Familia malograda
En 'Los ca¨ªdos', el cubano Carlos Manuel ?lvarez evita el dudoso determinismo de ¡°explicar la desgracia¡± por desavenencias con el r¨¦gimen castrista
Tras las cr¨®nicas de La tribu (Sexto Piso, 2017), dram¨¢ticos retratos de cubanos escritos con una prosa hospitalaria que sugiere, seg¨²n Mart¨ªn Caparr¨®s, un ¡°estado de perplejidad indispensable¡±, la incursi¨®n en la novela del cubano Carlos Manuel ?lvarez (Matanzas, 1989) se dir¨ªa inevitable. Los ca¨ªdos es un precipitado de introspecci¨®n, emancipado de La tribu con cierta ansiedad, que indaga en aspectos que con la cr¨®nica, a pesar de su aprobaci¨®n moral, o debido a su patetismo, no pod¨ªa abordar. De ah¨ª, tal vez, la elecci¨®n de una estructura que acoge los mon¨®logos de los miembros de una familia (hijo, madre, padre, hija, en cinco tramos progresivos siempre en este orden), a manera de autorretratos que confiesan la disgregaci¨®n de esa c¨¦lula que se proclama ben¨¦fica, refugio o alivio del desarreglo exterior, y que aqu¨ª no es consecuencia del deterioro social, sino origen del declive o, como dice el padre, del ¡°fastidio¡±. Decadencia sin que antes hubiera ning¨²n esplendor. Pues aunque el lector va entrando en los decursos de la memoria que los emplaza en la intrascendencia, en las l¨ªneas iniciales ya se avisa de que algo se pudre ¡°toda la vida¡±. De modo que asistimos a la inoperancia de un modelo mal compactado que, siendo reflejo de la sociedad, ella misma es la raz¨®n de su calamidad.
Carlos Manuel ?lvarez ha evitado el dudoso determinismo, al que se somete la narrativa cr¨ªtica con la pol¨ªtica castrista, de ¡°explicar la desgracia¡± por desavenencias con el r¨¦gimen. Los cuatro personajes participan, con distinto provecho, de sus retribuciones y anomal¨ªas, pero en especial de lo que el padre, honesto servidor p¨²blico (dirige un hotel para turistas) califica de ¡°arte de la escasez¡±, que no es la lecci¨®n ¨¦tica que desear¨ªa transmitir, pero ¨¦l apenas podr¨ªa legarles otra cosa.
La convenci¨®n sobre la familia propone recelos, silencios, falsas presunciones y un desconocimiento mutuo que convierte a sus miembros en adversarios de una guerra que no se declara. Ah¨ª el autor, por decirlo as¨ª, se lo ha puesto f¨¢cil, pues esa zona de conflictos se narra sola, simplemente por las brechas entre unos y otros. La elecci¨®n de la voz interior ya es una garant¨ªa de comunicaci¨®n fracasada, y sin cohesi¨®n, o alguna alianza, el pacto de silencio tampoco resuelve nada. No obstante, estas son las premisas; pero nada mejor para mostrar la contradicci¨®n de acci¨®n y expectativa, o entre la estabilidad y el rendimiento que se presume de la sociedad que acoge a la familia, de la que ella es sustento. Lo m¨¢s interesante, sin embargo, es que la novela avanza no proponiendo una informaci¨®n m¨¢s veraz, sino mayor ambig¨¹edad, difuminando la memoria de los personajes, como si se vaciaran con la fantas¨ªa de sus acciones.
Se trata, pues, de personajes que no pueden reclamar para s¨ª otra cosa que abnegaci¨®n. El hijo se opone al r¨¦gimen sin convicci¨®n; para la madre enferma, ¡°el sufrimiento es la paz¡±; el padre es un hombre disminuido; la hija se alivia con las rutinas del hogar. Los ca¨ªdos es un tremedal de tristeza removido por una vocaci¨®n de justicia imposible.
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Autor: Carlos Manuel ?lvarez.
Editorial: Sexto Piso (2018).
Formato: tapa blanda (136 p¨¢ginas).
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