?Son ¨²tiles las listas con lo mejor del a?o?
La sobreproducci¨®n de libros convierte las selecciones de lo mejor del a?o en una gu¨ªa posible entre otras muchas ?sigue fi¨¢ndose el lector de ella?
A finales de a?o, en un intento de ordenar el caos, proliferan las listas de lo mejor del a?o de los cr¨ªticos literarios, que muy raramente coinciden con las clasificaciones de lo m¨¢s vendido, lo que el p¨²blico en general lee. Las listas literarias pretenden ofrecer una gu¨ªa, convertirse en la luz que ilumina el t¨ªtulo que no debimos perdernos y que a¨²n estamos a tiempo de extraer de la cada vez m¨¢s enorme biblioteca de lo producido en los ¨²ltimos 365 d¨ªas, pero ?se f¨ªa el lector de esas listas? ?Se siente el cr¨ªtico representado en el colectivo del que ha surgido la lista que se ha creado a partir de su opini¨®n y otras muchas?
En un mundo repleto de opiniones personales, en el que nos basta un clic para saber cu¨¢l ha sido el libro favorito de nuestro escritor favorito porque lo m¨¢s probable es que lo haya compartido en redes sociales, ?siguen teniendo sentido las listas que elaboran los suplementos culturales?
Para el fil¨®sofo Jos¨¦ Luis Pardo, que ya dej¨® en su momento claro por qu¨¦ no le gustaban las listas, en el mundo del que venimos, en el que la literatura ¡°ten¨ªa una pretensi¨®n de universalidad constitutiva¡±, y el libro pretend¨ªa ser ¡°valioso para todo posible lector¡± con el que se cruzase, las listas de los cr¨ªticos ¡°se hac¨ªan con la intenci¨®n de mejorar los gustos del p¨²blico en general¡±. Por el contrario, el mundo hacia el que vamos, opina, puesto que los libros se dirigen a una comunidad muy determinada a sabiendas de que van a gustar, no se pretende con las listas ¡°ampliar, mejorar o cambiar los gustos del p¨²blico, sino sancionarlos, restringirlos y satisfacerlos¡±. Seg¨²n Pardo, colaborador de EL PA?S, ¡°ya no hay tanto una lista para el gran p¨²blico, sino una lista para cada una de las comunidades en las que se ha fragmentado ese gran p¨²blico¡± y, a?ade, ¡°son los gustos de estos mini-p¨²blicos los que las legitiman a ellas y a los cr¨ªticos que las elaboran¡±.
En la pr¨¢ctica, a pie de librer¨ªa y seg¨²n Paco Goyanes, al frente de C¨¢lamo, en Zaragoza, el lector se f¨ªa cada vez menos de ellas. ¡°Hace unos diez a?os, el cliente cre¨ªa que no era nadie si no ten¨ªa el libro que tal o cual suplemento cultural hab¨ªa considerado el mejor del a?o, hoy son muy conscientes de que cada medio tiene a sus favoritos, y que hay intereses comerciales detr¨¢s de esos favoritos¡±, dice. Eso s¨ª, si, como ha ocurrido este a?o, o el anterior, ha habido unanimidad, y ha sido una unanimidad que coincid¨ªa con sus gustos ¡ªen 2017, Patria, de Fernando Aramburu, sali¨® en todas las listas, y lo mismo ha ocurrido en 2018 con Ordesa, de Manuel Vilas¡ª, ¡°entonces s¨ª se nota¡±, dice el librero. En cualquier caso, la sensaci¨®n es la de que el poder de los medios ha disminuido much¨ªsimo. ¡°A veces salen t¨ªtulos que la gente ni siquiera conoce, y el hecho de que los consideren los mejores les parece relativo¡±, asegura. Sobre todo habla de la prensa escrita, porque a¨²n la radio y la televisi¨®n siguen teniendo un poder considerable.
?Y qu¨¦ hay de los cr¨ªticos? Nadal Suau, cr¨ªtico de El Cultural, aborrece la sola idea de una posible intencionalidad comercial de estas listas, aunque admite que le divierte hacerlas y leerlas. Considera, eso s¨ª, que ¡°la mayor¨ªa de listas son predecibles y tienden al mismo tipo de homogeneidad que el mercado¡±. En cuanto a si se siente representado por aquellas en las que participa como votante, asegura que suele coincidir ¡°en un 40 %- 50 %¡± del resultado. ¡°No es una cifra baja de coincidencia¡±, apunta, aunque, a?ade, ¡°lo m¨¢s interesante de las listas individuales suele estar, precisamente, en el tanto por ciento de t¨ªtulos que no logran representaci¨®n en la colectiva. All¨ª es donde se registran las diferencias generacionales, ideol¨®gicas, de g¨¦nero, est¨¦ticas, sociol¨®gicas o culturales m¨¢s ricas. Tambi¨¦n por eso, me parece muy necesario que toda lista colectiva venga acompa?ada de las votaciones completas de cada participante¡±.
Apuestas con trampa
Por su parte, Juan Antonio Masoliver R¨®denas, veterano cr¨ªtico de La Vanguardia, cree que hay diferenciar entre varios tipos de listas y todas pueden tener trampa. Las de los cr¨ªticos, opina, por m¨¢s razonadas que est¨¦n, a veces tambi¨¦n pueden estar condicionadas por ¡°la envenenada amistad entre cr¨ªtico y escritor¡±. Las que ¡°el peri¨®dico elabora sin firma¡±, dice, ¡°pueden estar manipuladas por la presi¨®n de los editores o por los intereses de los libreros, o pueden favorecer a los autores de la casa¡±. La ¨²nica infalible, apunta el cr¨ªtico, es ¡°la del boca a boca¡±, que ¡°apuesta por t¨ªtulos indiscutibles, como Ordesa o Patria¡±. Y, en cualquier caso, ya respeten el gusto de los lectores o el de los cr¨ªticos, ¡°m¨¢s que informar, desinforman¡± porque, en ning¨²n caso, ¡°son uniformes¡±. ¡°Si se necesitan las listas es porque el lector, a pesar de la existencia de suplementos literarios, est¨¢ poco informado. Por eso son tan ¡®necesarias¡¯ en pa¨ªses de deficiente formaci¨®n cultural, como es el caso de Espa?a. Un lector atento no necesita listas¡±, sentencia el cr¨ªtico antes de concluir con una m¨¢xima: ¡°Lo que leemos: esta es nuestra lista¡±.
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