El Houellebecq m¨¢s enamorado
¡®Serotonina¡¯, publicada ayer en Francia, admite una lectura como novela de amor inspirada por su nuevo matrimonio
La frase llega a medio libro y es de las que atragantan. "El mundo exterior era duro, implacable con los d¨¦biles, no cumpl¨ªa nunca sus promesas, y el amor segu¨ªa siendo lo ¨²nico en lo que todav¨ªa se pod¨ªa, quiz¨¢, tener fe", escribe Michel Houellebecq en su nueva novela, Serotonina. Pese al adverbio de duda, ?es ese el mismo escritor al que ten¨ªamos por pesimista nato, disc¨ªpulo ferviente de Schopenhauer, creyente en una nada inalterable y partidario de "quedarse tranquilo en un rinc¨®n, esperando el envejecimiento y la muerte, que terminar¨¢n solucionando el asunto?".
El libro lleg¨® este viernes las librer¨ªas francesas con una primera edici¨®n de 320.000 copias, antes de ser publicada en Espa?a el pr¨®ximo mi¨¦rcoles (Anagrama). Se trata de una radiograf¨ªa prof¨¦tica de un pa¨ªs enfermo, de esa Francia profunda que ahora pide su parte del pastel gritando en las rotondas, pero tambi¨¦n de una novela sobre el amor, que actualiza el pensamiento de un autor que sol¨ªa afirmar que la felicidad no exist¨ªa y que el amor debilitaba. En Serotonina, la felicidad existe, aunque sea huidiza y requiera est¨ªmulos como la nostalgia o el Captorix, un medicamento que incrementa la producci¨®n de la hormona que da t¨ªtulo al libro.
En el libro, Florent-Claude Labrouste, un ingeniero agr¨®nomo depresivo, abandona a una novia japonesa a la que no quiere para refugiarse en la Mancha francesa, regi¨®n econ¨®micamente abatida en la que defendi¨® los intereses de los productores locales, una poblaci¨®n rural y "virtualmente muerta", condenada a desaparecer por orden expresa de Bruselas. All¨ª, el protagonista rememora su relaci¨®n con Camille, el amor de su vida, a la que perdi¨® por una infidelidad.
Houellebecq y su mujer pasan sus d¨ªas en casa viendo v¨ªdeos amateur en YouPorn
Sin caer en el t¨®pico del alter ego sim¨¦trico, los protagonistas de Houellebecq siempre son dobles imperfectos de quien sostiene la pluma. Sin ir m¨¢s lejos, el autor se form¨® como ingeniero agr¨®nomo y creci¨® en la regi¨®n donde transcurre la mayor parte del libro, de la que proced¨ªa la abuela que lo crio. De ella tomar¨ªa el apellido para su nom de plume (el aut¨¦ntico, Michel Thomas, es m¨¢s anodino). De la misma manera, los medios franceses atribuyen la irrupci¨®n del amor en su obra a motivos estrictamente biogr¨¢ficos. "Feliz en el amor, icono de la extrema derecha, amigo de las estrellas", titula el muy serio L'Obs sobre este "nuevo Houellebecq". El semanario ilustra su reportaje con fotos del d¨ªa de su boda, igual que han hecho medios como Paris Match. El escritor contrajo matrimonio en septiembre pasado con Qianyun Lysis Li, una china un par de d¨¦cadas m¨¢s joven, a la que conoci¨® cuando esta le entrevistaba para redactar un trabajo universitario sobre su obra.
Durante el oto?o, la tercera esposa de Houellebecq comparti¨® im¨¢genes de su vida conjunta en su cuenta de Instagram, ya clausurada. En ellas se ve¨ªa al escritor jugando al Scrabble, de fin de semana en Bilbao, saliendo de un cine porno en Par¨ªs. O desnudo en la cama con dos mujeres, una imagen que formar¨ªa parte de un proyecto de la artista israel¨ª Michal Makaresco. A Le Monde, su nueva novela le recuerda a la noci¨®n del amor como "isla encantada", en palabras de Pierre Bourdieu. Un lugar m¨¢gico en el que uno logra escapar a la violencia social. En el caso de Houellebecq, ese remanso de paz se encuentra en un edificio de 29 plantas y seis ascensores pegado a la Place d'Italie, en uno de los rincones m¨¢s desangelados de la capital francesa, donde la pareja pasa sus d¨ªas viendo v¨ªdeos amateur en YouPorn. ?Su categor¨ªa favorita? "Bella y s¨¦nior", dijo Qianyun a la revista Technikart, la ¨²nica a la que el escritor ha concedido una entrevista (su condici¨®n fue hablar solo de pornograf¨ªa). "El hombre solo conoce la felicidad cuando la ha perdido", dijo Lamartine, uno de sus autores de cabecera. Houellebecq parece la ¨²ltima prueba de esa socorrida m¨¢xima.
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