La creatividad plomiza
Como ya le ocurr¨ªa a la primera pel¨ªcula de la serie (se) agota pronto. Al menos como relato compacto, llevado con insustancial artesan¨ªa por David Yates
Nacida a partir de la tradici¨®n de la literatura cl¨¢sica brit¨¢nica de fantas¨ªa, con sus jergas, terminolog¨ªas y universos propios, perpendiculares al convencionalismo, en la l¨ªnea tanto de Jonathan Swift y Lewis Carroll como de J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis, la novela Animales fant¨¢sticos y d¨®nde encontrarlos fue sirviendo tambi¨¦n como sustento un tanto m¨¢s adulto para las primeras generaciones de lectores de Harry Potter, que iban creciendo y dejando atr¨¢s a su incipiente ni?o lector para ir abrazando una nueva etapa de literatura juvenil protagonizada por personajes m¨¢s maduros. J. K. Rowling fund¨ªa as¨ª su creatividad a machamartillo, y esa expansi¨®n del firmamento Harry Potter del que sal¨ªa la novela, con una innegable capacidad para la mercadotecnia y el retroalimento comercial.
ANIMALES FANT?STICOS. LOS CR?MENES DE GRINDELWALD
Direcci¨®n: David Yates.
Int¨¦rpretes: Eddie Redmayne, Johnny Depp, Katherine Waterston, Zo? Kravitz.
G¨¦nero: fantas¨ªa. Reino Unido, 2018.
Duraci¨®n: 134 minutos.
Unas caracter¨ªsticas literarias que, del mismo modo e incluso ensanchadas, se est¨¢n trasladando al cine con la nueva saga de magos y hechiceros, de la que Animales fant¨¢sticos. Los cr¨ªmenes de Grindelwald supone la segunda entrega de lo que ser¨¢ una pentalog¨ªa, tras la imaginativa pero bastante plomiza Animales fant¨¢sticos y d¨®nde encontrarlos (David Yates, 2016). Pel¨ªculas realizadas a la medida de sus fans, con sus gui?os entre relatos de una y otra saga, sus mensajes en clave, como la relaci¨®n sentimental entre los personajes de Newt Scamander y Tina Goldstein, y hasta sus elucubraciones sociales, casi externas a las propias historias, caso de la (presunta) homosexualidad de Dumbledore.
La nueva entrega arranca con una secuencia espectacular, la huida del villano Grindelwald en una carreta fantasma que los m¨¢s cin¨¦filos emparentar¨¢n con la soberbia pel¨ªcula hom¨®nima de Victor Sj?str?m, de 1921, demostrativa una vez m¨¢s del fabuloso virtuosismo que han alcanzado los efectos digitales. Algo que se confirma a lo largo de toda la pel¨ªcula, con unas espl¨¦ndidas recreaciones de Londres y Par¨ªs, pero que reluce especialmente en estos minutos iniciales y, sobre todo, en la creatividad y fluidez de movimientos en cada aparici¨®n de los animales fant¨¢sticos del t¨ªtulo.
Sin embargo, y como ya le ocurr¨ªa a la primera pel¨ªcula de la serie, Los cr¨ªmenes de Grindelwald (se) agota pronto. Al menos como relato compacto, llevado con insustancial artesan¨ªa por David Yates. Y ah¨ª quiz¨¢ tenga mucho que ver el empe?o de Rowling por convertirse en guionista de sus propias adaptaciones, lo que no hab¨ªa hecho en ninguna de las producciones de Harry Potter, porque sus dos libretos adolecen de un car¨¢cter unitario, sin una clara exposici¨®n de motivaciones en los personajes, ni un planteamiento, nudo y desenlace fluidos, a pesar de una inventiva explosiva que, eso s¨ª, solo va apareciendo de un modo epis¨®dico y a cuentagotas.
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