Los l¨ªmites del humor son temporales: nadie es gracioso siempre
De 'Padre de familia' y 'Los Simpson' hace tiempo que se espera que se marchen con elegancia
He sido devoto simpsonero hasta el punto de saberme los di¨¢logos de episodios enteros (algo al alcance de cualquier espa?ol con orejas que pusiera Antena 3 a la hora de comer) y he sido incluso m¨¢s devoto de Padre de familia, el plagio confeso que mejoraba Los Simpson y los llevaba a un nivel de procacidad y gamberrismo que hac¨ªan de Homer un modelo de decencia y ejemplaridad a la altura del Michael Landon de La casa de la pradera. Y, sin embargo, no recuerdo cu¨¢ndo vi un cap¨ªtulo de cualquiera de las dos series. Me cans¨¦ de ambas. Los Simpson se estrenaron en 1989. Padre de familia, en 1999. Nadie aguanta escuchando los mismos chistes veinte o treinta a?os. Los l¨ªmites del humor no son conceptuales ni penales, sino temporales: tengo amigos divertid¨ªsimos que se hacen pesados a la segunda copa. Nadie, ni el humorista m¨¢s salvaje, tiene gracia pasada la una de la madrugada.
Esta semana, los productores de Padre de familia anunciaron que bajar¨¢n el tono (eliminando chistes hom¨®fobos) para adaptarse a los tiempos. En Los Simpson estuvo en el aire la continuidad de Apu, se?alado como estereotipo racista, aunque todo qued¨® en rumores. Son ?apas para adaptarse al susceptible siglo XXI y renovar una audiencia que hace tiempo que se mantiene por inercia. Una inercia poderosa, pero inercia. Cuando la parodia deja de referirse a la realidad para parodiarse involuntariamente a s¨ª misma, se vuelve inc¨®moda y grumosa. Los actores de carne y hueso tienen la ventaja de envejecer y pasar de moda, pero los dibujos animados se mantienen j¨®venes. Hace treinta a?os que Bart tiene diez. Es una frescura antinatural: el producto va atiborrado de conservantes.
Claro que ning¨²n productor mata su gallina de los huevos de oro. Le fuerza a seguir empollando chistes hasta que reviente o hasta que el ¨²ltimo millennial ofendido apague la tele, pero de la gente que sabe hacernos re¨ªr tambi¨¦n esperamos que sepa cu¨¢ndo debe callarse y marcharse con elegancia, y estos dibujos llevan a?os sin pillar las indirectas.
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