¡°El ¡®autotune¡¯ es el triunfo de la mediocridad¡±
The New Raemon reivindica una visi¨®n inocente y nihilista del pop en su sexto ¨¢lbum
Ram¨®n Rodr¨ªguez (Barcelona, 1976) no es hombre dado a los pavoneos ni las jactancias, pero se concede al menos un m¨¦rito: es bueno escogiendo los t¨ªtulos para sus discos. El m¨¢s reciente de ellos, el sexto que firma bajo el ep¨ªgrafe art¨ªstico de The New Raemon, no pod¨ªa ser una excepci¨®n. Se denomina Una canci¨®n de cuna entre tempestades y resume con esas seis palabras los contrastes entre dolor y belleza que acaban definiendo nuestra realidad cotidiana, los p¨¢lpitos con los que vamos trastabillando en este azaroso tr¨¢nsito por la vida. Rodr¨ªguez ha querido atender a su yo m¨¢s ¨ªntimo e intuitivo para seguir contemplando el mundo sin ataduras: rebuscar en ese ¡°salvaje en el buen sentido¡± que anida en todos nosotros. ¡°En parte sigo siendo un ni?o. He conocido a gente de 90 a?os que es m¨¢s joven que yo y he querido reivindicar esa actitud, esa mirada¡±, proclama.
Ram¨®n es un intelectual del pop, un hombre capaz de llamar Wittgenstein (uno de sus fil¨®sofos de cabecera) a una de sus nuevas canciones, pero esta vez ha querido someterse a una regresi¨®n voluntaria en toda regla. ¡°Pasear con mi hijo Arnau, que a¨²n no llega a los tres a?os, me ha permitido mirar la realidad m¨¢s all¨¢ de las convenciones, la educaci¨®n o las estructuras¡±, reflexiona. Por eso Cielos estrellados, uno de los temas de este nuevo ¨¢lbum, termina con un elocuente ¡°?A la mierda con todo!¡± como leit motiv, aun a riesgo de que vuelvan a catalogarle como autor nihilista. ¡°Me da igual¡±, refuta. ¡°La m¨²sica que m¨¢s me interesa, igual que la literatura o el cine, es la que se basa en la inteligencia emocional. Me acuerdo siempre de mis abuelos: eran analfabetos, pero ten¨ªan muchas cosas que contar y aportar¡±. ?Y qu¨¦ pretenden, en ese caso, aportar sus canciones? El cantante catal¨¢n resopla: ¡°En el fondo siempre hablan de lo mismo, de conflicto y b¨²squeda de alguna v¨ªa de soluci¨®n. Porque hasta en la tragedia podemos encontrar algo de belleza¡±.
Rodr¨ªguez lleva buscando esa belleza desde casi la adolescencia, cuando fund¨® Madee, un sexteto de en¨¦rgica sensibilidad que caus¨® hondo impacto en el mercado catal¨¢n. Las claves de su oficio no han cambiado desde entonces tanto como el enfoque, la actitud. ¡°De joven haces m¨²sica simplemente porque te va la vida en ello. Ahora te pones m¨¢s nervioso, te sientes observado y no puedes parar de preguntarte por qu¨¦ llevas esta vida, por qu¨¦ sigues haciendo esto¡±, se atormenta. ¡°A m¨ª me sigue mereciendo la pena porque surgen dos o tres canciones por disco con magia. La m¨ªa es una trayectoria de pico y pala: anhelo llegar a los 60 en este oficio y que me salgan discos como los de Bill Fay¡¡±.
Respetado y hasta venerado por artistas de varias generaciones, Rodr¨ªguez no lamenta que en su docena larga de referencias discogr¨¢ficas no haya nada parecido a un ¡°pelotazo¡±, un ¨¦xito indiscutible. ¡°Ser¨ªa contraproducente pensar en esos t¨¦rminos, porque la buena acogida no depende de uno mismo. Mi ¨¢lbum m¨¢s popular en solitario sigue siendo el primero, A prop¨®sito de Garfunkel [2008], una colecci¨®n de esbozos que ni siquiera pensaba publicar: si acab¨® viendo la luz fue por la insistencia de los responsables del sello BCore¡¡±. Eso s¨ª: tiene claro que jam¨¢s se plegar¨¢ a t¨¦cnicas artificiosas de producci¨®n para que su obra resulte m¨¢s accesible. ¡°El autotune, por ejemplo, es una lucha perdida, es el triunfo de la mediocridad¡±, exclama sobre el programa de afinaci¨®n electr¨®nica que se ha convertido en emblema de la m¨²sica comercial, desde Kanye West a Jay-Z. ¡°Y no, a m¨ª no me interesa nada la mercantilizaci¨®n del ¨¦xito. En esos discos tan producidos todo suena de puta madre¡ y todo, terriblemente aburrido¡±.
Una canci¨®n de cuna¡, en contraste, solo incluye una pieza (En el centro del baile) m¨¢s o menos propicia para agitar las caderas. ¡°La m¨²sica bailonga no es muy fuerte. A los 15 a?os tuve un accidente grav¨ªsimo de moto que me dej¨® siete operaciones y la pierna derecha destrozada, pero con todo aqu¨ª opt¨¦ por un patr¨®n r¨ªtmico casi de hip hop¡±, sonr¨ªe. Y el gesto se le vuelve a¨²n m¨¢s p¨ªcaro al hacerle notar la sorpresa de que los nombres de Dani Mart¨ªn y Mikel Erentxun -m¨²sicos a priori tan lejanos a ¨¦l- figuren en la dedicatoria del ¨¢lbum. ¡°Dani defiende como nadie su repertorio: es aut¨¦ntico, se lo cree y le admiro mucho en ese sentido. Y Mikel, autor de tantos temazos, es un tipo m¨¢s humilde que muchos m¨²sicos underground que se creen que mean colonia. Si algo bueno tiene cumplir a?os es que con la edad ya no tienes prejuicios¡±.
Un productor solo ocasional
Las dos hijas mayores de Ram¨®n, las veintea?eras Jazz y Laia, triunfan en foros peninsulares internacionales al frente de un poderos¨ªsimo cuarteto de punk-rock en ingl¨¦s, Mourn. Rodr¨ªguez no quiere producirlas porque le horroriza la idea de "entrometerse", pero admite que Jazz a veces le pide consejos musicales. "Eso me parece bonito, porque aprovecho para prescribirle m¨²sica. Le digo con frecuencia: Escucha estos discos, que son bastante mejores que los de tu padre¡". En realidad, The New Raemon ejerce de productor muy circunstancial, solo con artistas que le gustan mucho. Por eso accedi¨® a ponerse al frente de 10, el regreso del cantautor Javier ?lvarez al estudio despu¨¦s de casi una d¨¦cada de inactividad. El resultado es uno de los discos m¨¢s encantadores de la temporada. "Ejerc¨ª casi de fan poco entrometido, de compa?ero que le facilitaba su punto de vista desde el respeto", resume. "Tuvimos alguna diferencia por su obsesi¨®n en repetir las voces, porque es un perfeccionista. Pero no pasa nada: a fin de cuentas, las tensiones son propias de todo matrimonio¡".
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