Schopenhauer-Houellebecq: di¨¢logo literario entre pesimistas
El escritor publica un ensayo donde se?ala al fil¨®sofo alem¨¢n como su principal influencia
Corr¨ªan los primeros ochenta. Michel Houellebecq no recuerda la fecha con precisi¨®n, pero s¨ª que sucedi¨® ¡°muy tarde, trat¨¢ndose de un descubrimiento tan considerable¡±. El escritor, a punto de convertirse en inform¨¢tico del Ministerio de Agricultura, sumaba unos 25 o 26 a?os. Ya hab¨ªa le¨ªdo a Baudelaire, Verlaine y Dostoievski. Estaba familiarizado con la Biblia, la filosof¨ªa de Pascal y La monta?a m¨¢gica. Pero nunca hab¨ªa ca¨ªdo en sus manos nada comparable a Aforismos sobre la sabidur¨ªa de la vida, de Arthur Schopenhauer, que tom¨® prestado en una biblioteca municipal en Par¨ªs. ¡°En pocos minutos, todo cambi¨® por completo¡±, recuerda Houellebecq en el ensayo que ha dedicado al fil¨®sofo alem¨¢n, En pr¨¦sence de Schopenhauer, reci¨¦n llegado a las librer¨ªas francesas.
El libro est¨¢ pensado como un comentario cr¨ªtico de la obra del fil¨®sofo, inspeccionada a partir de numerosos pasajes. Pero tambi¨¦n como un relato de un descubrimiento capital en su vida y en su obra, que incluso se asemeja a un flechazo amoroso. ¡°Ning¨²n novelista, ning¨²n moralista y ning¨²n poeta me habr¨¢ influido tanto como Schopenhauer¡±, afirma el escritor en su ensayo. En el maestro prusiano Houellebecq reconocer¨¢ su primer alter ego, al que quedar¨¢ unido por un intenso sentimiento de camarader¨ªa. Su visi¨®n de la existencia es tan poco radiante como la del fil¨®sofo, para quien la vida no es m¨¢s que un camino de cruces marcado por un dolor inalterable y ¨²nicamente interrumpido por fugaces recesos de placer. En realidad, el aut¨¦ntico alivio solo llega con la defunci¨®n. Por ese motivo, lo mejor que puede hacer todo mortal inteligente, como suscribe Houellebecq, es ¡°quedarse tranquilo en un rinc¨®n, esperando el envejecimiento y la muerte, que terminar¨¢n solucionando el asunto¡±.
Para Houellebecq, el brusco despertar que supone descubrir la obra de Schopenhauer no ser¨¢ traum¨¢tico. M¨¢s bien ser¨¢ reconfortante. ¡°La desilusi¨®n no es nada malo. Si hay desilusi¨®n es que ha habido ilusi¨®n, y nunca es demasiado temprano para disipar una ilusi¨®n¡±, afirma Houellebecq en una entrevista concedida a Le Point.
Experto en sufrimiento
En el pr¨®logo del ensayo, Agathe Novak-Lechevalier, catedr¨¢tica de Literatura Francesa y gran especialista en la obra del autor de Las part¨ªculas elementales o El mapa y el territorio, confirma ese extra?o sentimiento de desahogo. ¡°Schopenhauer, el experto en el sufrimiento, el pesimista radical y el solitario mis¨¢ntropo, terminar¨¢ siendo una lectura reconfortante para Houellebecq. Al ser dos, uno se siente menos solo¡±, escribe.
Consagraci¨®n de un Balzac contempor¨¢neo
Tras Sumisi¨®n, donde planteaba un futuro pr¨®ximo en el que Francia se convertir¨ªa al Islam, Houellebecq vuelve a ocupar el espacio medi¨¢tico en su pa¨ªs. La publicaci¨®n del ensayo dedicado a Schopenhauer coincide con la de un nuevo volumen dedicado a Houellebecq de Cahiers de l'Herne, prestigiosa colecci¨®n de antolog¨ªas cr¨ªticas sobre autores relevantes actuales. Fundada en 1960, esta supone un canon literario alternativo y tambi¨¦n una consagraci¨®n acad¨¦mica definitiva en Francia. Houellebecq se suma as¨ª a una lista de autores donde ya figuraban Freud, Camus, C¨¦line, Nietzsche, Kafka, Chomsky, Derrida, Duras o Vargas Llosa.
