El taller de Mir¨® comparte sus secretos
Los dos estudios del pintor en Mallorca abren ma?ana al p¨²blico despu¨¦s de una rehabilitaci¨®n que ha vuelto a colocar cada objeto e incluso las gotas de pintura ah¨ª donde el artista los dej¨®
¡°Quiero que todo quede como est¨¦ despu¨¦s de m¨ª en el momento en que yo desaparezca¡±. Las palabras de Mir¨® (Barcelona, 1893-Palma, 1983) resuenan, ahora con la voz de su nieto, Joan Punyet Mir¨®, en el audiovisual que prepara al visitante que quiera descubrir el taller mallorqu¨ªn del artista, dise?ado por el arquitecto Josep Llu¨ªs Sert en 1956, y que ma?ana se presenta, remozado y reconstruido al mil¨ªmetro, tal como lo dej¨® el artista al morir. ¡°No puedo trabajar seriamente sin haber creado previamente un ambiente propicio para hacerlo¡±, dec¨ªa Mir¨®, y ese ambiente es el que ha repuesto un equipo dirigido por Patricia Juncosa, quien, tras su estancia en Boston y en el MoMA de Nueva York, es la jefa del departamento de colecciones de la fundaci¨®n del pintor, adem¨¢s de recopiladora de la correspondencia Sert-Mir¨®.
La oportunidad de respirar la misma atm¨®sfera del creador barcelon¨¦s y ser testigos de sus procesos de trabajo se cumple en pocas ocasiones en los casos de artistas de talla universal. En 1998 fue trasladado el ca¨®tico estudio de Francis Bacon del Soho londinense a Dubl¨ªn. Cada hoja de la monstruosa monta?a de papeles y desperdicios fue colocada exactamente en la misma ubicaci¨®n original. Igual se ha hecho en el taller Sert: cada gota de pintura, cada recorte de diario colgado con chinchetas en las paredes, cada objeto, cada lienzo inacabado, cada fotograf¨ªa y cada pincel han vuelto a ser instalados en su lugar, como si se hubiera congelado el tiempo. Pero a diferencia del de Bacon, el taller Sert mantiene su ¨ªntima relaci¨®n con el universo mironiano.
La magia
El sol, el mar, el silencio, el cielo azul que tanto inspiraron al artista reciben al visitante antes de penetrar en los secretos que guarda ¡°la cueva¡±, como llamaba Mir¨® a su estudio, porque all¨ª conjuraba todos sus saberes para crear la magia de sus obras. ¡°El taller reci¨¦n reconstruido de Giacometti en Par¨ªs tiene el contenido original, pero no est¨¢ en el mismo lugar. Por el contrario, el de Le Corbusier se encuentra en el mismo edificio, pero no tiene el contenido original¡±, dice Juncosa. ¡°Lo mismo sucede con los estudios de Munch en Oslo o con la reproducci¨®n del despacho de G¨®mez de la Serna en Madrid¡±, a?ade Francesc Copado, director de la Fundaci¨® Mir¨® Mallorca, para subrayar la excepcionalidad de contar con los dos estudios de Mir¨®, el de Mallorca y el Mas de Mont-roig del Camp, reconstruidos y abiertos al p¨²blico.
Copado dice que la iniciativa surgi¨® cuando los t¨¦cnicos advirtieron la necesidad de reparar diversas patolog¨ªas que sufr¨ªa el edificio, originadas por la humedad y por los problemas causados al tapar Mir¨® los lucernarios que Sert hab¨ªa dise?ado para que, adem¨¢s de luz natural, captara las corrientes del aire, una idea inspirada en las edificaciones de climas tropicales. Mir¨® ¡ªdice Patricia Juncosa¡ª los hizo cerrar, porque, ya anciano, ten¨ªa fr¨ªo y, as¨ª, quebr¨® el comportamiento del edificio.
Mapeo e inventariado
Lo que era un problema se convirti¨® en una oportunidad. Se aprovech¨® el vaciado del edificio para realizar un exhaustivo mapeo e inventariado de las manchas de pintura del pavimento, lo que permiti¨® tener una visi¨®n global del taller y reconstruir c¨®mo Mir¨® se mov¨ªa por el espacio y c¨®mo lo utiliz¨®, adem¨¢s de identificar las manchas de pintura y asociarlas a obras concretas. El Departamento de Colecciones ubic¨®, gracias a filmaciones y fotograf¨ªas de la ¨¦poca, todos los objetos, que, seg¨²n el inventario, suman casi 4.000 piezas. De esta forma, se ha podido reconstruir fielmente, sin concesiones al artificio, el espacio original de los setenta, la ¨¦poca de m¨¢xima ebullici¨®n de Mir¨®, y acometer su relectura. La diferencia es que, para preservar las obras originales, los 65 lienzos expuestos son reproducciones exactas, ejecutadas con el consentimiento y la supervisi¨®n de Successi¨® Mir¨® (la entidad fundada por sus herederos que administra sus creaciones), debidamente seleccionadas, identificadas y destruidas las pruebas. ¡°Esta intervenci¨®n ¡ªaseguran los t¨¦cnicos¡ª permite adem¨¢s mostrar las pinturas sin marco y sin vidrio, como obras en curso, apilarlas, apoyarlas en la barandilla, e incluso ponerlas en el suelo, tal como las ten¨ªa Joan Mir¨® durante los a?os en que trabaj¨® en el taller¡±.
