Ignacio Aldecoa, un cl¨¢sico en permanente reivindicaci¨®n
La huella del escritor vitoriano, del que se reeditan sus ¡®Cuentos completos¡¯, se mantiene en la literatura espa?ola
¡°Un gran escritor, como es el caso que nos ocupa, nunca es suficientemente le¨ªdo, ni conocido. Pero Espa?a es un pa¨ªs cuyos escritores suelen extasiarse ante median¨ªas de otras latitudes, porque quiz¨¢ les parezca poco moderno reconocer el valor de la cultura de su propio pa¨ªs, de su lengua¡±. Esta queja del profesor de Literatura Espa?ola en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Fernando Valls se refiere a Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925 - Madrid, 1969), uno de los grandes referentes de la Generaci¨®n del 50, maestro del relato realista que plasm¨® en novelas, pero, sobre todo, en unos textos cortos que siempre prefiri¨® llamar relatos.
Valls, preguntado ahora que Alfaguara ha reeditado sus Cuentos Completos, sostiene su reproche ¡ªaunque ¡°forma parte ya de nuestra mejor tradici¨®n literaria, no parece que a los j¨®venes narradores espa?oles les haya llamado demasiado la atenci¨®n¡±¡ª, por ejemplo, en la encuesta que acompa?¨® a la antolog¨ªa del cuento actual de Andr¨¦s Neuman, publicada en 2010; en ella, solo mencionaron a Aldecoa tres de 42 autores consultados. Admite el especialista, no obstante, ¡°notables excepciones¡± de todas las edades, de autores que s¨ª han mostrado su aprecio por Aldecoa, entre otros: Jos¨¦ Mar¨ªa Merino (La Coru?a, 1941), Luis Mateo D¨ªez (Villablino, Le¨®n, 1942), Manuel Longares (Madrid, 1943), Julia Otxoa (San Sebasti¨¢n, 1953), Fernando Aramburu (San Sebasti¨¢n, 1959), Iban Zaldua (San Sebasti¨¢n, 1966) y Elvira Navarro (Huelva, 1978).
De hecho, su huella puede seguir rastre¨¢ndose hasta los ultim¨ªsimos autores: ¡°Ignacio Aldecoa es, para m¨ª, una de las voces m¨¢s personales de los a?os 50 y casi sin lugar a dudas la m¨¢s valiente¡±, aporta Enrique Llamas (Zamora, 1989) que ha publicado este a?o su primera novela: Los Ca¨ªn?(ADN). ¡°Aldecoa es todo un maestro en narrativa porque nos ense?a c¨®mo la trama puede ser absolutamente prescindible. La cotidianidad y la mera observaci¨®n son en ¨¦l hilos conductores que guardan como oro en pa?o el secreto de la literatura, que no es otra cosa que dar m¨¢s valor a aquello que se calla que a lo que se cuenta. Desgraciadamente, no es tenido tan en cuenta como otros compa?eros de su generaci¨®n por su apariencia cr¨ªptica, y sin duda por su temprana muerte¡±, a?ade.
Sin embargo, otros autores como Mercedes Cebri¨¢n (Madrid, 1971), una figura destacada del g¨¦nero del cuento en los ¨²ltimos a?os, reconoce que apenas le ha le¨ªdo. Sara Mesa (Madrid, 1976) explica que lo ley¨® en su d¨ªa, junto a Ayala, Matute, Fern¨¢ndez Santos o Max Aub, ¡°en esas ediciones de Austral que hab¨ªa en muchas casas¡± y que de ¨¦l guarda ¡°buen recuerdo, pero tambi¨¦n borroso¡±. ¡°Si influy¨® de alguna manera en mis libros, no puedo saberlo; creo que no, pero en general no soy capaz de ver cu¨¢les son los autores que me influyen m¨¢s directamente¡±, concluye.
Lo cierto es que siempre ha estado ah¨ª, aunque probablemente sin alcanzar la categor¨ªa de referente ineludible que muchos creen que merece. La profesora del Departamento de Literatura Espa?ola de la Saint Louis University ?ngeles Encinar ¡ªque en 2011 edit¨® junto a la profesora de la Aut¨®noma de Madrid Carmen Valc¨¢rcel la obra colectiva Ignacio Aldecoa: maestro del cuento¡ª?insiste en la profunda huella del autor. ¡°Y s¨ª, puedo ver la impronta del escritor vasco en algunos narradores que optan por un enfoque deformado, esperp¨¦ntico, con gran iron¨ªa y sarcasmo, como el que dominaba en el libro de 1965 Los p¨¢jaros de Baden-Baden. Pero, adem¨¢s, Aldecoa fue un gran innovador. En el siglo XXI, que tanto se habla de microrrelato, debemos mencionar Neutral Corner, de 1962, un libro que combina textos e im¨¢genes (del fot¨®grafo Ram¨®n Masats) donde predomina la fragmentaci¨®n y la sugerencia, y que es un magn¨ªfico ejemplo de hibridez gen¨¦rica¡±.
¡°Ignacio Aldecoa crey¨® en el cuento cuando apenas nadie confiaba en el g¨¦nero en nuestro pa¨ªs, e intent¨® darlo en una prosa elaborada, mucho m¨¢s cuidada de la que circulaba en las obra narrativas de aquellos a?os, proporcion¨¢ndonos una visi¨®n cr¨ªtica de la realidad mucho m¨¢s sutil que la que emplearon los llamados narradores del realismo social, y por todo ello ha perdurado m¨¢s¡±, aporta el profesor Valls antes de mencionar a sus principales referentes: ¡°Los americanos de la llamada generaci¨®n perdida, los narradores italianos de posguerra, con Pavese a la cabeza, y el cine neorrealista¡±.
Pero, para rastrear su huella en cuentistas actuales habr¨ªa ¡°que atender a algo m¨¢s que el estilo y los modos, pues el vitoriano fue bastante m¨¢s que un ¡®neorrealista¡¯ en aquella Espa?a gris del medio siglo¡±, opina el escritor Sergi Bellver (Barcelona, 1971), que encuentra, en todo caso, su rastro en ?scar Esquivias o Pablo Andr¨¦s Escapa. ¡°Aldecoa fue tambi¨¦n, por ejemplo, un viajero abierto al mundo y fascinado por el mar, Nueva York o las Islas Canarias, un paisaje m¨ªtico al que dedic¨® su Cuaderno de Godo. ?No har¨¢ mejor heredero a un escritor de otro el hecho de compartir cierta visi¨®n del mundo? Por suerte, es un placer regresar a su literatura porque, como la de todos los grandes, soporta nuevas lecturas a trav¨¦s del tiempo y, con su vitalismo y su sensibilidad, Aldecoa nos sigue hablando de lo universal desde lo particular¡±, explica Bellver.
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