¡®La chica del tambor¡¯: el espionaje en los a?os setenta
Los hijos de John Le Carr¨¦ vuelven a recuperar una obra de su padre en una serie
A Alexander Skarsgard La chica del tambor le pill¨® rodando en Espa?a. Nunca se hab¨ªa le¨ªdo ese libro, pero El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo, tambi¨¦n de John le Carr¨¦, es una de las primeras novelas de espionaje que ley¨® en su vida y su recuerdo es imborrable. Por eso se zambull¨® en el guion que le mandaron los hermanos Simon y Stephen Cornwell, los hijos de Le Carr¨¦ (nacido David Cornwell) que ahora est¨¢n recuperando el trabajo de su padre para una nueva generaci¨®n y para un nuevo medio, la televisi¨®n. Por eso y porque esta nueva miniserie de seis episodios centrada en el conflicto Palestino-israel¨ª estaba entre los proyectos m¨¢s buscados en Hollywood tras el ¨¦xito de la adaptaci¨®n que hizo el mismo equipo para televisi¨®n con El infiltrado. Lo que Skarsgard no esperaba era quedarse toda la noche en vela devorando las p¨¢ginas hasta el final. ¡°No pod¨ªa dejar de leerlo. Y con Park Chan-wook como director. Me fue muy f¨¢cil decir que s¨ª¡±, se sincera el actor sueco con EL PA?S. Movistar + acaba de estrenar la serie en Espa?a.?
Nadie pareci¨® preguntarse qu¨¦ sentido ten¨ªa hacer un remake de la pel¨ªcula que protagoniz¨® Diane Keaton en 1984, solo un a?o despu¨¦s de la publicaci¨®n de este best-seller. Incluso con el propio Le Carr¨¦ entre los guionistas el filme nunca consigui¨® el ¨¦xito esperado. Tampoco se preguntaron por la vigencia de este cl¨¢sico del espionaje de los setenta en un mapa geopol¨ªtico muy cambiado y en el que el terrorismo tiene otro rostro. Al rev¨¦s, como subraya Skarsgard, la fuerza del material y sobre todo el nombre del realizador coreano borr¨® cualquier sobra de duda.
Se trata del primer trabajo televisivo de Park, autor de festines visuales como Oldboy y La doncella, y su inesperado inter¨¦s por una obra que fue traducida en Corea en 2005 solo vino acompa?ado de dos peticiones: libertad estil¨ªstica y contar con la casi desconocida actriz Florence Pugh como protagonista. ¡°Yo tampoco me lo cre¨ªa. Sab¨ªa del proyecto pero estaba tan fuera de mi alcance¡±, asegura la int¨¦rprete brit¨¢nica, de 23 a?os, desconocida para todos los que no vieron su Lady Macbeth, porque quienes como Park no han podido olvidarla. Pugh ni hab¨ªa nacido en los a?os en los que transcurre la trama, pero la actriz hasta lo agradece. ¡°Me permiti¨® ser qui¨¦n no soy¡±, afirma al diario. Lo mismo le ocurre a la mini serie que ha preferido conservar la trama en esa tumultuosa d¨¦cada en lugar de trasladar la tensi¨®n a un conflicto m¨¢s cercano como los hermanos Cornwell hicieron con El infiltrado. Como ha recordado el realizador coreano a la prensa, ¨¦l mejor que nadie sabe lo que es vivir los ¨²ltimos coletazos de la Guerra Fr¨ªa nacido en un pa¨ªs todav¨ªa dividido como es Corea.
Pero La chica del tambor es bastante m¨¢s que una historia de espionaje. Serie de alto presupuesto, totalmente justificado tras el ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico de El infiltrado, La chica del tambor pase¨® a sus protagonistas por el mundo, rodando en los verdaderos lugares que Le Carr¨¦ detall¨® en su novela. Y eso incluye una noche de rodaje en la Acr¨®polis griega. ¡°Nadie hab¨ªa rodado en 60 a?os o as¨ª y verte all¨ª, solo, bueno con el equipo de producci¨®n pero sin la manada de turistas, de noche y esperando el amanecer fue una experiencia inolvidable. Hasta que fuimos al templo de Poseid¨®n en Sunia, y fue otra experiencia incre¨ªble con vistas al Mediterr¨¢neo¡±, describe Skarsgard de un rodaje que complet¨® en Londres.
Tanto los actores como la cr¨ªtica coinciden al se?alar que en el formato de serie limitada la obra de Le Carr¨¦ ha encontrado su medio. ¡°La historia es tan densa que necesita seis horas para respirar¡±, confirma Pugh enamorada de un libro que desconoc¨ªa antes. Lo mismo dice la revista?Variety en su cr¨ªtica donde describe la miniserie como ¡°fabulosa¡± y un nuevo ejemplo de la televisi¨®n de autor gracias a ese toque Park.
Dirigir sin palabras
La ¨²nica duda con el fichaje de Park fue el tema de la comunicaci¨®n. En lo visual no hubo ning¨²n problema. "Su estilo se nota hasta en el ¨²ltimo detalle", admira Pugh. Es el idioma el que no domina. A Skarsgard nunca le preocup¨®. "Viv¨ª otra experiencia con un director espa?ol que puso en escena Bodas de sangre en Gotemburgo (Suecia). El sab¨ªa mucho de Lorca pero poco de sueco", se r¨ªe ahora sin decir el culpable. Con Park fue diferente. "Tampoco habla ingl¨¦s pero te tiene en los detalles. Es tan preciso", sopesa. Pugh est¨¢ de acuerdo. "Tiene un traductor llamado Wonjo que tambi¨¦n es productor y que es su voz. Su conexi¨®n es tan cercana que no se pierde nada en la traducci¨®n", confirma la actriz.
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