La antolog¨ªa analiza la producci¨®n de Houellebecq en campos como la narrativa, la poes¨ªa, el ensayo, el cine, la m¨²sica y el arte, a partir de textos de autores como Julian Barnes, Salman Rushdie, Bernard-Henri L¨¦vy o Michel Onfray, que intentan descifrar las claves de su obra. El volumen lo define como un sucesor de Balzac, que tambi¨¦n aspira a retratar un mundo reconocible por sus contempor¨¢neos, como ya hizo el autor de La comedia humana con la Francia posrevolucionaria.
No en vano, el escritor Emmanuel Carr¨¨re sostiene que su obra contiene "una verdad total, v¨¢lida para todos". Por su parte, la dramaturga Yasmina Reza describe el que, a su entender, constituye el principal logro de Houellebecq: "Vio venir la inhumanidad del mundo. Vio y entendi¨® que la atm¨®sfera de libertad en la que vivimos no deja de ser una exhortaci¨®n m¨¢s". Pero puede que sea Iggy Pop, quien compuso el ¨¢lbum Preliminaires inspir¨¢ndose en La posibilidad de una isla, el que logre dar con la mejor definici¨®n: "El tema que mejor trata es el que nunca menciona: el amor".
En el fondo, su encuentro resultaba de lo m¨¢s natural. Si Houellebecq es un escritor interesado por las cuestiones filos¨®ficas ¡ªel positivismo de Comte y el decadentismo de Huysmans impregnan las p¨¢ginas de su bibliograf¨ªa¡ª, Schopenhauer se distingui¨® por ser un pensador con alma de novelista. ¡°Hablar¨¢ de lo que uno no puede hablar: de amor, de muerte, de piedad, de tragedia y de dolor¡±, elogia Houellebecq. ¡°Intr¨¦pidamente, siendo el ¨²nico a d¨ªa de hoy entre los fil¨®sofos, se adentrar¨¢ en el dominio de los novelistas, los m¨²sicos y los escultores. No lo har¨¢ sin temblor, ya que el universo de las pasiones humanas es repugnante, a menudo atroz: por ¨¦l rondan la enfermedad, el suicidio y el asesinato¡±, a?ade. En realidad, por encima de todo ser humano, Schopenhauer prefiri¨® a los perros. Igual que Houellebecq cont¨® con su adorado Cl¨¦ment, un corgi gal¨¦s que falleci¨® en 2011 y que tiene hasta una p¨¢gina propia en Wikipedia, Schopenhauer tuvo dos spaniels sucesivos. A ambos los llam¨® Atma, o ¡°alma del mundo¡± en s¨¢nscrito.
Entre maestro y disc¨ªpulo tambi¨¦n existe alguna diferencia. Houellebecq cree en el cambio hist¨®rico, a diferencia de Schopenhauer, que siempre lo consider¨® una mera ilusi¨®n para maquillar nuestra inalterable nada. Eso no impide que el autor franc¨¦s considere que nada ha cambiado en exceso desde hace un par de siglos. ¡°A menudo me siento tentado por concluir que, en el plano intelectual, no ha sucedido nada desde 1860. Es irritante vivir en una ¨¦poca de mediocres, sobre todo cuando uno se siente incapaz de subir el nivel¡±, concluye Houellebecq. Asegura que, desde que abri¨® El mundo como voluntad y representaci¨®n, obra esencial en la trayectoria de Schopenhauer, fue incapaz de volver a leer a Nietzsche, otro disc¨ªpulo suyo que le gir¨® la espalda para intentar abrazar una filosof¨ªa reconciliada con la vida. Explica el motivo en un correo electr¨®nico dirigido a su editora en Flammarion, Teresa Cremisi: ¡°Al pesimista Schopenhauer le fueron mucho mejor las cosas que al optimista Nietzsche. Lo cual deber¨ªa, en cierta medida, tranquilizarte sobre mi suerte¡±.
Babelia
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