Un mapa para el mientras tanto
Pablo Sim¨®n da cuenta en ¡®El pr¨ªncipe moderno¡¯, con una redacci¨®n clara y amena, de las principales fracturas del anterior orden pol¨ªtico
La informaci¨®n se multiplica a nuestro alrededor. Acumulamos pesta?as abiertas en el m¨®vil o el ordenador con art¨ªculos pendientes de leer. Recibimos probablemente m¨¢s datos en un mes que nuestros antepasados durante toda una vida. Sin embargo, eso no nos proporciona mayores certezas ni m¨¢s seguridad o confianza en el futuro, porque estamos atravesando una ¨¦poca de dislocaci¨®n: desestructuraci¨®n del sentido de las cosas, fragmentaci¨®n social y de las preferencias, crisis de los referentes intelectuales y morales, colapso de las expectativas. Los actores, instituciones y creencias que nos explicaban el mundo, que lo hac¨ªan comprensible, manejable y previsible, ya no existen o atraviesan serias dificultades.
En este momento hist¨®rico necesitamos con urgencia asideros para pensar lo que le sucede a nuestras sociedades e imaginar salidas de la incertidumbre. Pablo Sim¨®n realiza en El pr¨ªncipe moderno una s¨®lida, cuidada y did¨¢ctica reivindicaci¨®n de la ciencia pol¨ªtica como herramienta para producir claridad en medio de la confusi¨®n. Sim¨®n postula el oficio de cient¨ªfico pol¨ªtico ¡ªpopularizado en nuestro pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os a ra¨ªz de las transformaciones pol¨ªticas en marcha y sus nuevos actores¡ª como un nuevo tipo de intelectual, comprometido no solo con el ¡°deber ser¡±, sino, espec¨ªficamente, con las condiciones realmente existentes para las negociaciones para la transici¨®n del ¡°ser¡± al ¡°deber ser¡±. Postula, por tanto, un saber provisional, pero que puede y debe ser riguroso, necesitado de un viaje constante de ida y vuelta entre la teor¨ªa y el contraste emp¨ªrico. No puedo por menos que simpatizar con solidaridad gremial.
Lo que caracteriza a todo conocimiento que se pretende cient¨ªfico es el m¨¦todo, y el autor lo pone en pr¨¢ctica ofreciendo una suerte de ¡°mapa para tiempos de grietas¡±, en el que da cuenta de las principales fracturas del anterior orden pol¨ªtico y a partir de las cuales habr¨¢ que reorganizar el que est¨¢ por llegar. Con un estilo inconfundiblemente anglosaj¨®n y una metodolog¨ªa muy propia de la pol¨ªtica comparada, recorre la crisis de los Estados naci¨®n y su relaci¨®n con la Uni¨®n Europea, los cambios en los sistemas de partidos y las dificultades de los mecanismos representativos, el desgaste de los Estados de bienestar y de la socialdemocracia como actor pol¨ªtico, los patrones de voto y los nuevos clivajes que ordenan las lealtades, con especial peso de las cuestiones territoriales y las identidades nacionales. Sim¨®n es capaz de combinar un extenso conocimiento de casos y detalles concretos con una redacci¨®n clara, amena y con gui?os incluso socarrones. Resulta en ese sentido un gran esfuerzo de traducci¨®n de la academia a la divulgaci¨®n.
La pregunta es c¨®mo construir alg¨²n tipo de voluntad general en medio de la dislocaci¨®n, de unidad en medio de la turbulencia
El autor toma acertadamente como punto de partida en su reflexi¨®n sobre la pol¨ªtica a Maquiavelo ¡ªotro italiano mucho m¨¢s citado que le¨ªdo¡ª para afirmar que la pol¨ªtica tiene una l¨®gica propia que debe ser conocida. Reconoce que la pol¨ªtica no es un epifen¨®meno ni expresi¨®n superestructural de fuerzas que la determinen, sino que es una actividad aut¨®noma de atribuci¨®n a los hechos sociales de un sentido que nunca est¨¢ dado. Asume en consecuencia que la sociedad tiene un pluralismo irreductible, que no preexiste una suerte de ¡°inter¨¦s general¡± previo a la articulaci¨®n de las preferencias. Pero ese ¡°inter¨¦s general¡± es una ficci¨®n necesaria para vivir en sociedad, un anclaje, siempre temporal y en disputa, para organizar la convivencia y producir orden. Por eso la pol¨ªtica no es una actividad s¨®lo de leer e interpretar lo que ya existe, sino principalmente de imaginar y articular voluntades a partir de la fragmentaci¨®n y la pluralidad irreductible. Hoy, en esta ¨¦poca de dislocaci¨®n, esa fragmentaci¨®n se multiplica y es el dato primero e ineludible para quienes quieran pensar la reconstrucci¨®n de una sociedad rota, de un contrato social rasgado y sustituido por la ley del m¨¢s fuerte.