La met¨®dica reconstrucci¨®n es una novedad de gran importancia para que los investigadores puedan profundizar en el estudio de las fuentes iconogr¨¢ficas de Mir¨®. ¡°La disposici¨®n anterior no funcionaba¡±, afirma Juncosa. Se hab¨ªa ocupado todo el espacio, de manera que se hurtaba el paseo entre sus obras, un m¨¦todo esencial en el proceso de trabajo de Mir¨®. Se hab¨ªan introducido tambi¨¦n objetos de otros lugares y, por el contrario, faltaban piezas, trasladadas al taller vecino de Son Boter. ¡°Para un artista que daba tanta importancia a la reflexi¨®n sobre el equilibrio, lo vac¨ªo y lo lleno, recuperar este elemento era urgente, as¨ª como haber podido dibujar, gracias al mapeado de las gotas de pintura, los movimientos que hac¨ªa en el taller¡±, dice la conservadora de la fundaci¨®n.
La realizaci¨®n del inventario ha permitido descubrir que hay varios objetos duplicados en los talleres de Mont-roig y de Palma de Mallorca, y que dan cuenta de sus fijaciones: un retrato de Pablo Picasso, otro de Joan Prats, un sol de palma, una calabaza, un pez globo, un balanc¨ªn, varias postales.
Cuando Sert acab¨® las obras del estudio mallorqu¨ªn en 1956, Mir¨® qued¨® paralizado y estuvo tres a?os sin pintar al ¨®leo. El motivo no fue solo su dedicaci¨®n a la obra gr¨¢fica y a los murales de cer¨¢mica, sino sobre todo la extra?eza de sentirse en un espacio deshabitado, sin referencias. Para paliarlo, se dedic¨® a crear su propia pinacoteca, recogiendo objetos encontrados en la playa, en el campo o en las calles: esqueletos de caracolas, ranas, ratas o murci¨¦lagos; piedras; alambres; instrumentos de laboreo¡ ¡°Pronto creer¨¢n que es un vagabundo¡±, se alarmaba su mujer, Pilar Juncosa.
Ah¨ª, en el taller Sert, el visitante podr¨¢ visualizar la peculiar pinacoteca mironiana, a la que ¨¦l daba m¨¢s relieve que a los cuadros del Prado. Las piedras de las monta?as de Cornudella de su infancia, la paleta de porcelana que le regal¨® su madre cuando era ni?o o el viejo banco de trabajo de su abuelo ebanista con fotos de artistas de ¨¦poca pegadas a su gastada madera y que podr¨ªa pasar por un collage de Rauschenberg¡
Recortes
Hay dos m¨¢scaras y dos tejidos estampados de Ocean¨ªa, una cultura muy querida por Breton y por el primer marchante franc¨¦s de Mir¨®, Jacques Viot. Una de las m¨¢scaras es la que prest¨® para el n¨²mero especial de la revista D¡¯Ac¨ª d¡¯All¨¤ de 1934 y que sirvi¨® para divulgar de forma did¨¢ctica al p¨²blico catal¨¢n el arte de vanguardia, y que fue fundamental despu¨¦s para que T¨¤pies, en el p¨¢ramo cultural de la posguerra espa?ola, accediera al arte innovador. Sobre una mesa, se ve un ejemplar del libro Picasso: ?uvres re?ues en paiement des droits de succession, que Mir¨® anot¨® cuidadosamente. En las paredes, detalles que se repiten, recortes con formas circulares, la obsesi¨®n por el ojo, la espiral, reproducciones de pinturas rom¨¢nicas (una de ellas, del Apocalipsis), fotos de astros, una postal con otro de sus elementos recurrentes, el hombre que alza sobre sus hombros un ni?o (San Crist¨®bal) o una muchacha¡ Entre los recortes de prensa, varios aluden a Duchamp o a la necesidad del arte infantil. Y entre las decenas de objetos, juguetes, sus queridos siurells baleares, figuritas de barro de artesan¨ªa popular, mallorquinas o de otras culturas; mariposas disecadas, anuncios en los que aparecen distintos insectos o piezas de quincaller¨ªa, recuerdos de sus viajes a Jap¨®n¡
Copado dice que la segunda fase de los trabajos consistir¨¢ en reconstruir el taller de Son Boter y, antes, en acometer la reparaci¨®n de las cubiertas del edificio de la fundaci¨®n, seriamente da?adas por las humedades ocasionadas por la capa de agua que Rafael Moneo dise?¨®. El proyecto ya cuenta con la aprobaci¨®n del arquitecto y del Ayuntamiento de Palma. Las obras, previstas para finales del 2019, obligar¨¢n al cierre de los espacios expositivos al menos durante tres meses, lo que se aprovechar¨¢ para mostrar los lienzos durante este per¨ªodo en un museo de Canad¨¢.
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