Gracias, madre

Lolo Rico fue escritora y guionista. Fue la primera mujer directora de un espacio de televisi¨®n y la responsable del ¨¢rea de programas infantiles y juveniles de TVE. Pionera en su ¨¦poca, fue capaz de hacerse valer en un ¨¢mbito entonces pr¨¢cticamente reservado a los hombres, vedado a las mujeres.

Entendi¨®, adem¨¢s, que la base para entender era no entender primero, que la curiosidad por lo que nos resulta incomprensible era el primer paso para comprender, y que para lo bello, lo divertido y lo bueno no hab¨ªa edades.

Lolo Rico fue una mujer de izquierdas, indoblegable y extraordinaria, que no transigi¨® con nada ni con nadie a pesar de las consecuencias que esto pudiera tener, y que tuvo para ella en much¨ªsimas ocasiones.

Confi¨® en las personas, aunque la decepcionaran, y fue siempre generosa. Su puerta, su cari?o y su talento estuvieron abiertos, hasta el final, para todo el mundo.

Lolo Rico fue todas esas cosas y muchas m¨¢s. Pero para m¨ª, por encima de todo, fue mi madre. Una madre peculiar, diferente al uso. A veces hada buena y a veces mal¨¦fica. A menudo, contradictoria, pero siempre sincera y honesta. Tan honesta que jam¨¢s ocult¨® sus dudas, sus incertidumbres y sus interrogantes.

Ella me ense?¨® a preguntarme, a no dar nunca nada por hecho. A reconocer los errores. A tener c¨®mo ¨²nica certeza que nada es definitivo ni seguro. De ella aprend¨ª a rebelarme contra viento y marea, a salvar todos los obst¨¢culos, a apasionarme, a no casarme m¨¢s que con aquello en lo que cre¨ªa de verdad.

Tambi¨¦n a convivir con mis debilidades y mis miedos. Con mis inseguridades. Ella, adem¨¢s, me transmiti¨® el amor a las palabras, y a las im¨¢genes, a la literatura y la poes¨ªa, a la pintura, a la fotograf¨ªa, al cine. En una palabra, a la belleza, y al poder pol¨ªtico de una obra de arte.

En la ¨²ltima etapa de su vida nos re¨ªamos, much¨ªsimo, juntas. De todo y de todos. De nosotras. A carcajadas. Amamos, tambi¨¦n juntas, ¨¢rboles, p¨¢jaros, perros y, por encima de todo, a las personas.

Su ¨²ltimo gesto fue extender una mano y acariciar el rostro de la auxiliar que la estaba atendiendo. ¡°Eres bonita¡±, le dijo.

Pero mi madre me transmiti¨® sobre todo un don que ten¨ªa a raudales: la creatividad. Un arma muy poderosa, capaz de permitirte sobrevivir en cualquier circunstancia. Gracias a ella me mantengo en pie. Siempre. Bendito talento que me permite retornar cada vez al punto de partida. Incansable. Casi nueva. O al menos con esperanzas, ilusiones, proyectos e ideas nuevas.

Gracias, madre.

Isabel Alba Rico es escritora, guionista y fot¨®grafa.