Serrat y el tiempo
No parece que en estos momentos lo que Serrat, que cumple hoy 75 a?os, representa se refleje en los pol¨ªticos adecuados
El tiempo ha querido que Serrat volviera a casa a cantarle al tiempo. Ha pasado la misma semana que la pol¨ªtica agotaba las horas en un falso debate sobre una reuni¨®n con voluntad de alto voltaje que ha rozado el rid¨ªculo por extenuante.
El tiempo, su paso y su vigencia, su futuro inescrutable y sus improntas marcadas en nuestra cr¨®nica sentimental hacen de las canciones de Joan Manuel un poemario ineludible. Y sus mensajes a favor de aprovecharlo describen a un gran artista que ha ganado presencia y ha consagrado dimensi¨®n, que ha marcado carisma y ha interiorizado todav¨ªa m¨¢s sus propios versos porque sabe que el tiempo se le escapa. Se nos escapa. Quiz¨¢s por eso, cuando las d¨¦cadas se acumulan en nuestra tarjeta de visita, observar como algunos malgastan una divisa tan fungible indigna. O incluso desespera.
No dejes para ma?ana el que puedas hacer hoy, recomendaba el martes por la noche desde el escenario el noi del Poble Sec ,haciendo suyo el refranero, mientras desgranaba sus inspiraciones mediterr¨¢neas escritas en Calella de Palafrugell alrededor del a?o 71 del siglo pasado. Recuperar aquellos ¨¦xitos sin redondear efem¨¦rides no se tiene que ver como un contrasentido cuando es la voluntad la que lo explica y el tiempo el que lo aconseja. A la platea, algunas fieles seguidoras esbozaban un ¡°feliz aniversario¡± con el cual el protagonista no se quiso identificar. Le faltan d¨ªas para celebrarlo, le sobran velas para soplarlo. Porque el tiempo para el cantautor es hoy uno de sus felices aciertos y, a la vez, uno de sus bienes escasos. A la segunda parte, recuperando algunos de sus cl¨¢sicos menos versionados, el espectador se daba cuenta de la visi¨®n de futuro que destilaban unas canciones quiz¨¢s poco consideradas por algunos cuando las estren¨® pero que, incubando sensibilidad a base de perseverancia, todav¨ªa han hecho m¨¢s grande el talento del artista.
Poeta, le llamaba desde R¨¤dio Barcelona el grande Arribas Castro cuando sincronizaba sus pollos con el cancionero de Serrat. Y este sacaba la cabeza para saludar al transgresor radiofonista con mucha m¨¢s frecuencia de las que obligaban a hacerlo los lanzamientos de sus creaciones. Era cuando Mediterr¨¢neo ya ten¨ªa la apariencia de cl¨¢sico y Can?¨® de matinada ya era todo un himno. Cuando los primeros compases de Els falziots serv¨ªan de sinton¨ªa y La tieta viajaba por el mundo gracias a sus m¨²ltiples adaptaciones. Era cuando Machado y Hern¨¢ndez, Salvat-Papasseit y Foix hab¨ªan sido reivindicados y los deseos de amor y libertad inundaban los corazones.
El tiempo, el concepto que Mario Benedetti, amigo de Serrat, reduc¨ªa a los cinco minutos con los que basta para so?ar una vida. Y son suficientes para arruinarla. Los justos para jugar con la de los otros. As¨ª nos han tenido entretenidos estos d¨ªas los aprendices de estadistas. Los que no se cansan de predicar y exigir el di¨¢logo que tanto los cuesta practicar y al que ponen tantas prevenciones para iniciar. Mientras tanto, los brujos de la tribu intentaban invocar los esp¨ªritus m¨¢s perversos y presentarnos el d¨ªa 21 como el principio del final que desean. Para ellos hablar es perder el tiempo que quieren y necesitan para hurgar en las heridas abiertas en una sociedad cansada de tanta turbulencia electoralista a expensas de la negaci¨®n de la diferencia por la v¨ªa de la uniformidad o la exclusi¨®n.
No parece que en estos momentos lp que Serrat representa se refleje en los pol¨ªticos adecuados. ?l, que recibe el aplauso de una sociedad que, en su conjunto, aplica mucha m¨¢s sensatez que sus representantes. Esto no evita que, llegado el momento, alguna de las partes se deje llevar por la corriente de la emoci¨®n m¨¢s que por la de la raz¨®n. Y siga a quienes les dictan un camino, por m¨¢s equivocado que sea, porque resulta m¨¢s c¨®modo participar del gregarismo que apartarse del reba?o. Y de eso se sirven quienes potencian el populismo mientras dicen que lo combaten. Pero en su conjunto, y al margen de las redes sociales, el sentido com¨²n prioriza unas relaciones mucho m¨¢s pragm¨¢ticas que id¨ªlicas en una comunidad que pide y exige tiempo.
Ahora que ya sabemos c¨®mo ha sido de perjudicial chillar que ten¨ªamos prisa, c¨®mo de insensato ha resultado reprimir aquel anhelo y c¨®mo es de dram¨¢tico no reconocer los errores compartidos, ahora que continuamos cayendo en la trampa de la maldita adversativa buscando as¨ª en el contrario la justificaci¨®n de los propios desprop¨®sitos, ahora tendr¨ªamos que ser capaces de reivindicar el tiempo. Y exigirlo a quienes lo niegan o juegan mal¨¦ficamente porque lo malgastaron cuando no lo ten¨ªan que hacer y lo utilizaron como no sab¨ªan hacerlo. Al contrario que Serrat.
¡°Temps era temps¡±. Y aquella evocaci¨®n, como muchas de sus canciones, adquiere vigencia por las obstinaciones de un presente que parece eterno. Tanto como para perdernos el futuro.
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