Urbanismo para seguir siendo Europa
La Fundaci¨®n Feltrinelli de Herzog & de Meuron, los rascacielos de Hadid y Boeri, y la Fundaci¨®n Prada de OMA definen en Mil¨¢n crecimientos urbanos contrapuestos
La decimon¨®nica Mil¨¢n extiende su centro hacia el norte y hacia el sur con estrategias casi opuestas. De un lado, hace una d¨¦cada que la reuni¨®n de rascacielos singulares que es Porta Nuova comenz¨® a densificar la ciudad. Tras la Torre de Kohn, Pedersen and Fox se levant¨® la m¨¢s alta ¡ªUnicredit, de Cesar Pelli¡ª y el extravante Bosco Verticale, de Stefano Boeri. La ¨²ltima en llegar ha sido la retorcida Torre Generali, de la desaparecida Zaha Hadid. A los pies de esos colosos, los espacios p¨²blicos o los firman mujeres ¡ªel parque Biblioteca degli Alberi, de la holandesa Petra Blaisse¡ª, o tienen nombre de arquitecta ¡ªplaza Gae Aulenti, terminada por Pelli tambi¨¦n este a?o¡ª.
Muy cerca, pero todav¨ªa entre calles que se esmeran por mantener un trazado cartesiano, el rascacielos vertical de Herzog & de Meuron, que acoge la sede de la Fundaci¨®n Feltrinelli y la empresa Microsoft, espera convertirse en el proyecto Porta Volta ¡ªuna puerta contempor¨¢nea en la ciudad de las puertas¡ª cuando el Ayuntamiento construya su parte, un tercer tramo al otro lado de la Via Alessandro Volta, que une el centro con el Cementerio Monumental.
El tacto, la previsi¨®n del uso de materiales y la actualizaci¨®n del clasicismo culminan en un proyecto contenido pero decidido
As¨ª, domesticada por la escala, la cubierta a dos aguas y su impecable ajuste en el urbanismo existente, la intervenci¨®n de los arquitectos suizos habla a y en todas las escalas y los tiempos de la ciudad. De un lado, ocupa el espacio de las antiguas mura spagnole que el condottiero Ferrante I Gonzaga hizo levantar en el siglo XVI. De otro, respeta las cuatro alturas del barrio y sin embargo logra crecer dos m¨¢s. Se da la paradoja de que lo que permite elevarse al inmueble por encima de sus vecinos, la cubierta a dos aguas, es invisible desde la calle a la vez que dulcifica su presencia. Ese tejado lo relaciona con s¨ªmbolos urbanos como el Duomo, aunque aqu¨ª sin pin¨¢culos, y, de forma m¨¢s abstracta, el propio vector del logotipo de Feltrinelli.
Por eso, respetuoso con el trazado, pero actualizando su dise?o, el edificio es un ejercicio sobresaliente de orden, repetici¨®n y tacto. A pesar de su tama?o (15.790 metros cuadrados), evita convertirse en una muralla al estar partido por una calle peatonal que conduce a una zona ajardinada. Son los m¨®dulos de hormig¨®n los que sustentan la cuadr¨ªcula de las fachadas transparentes y sirven a su vez de asiento en la calle y en el interior, una rareza en tiempos de pinchos para evitar que se instalen los sin techo.
Toda la planta baja ¡ªlibrer¨ªa, restaurante y sede de Microsoft¡ª es naturalmente de libre acceso, pero tambi¨¦n lo es la biblioteca ¡ªdedicada al estudio del movimiento obrero¡ª que corona el inmueble. Es en esa cuarta planta donde el edificio resulta m¨¢s generoso reservando las mejores vistas y la triple altura para quien busca leer con tranquilidad. El resto: despejar las fachadas para fomentar la transparencia, hacer desaparecer las instalaciones para cuajar una arquitectura s¨®lida o la propia cubierta son marca de la casa. El tacto, el confort, la previsi¨®n del uso en la elecci¨®n de materiales y la actualizaci¨®n del clasicismo ¡ªcon referencias a Aldo Rossi¡ª culminan un proyecto contenido pero decidido con el que Carlo Feltrinelli honra el legado progresista de su padre.
Es curioso que, en el sur de la ciudad, la torre ¡ªobservatorio que Rem Koolhaas (OMA) culmin¨® este a?o para la Fundaci¨®n Prada¡ª defina una manera radicalmente distinta de trabajar: componiendo un bodeg¨®n a base de sumar nuevos elementos al paisaje industrial existente. As¨ª, la antigua destiler¨ªa, que en 2015 visti¨® de pan de oro para crear un lugar de aire metaf¨ªsico, tiene ahora un reclamo de altura. Si Rossi inspir¨® a los suizos, fue De Chirico quien parece haber iluminado a Koolhaas. Lo m¨¢s singular de esa nueva torre es que, mirando las v¨ªas devoradas por la vegetaci¨®n, en realidad contempla la ciudad: el Duomo, la Torre Velasca y los singulares rascacielos de Porta Nuova.
Koolhaas deja ver que la arquitectura europea puede hacer poco m¨¢s que reparar desaguisados y cambiarse el traje para enfrentarse al barrio indic¨¢ndole una v¨ªa de crecimiento. Su manera abstracta de relacionarse con el contexto resulta tan desasosegante como fascinante. As¨ª, entre el c¨¢lculo para actualizar el orden de Herzog & de Meuron, la inversi¨®n catar¨ª en los rascacielos globales de Porta Nuova y la apuesta de Koolhaas por buscar belleza en las ruinas fabriles, Mil¨¢n crece, mir¨¢ndose y dej¨¢ndose mirar.
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