El misterio de la momia encerrada en un buda
Dos pueblos chinos no consiguen que la justicia holandesa les devuelva una escultura que contiene el cuerpo momificado de un monje de hace mil a?os
Zhang Qisan fue un monje budista chino que muri¨® entre 1022 y 1155 (su biograf¨ªa es un tanto confusa), y era venerado en Yangchun y en Dong Pu, poblaciones situadas en la provincia de Fujian, al sureste del pa¨ªs. Su momia permaneci¨® oculta durante un milenio en el interior de una escultura sedente: un buda que sonr¨ªe ba?ado en oro. Desaparecido durante d¨¦cadas, los lugare?os creyeron haber perdido para siempre al patriarca local. Hasta que, en 2013, hicieron una tomograf¨ªa computerizada a una figura similar que inclu¨ªa un cuerpo momificado cuyo due?o legal era el coleccionista holand¨¦s Oscar van Overeem. Euf¨®ricos, los fieles pidieron su devoluci¨®n. Sendos comit¨¦s de vecinos chinos interpusieron una demanda ante los tribunales de ?msterdam. Este mi¨¦rcoles la han perdido porque, como grupo, no tienen personalidad jur¨ªdica y el caso es inadmisible.
Cuando lo separaron de su base, se encontraron rollos de tela con caracteres chinos. En el interior, hab¨ªa un var¨®n perfectamente momificado
Las fotos del buda momificado, de 1,2 metros de alto, acostado en la camilla de un esc¨¢ner del Centro M¨¦dico Meander, en la provincia de Utrecht, dieron la vuelta al mundo. Los habitantes de Yangchun las vieron en 2014 y dijeron reconocer de inmediato al monje perdido. ¡°Cuando lo separaron de su base, se encontraron rollos de tela con caracteres chinos. En el interior, hab¨ªa un var¨®n perfectamente momificado y se presume que se prepar¨® para su automomificaci¨®n. Un ascetismo extremo que incluye una dieta estricta para deshacerse de la grasa corporal y un t¨¦ venenoso que provoca v¨®mitos y evita que los gusanos corrompan luego el cuerpo. Si sal¨ªa bien, tras la muerte era llevado a un templo como un buda¡±, explic¨® entonces Vincent van Vilsteren, conservador de Arqueolog¨ªa del museo holand¨¦s de Drenthe, donde hab¨ªa estado expuesta la imagen.
Seg¨²n la p¨¢gina de web del Instituto de Arqueolog¨ªa de la Academia China de Ciencias Sociales, el monje en cuesti¨®n ¡°se llamaba Zhang Qisan y era un m¨¦dico reverenciado por sus pacientes y convecinos, a los que ayud¨® a superar epidemias¡±. Sobre la imagen misma se esculpieron dos capas de ropa: ¡°primero un lienzo, y encima un traje con flores y dragones, s¨ªmbolos los segundos de longevidad y poder¡±. Un cintur¨®n negro cuelga de su hombro izquierdo, y detr¨¢s hay una inscripci¨®n donde puede leerse la palabra Buda. En posici¨®n de loto, sentado con las piernas cruzadas, su rostro esboza una sonrisa.
Van Overeem, que en 1996 pag¨® 40.000 euros por la figura en Hong Kong, sostiene que no es la misma que reclaman los demandantes chinos, pero pens¨® en colaborar en su devoluci¨®n. Con el tiempo empez¨® a tener dudas. ¡°Me dijeron que la estatua desparecida ten¨ªa un agujero en la mano izquierda, entre los dedos ¨ªndice y pulgar. Tan grande que cab¨ªa otro dedo dentro. El cuello, por otra parte, deb¨ªa estar roto, y no era as¨ª en la que yo compr¨¦¡±, asegur¨® a los jueces el pasado octubre, durante las audiencias previas. Jan Holtius, letrado de los demandantes chinos, replic¨® que el due?o se negaba a que una investigaci¨®n independiente corroborara sus afirmaciones.
El choque no benefici¨® a sus clientes, porque para entonces Van Overeem ya no ten¨ªa el buda. La publicidad generada por el caso le molestaba, y en 2015 lo cedi¨® ¡°sin papeleo, a un hombre de negocios chino que solo me dio su nombre en ingl¨¦s, el que se ponen para facilitar la pronunciaci¨®n¡±. ¡°?l quer¨ªa devolverla a China, pero no dir¨¦ su nombre¡±, asegur¨® al tribunal. A pesar del rev¨¦s, no todo est¨¢ perdido para los comit¨¦s chinos, que a¨²n pueden apelar la decisi¨®n del tribunal. Tampoco se descarta,?seg¨²n se especulaba en los juzgados de ?msterdam, que el nuevo propietario ¡°negocie con una familia de Taiw¨¢n la devoluci¨®n de la figura al pueblo que la reclama¡±.
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