La Galia eterna

No hay ninguna regla escrita que aconseje o desaconseje que los personajes de historieta europeos sobrevivan m¨¢s all¨¢ del fallecimiento o el retiro de sus creadores: de momento ¨Cy si la revisi¨®n de derechos no contradice la voluntad de Herg¨¦-, Tint¨ªn permanece fijado en el eterno esplendor de su inamovible canon, mientras que, por ejemplo, Corto Malt¨¦s sigue viviendo nuevas aventuras m¨¢s de veinte a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n de Hugo Pratt sin que la labor de los responsables de su resurrecci¨®n ¨Clos espa?oles Rub¨¦n Pellejero y Juan D¨ªaz Canales- discurra por los cauces del rutinario ejercicio de estilo. Con todo, cada nuevo ¨¢lbum de Ast¨¦rix confiado a la autor¨ªa ¨²nica de Albert Uderzo parec¨ªa confirmar que hab¨ªa sido una mala idea prolongar la vida del aguerrido galo tras la muerte de su guionista Ren¨¦ Goscinny. Por lo menos hasta que apareci¨® Ast¨¦rix y los Pictos, ¨¢lbum en el que Jean-Yves Ferri y Didier Conrad tomaron el relevo con algo m¨¢s que un mero respeto a los or¨ªgenes.

Un a?o despu¨¦s de ese traspaso de poderes, los cineastas Alexandre Astier y Louis Clichy estrenaron La residencia de los dioses?(2014), pel¨ªcula que marcaba un punto de ruptura con respecto a las muy desiguales adaptaciones al cine de imagen real de la serie, apostando por la animaci¨®n digital y por la adaptaci¨®n razonablemente fidedigna de un ¨¢lbum de la ¨¦poca dorada. Con Ast¨¦rix: El secreto dela poci¨®n m¨¢gica, Astier y Clichy dan un paso temerario: embarcar a los m¨ªticos personajes en una nueva historia de cosecha propia. La grata noticia es que el atrevimiento les ha salido tan bien como en su d¨ªa les sali¨® a Ferri y Conrad su toma de posesi¨®n del imaginario de Uderzo y Goscinny.

Ast¨¦rix: El secreto de la poci¨®n m¨¢gica es una pel¨ªcula plenamente consciente de que su receta no puede sacarse demasiados ingredientes de la manga. Todo lo reconocible ¨Cdesde los sufridos piratas hasta las legiones romanas resignadas al mamporro- est¨¢ ah¨ª y funciona con precisi¨®n y gracia. Y la idea de confiar los flashbacks al trazo visceral del esbozo es, directamente, gloriosa.