La pregunta inmediata entonces, la m¨¢s importante de nuestro tiempo, es c¨®mo construir alg¨²n tipo de voluntad general en medio de la dislocaci¨®n, de unidad en medio de la turbulencia y la fragmentaci¨®n. No parece que esa ¡°voluntad general¡± vaya a emanar por s¨ª sola de ninguna pertenencia estad¨ªstica u hoja de Excel ¡ª?como Sim¨®n reconoce en el cap¨ªtulo 5, titulado ¡®No es solo la econom¨ªa, est¨²pido¡¯¡ª, pero tampoco parece, pese a los paladines de la atomizaci¨®n, que haya alguna convivencia posible que no requiera valores, ilusiones y mitos compartidos que permitan fijar normas y h¨¢bitos que estabilicen la sociedad.
La ciencia pol¨ªtica rigurosa es una herramienta imprescindible para entender la ruptura del lazo social, diagnosticar las l¨ªneas de fractura y apuntar soluciones para su suturaci¨®n. Pero si el polit¨®logo quiere ser intelectual del nuevo tiempo ¡ªcomo se apunta en el cap¨ªtulo 4¡ª, no debe olvidar la exigencia de otro c¨¦lebre italiano, el mejor disc¨ªpulo de Maquiavelo: la construcci¨®n de una voluntad colectiva es ante todo una ¡°reforma intelectual y moral¡±, una pugna apasionada por que unos valores y afectos constituyan el pegamento social y el esp¨ªritu de un nuevo tiempo en el que el todo sea superador de la suma de las partes. La politolog¨ªa puede ser a los nuevos intelectuales como la bata a los m¨¦dicos, los n¨²meros a los economistas o el lat¨ªn antiguamente a los curas: una armadura de distancia y autoridad. Pero la ciencia pol¨ªtica es siempre un conocimiento aplicado, partisano. Siempre se piensa desde unos valores, desde un afecto cient¨ªficamente indecidible, propio y que estimamos mejor. El contraste de estos, y no la quietud, es el motor de la libertad y el progreso social.
El pr¨ªncipe moderno que apunta el autor, ese organizador colectivo y abridor de nuevos horizontes, que en las razones de su tiempo encuentre ya las posibilidades del nuevo y m¨¢s justo, tiene que ser un animal anfibio con capacidad de moverse entre el rigor de la reflexi¨®n y la pasi¨®n del compromiso, entre la prudencia y el ardor de las convicciones, con firmes ideales y al mismo tiempo la responsabilidad pragm¨¢tica de intentar realizarlos en un contexto nunca id¨®neo. Ese espacio de penumbra, a caballo entre dos l¨®gicas, la de la verdad y el poder, la del conocimiento y la victoria, no es el m¨¢s agradecido, es resbaladizo y arriesgado, pero es el ¨²nico f¨¦rtil para los tiempos turbulentos: pensar en el filo.
El reto de mi generaci¨®n no es cambiar el color de los Gobiernos de nuestros pa¨ªses, es hacer que nuestros pa¨ªses vuelvan a serlo tras d¨¦cadas de disoluci¨®n neoliberal. Ese no es un reto que se le puede ni deba confiar a los partidos o a los poderes f¨¢cticos. Es un trabajo de agregaci¨®n y seducci¨®n, de construcci¨®n de una comunidad que se dote de seguridades, reconstruya la confianza y mire junta al futuro. Es, antes que una empresa electoral o institucional, una obra cultural, antropol¨®gica. Para la que hace falta multiplicar los esfuerzos intelectuales para salir del desconcierto y sentar las bases de un ciclo optimista en el que la recuperaci¨®n de antiguos derechos favorezca la conquista de otros nuevos, en una espiral de profundizaci¨®n democr¨¢tica. El camino es siempre el ¡°mientras tanto¡±. Y se camina sin duda con esa ¡°¨¦tica de la responsabilidad¡± weberiana que el autor propone como norte de nuestras br¨²julas. En sus palabras: ¡°No esperando que salga el sol¡±, sino encendiendo la luz, todos los interruptores, por imperfectos que sean, que est¨¦n al alcance de nuestras manos. Desde luego, la contribuci¨®n de Pablo Sim¨®n a ese camino, a esas br¨²julas, no es menor.
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Autor: Pablo Sim¨®n.
Editorial: Debate (2018).
Formato: tapa blanda y versi¨®n Kindle (272 p¨¢ginas).
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