¡°El apache Ger¨®nimo fue uno de los primeros mexicanos¡±
El escritor mexicano presenta en la FIL 'Ahora me rindo y eso es todo', una novela sobre la violenta historia de Norteam¨¦rica en el siglo XIX
La ¨²ltima novela de ?lvaro Enrigue (Guadalajara, 1969) es un mapa repleto de enemigos. Ladrones contra militares. Ind¨ªgenas contra colonos y rancheros criollos. M¨¦xico contra EE UU y contra Espa?a. Coyoteros contra gile?os, navajos y mimbre?os. Comanches, rar¨¢muris, yaquis contra apaches. En realidad, todos contra los apaches.
Se titula Ahora me rindo y eso es todo, las palabras de claudicaci¨®n del legendario Ger¨®nimo en 1886.
A partir de la figura del gran cham¨¢n de la guerra, genio estrat¨¦gico de tres jefes apaches, Enrigue saca la navaja de rasurar datos hist¨®ricos y pone a girar por las m¨¢s de 400 p¨¢ginas del texto un pu?ado de narraciones sat¨¦lite: decenas de personajes ¨Cde Pancho Villa al presidente estadounidense Glover Cleveland¨C que se le cruzaron en sus 90 a?os de vida; el rapto de una mujer chihuahuense por el padrastro del guerrero, Mangas Coloradas; su persecuci¨®n por un general mexicano al frente de un ej¨¦rcito de monjas y bailarines; o la meticulosa investigaci¨®n del propio autor, insertado en el relato junto a su familia a modo de road trip por las llanuras rocosas de la antigua Apacher¨ªa.
Pregunta. ?Por qu¨¦ eligi¨® la rendici¨®n de Ger¨®nimo como eje de su novela?
Respuesta. La guerra apache es un momento fundacional para la modernidad en Norteam¨¦rica. Ger¨®nimo en t¨¦rminos culturales no nos pertenece, pero es un hecho que es uno de los primeros mexicanos. Naci¨® en Nuevo M¨¦xico cuando aun era territorio mexicano. Si hubiese pedido un pasaporte se lo tendr¨ªan que haber dado. No lo hubiese hecho nunca porque lo que m¨¢s odiaba era a los mexicanos: vivi¨® la mayor parte de su vida en guerra con la Rep¨²blica. Pero era mexicano, un hispanohablante, aunque su primera lengua fuera el atabascano.
P. La famosa frase final la dijo en espa?ol.
R. Sus memorias est¨¢n dictadas en espa?ol y la frase tambi¨¦n porque en las conversaciones con los generales gringos lo que todos hablaban era espa?ol. Estaban en una zona que 15 a?os antes a¨²n era M¨¦xico. La lengua de uso era espa?ol.
P. El libro es tambi¨¦n una impugnaci¨®n del relato mitol¨®gico del w¨¦stern como conquista de la ley sobre la naturaleza salvaje.
R. Uno de mis intereses era cuestionar la idea de un territorio, un color de piel y una religi¨®n en un mundo infinitamente diverso. En los westerns parecer¨ªa que los EE UU estaban llegando a un territorio vac¨ªo, virgen. Y no, estaban llegando a un lugar con leyes, religiones, templos y un gobierno funcional. Lo que suced¨ªa es que el gobierno mexicano no pod¨ªa controlar los territorios del norte y perdi¨® la guerra.
P. ?C¨®mo ha esquivado la tentaci¨®n de representar a los apaches como buenos salvajes?
R. Los apaches no eran buenas personas y menos los chiricauas (la ¨²ltima naci¨®n de naciones). El asunto no es contar la historia de unos buenos salvajes, justo lo contrario: hay una semilla de violencia que llega hasta el mundo contempor¨¢neo. Que el hijo mayor de Ger¨®nimo se llamara Chapo o el gu¨ªa apache del ej¨¦rcito se llamara coyote es muy significativo. Creo que hay una serie de maneras de hacer que se reproducen en el tiempo y que tenemos que trabajar c¨®mo eliminarlas.
Profesor de literatura del siglo XVII en Nueva York desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, la inmersi¨®n hist¨®rica es una constante en sus ¨²ltimas novelas. En Muerte S¨²bita (premio Herralde 2013) el punto de partida es un hipot¨¦tico partido de tenis en Roma entre Caravaggio y Quevedo que desata un acorde¨®n de tramas, desde el pelo de Ana Bolena a la vida ¨ªntima de Hern¨¢n Cort¨¦s.
P. ?C¨®mo trabaja el material hist¨®rico en sus novelas?
R. Mis obras son una novela y el archivo que las sostiene. En Muerte s¨²bita aparecen las propias hojas y aqu¨ª el narrador funciona de archivo. Los dem¨¢s relatos se explican en base a ese relato. Es la informaci¨®n que vas necesitando para leer el resto. Yo trabajo con el mismo material que los historiadores pero tengo licencia para producir una tesis. Un novelista puede poner en la mesa temas que no est¨¢n en discusi¨®n en el mundo de la historiograf¨ªa. Puede volar teor¨ªas siempre y cuando est¨¦n en clave narrativa. Ahora, me resisto a la idea de que son novelas hist¨®ricas porque donde esta novela encuentra significado no es en la sucesi¨®n lineal sino en la superposici¨®n de historias.
P. ?Y qu¨¦ significado aporta la inserci¨®n del autor en la narraci¨®n?
R. Concibo mis novelas como una f¨®rmula y, en este caso, necesitaba dentro de la novela alguien que estuviera investigando y comentando la historia de los tres jefes apaches con los que convivi¨® Ger¨®nimo. Creo que hay una cortes¨ªa fundamental del novelista en contarle la historia completa al lector. Por otro lado, una novela es tambi¨¦n un juego. Me parece divertido que los personajes se llamen como mis hijos y mi mujer de entonces; y creo adem¨¢s que puede tocar las fibras emocionales de lector. Pero, obviamente, todo es ficci¨®n.
P. En ese juego de identidades el autor/narrador llega a decir que se siente como un apache
R. Son esas licencias. Jam¨¢s me atrever¨ªa a sentirme como un apache. Pero se va poniendo un mantel que permite generar la textura emocional de nostalgia por el continente ido, que tal vez sea el tema m¨¢s recurrente del libro. ?Qu¨¦ le hicimos a Am¨¦rica? ?Por qu¨¦ vivimos en un continente que ni siquiera sabemos c¨®mo se llama, que tiene el apellido de un pinche italiano? ?Por qu¨¦ no tenemos memoria? ?Qu¨¦ hubiera sido ese mundo si el proceso de ocupaci¨®n europea no hubiera sido tan avasallador?
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