨¦dicos y monjitas hicieron negocio con ellas, vendi¨¦ndoselas a la que imagino como gente de orden y pudiente, militantes en los valores eternos, fervientes en su amor a Dios y a Espa?a. Y adem¨¢s de estros retratos que inspiran indignaci¨®n y piedad, aparecen antiguas v¨ªctimas del franquismo, hombres y mujeres que dieron la bronca pidiendo libertad y democracia en aquella Espa?a dictatorial y siniestra y que fueron torturados largamente por polic¨ªas que siguen acumulando condecoraciones y sueldos cuarenta y tantos a?os despu¨¦s de sus imperdonables crueldades. Y ah¨ª me conmociona especialmente el relato de una v¨ªctima que ha descubierto que su antiguo y conspicuo torturador vive en su misma calle. Cuenta que se ensa?aron con sus indefensos genitales y que si no se desmoron¨® absolutamente fue debido a su rabia y no a sus creencias ideol¨®gicas, que se repet¨ªa a s¨ª mismo en medio del insoportable dolor: ¡°Soy un ser humano¡±. Tambi¨¦n su miedo y su convicci¨®n de que ese machaqueo genital le impedir¨ªa volver a joder. Cuenta que ten¨ªa 22 a?os y acababa de descubrir ese placer. Y confesi¨®n tan imp¨²dica y comprensible logra que se me escape una l¨¢grima.
Babelia
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