¡°No me interesa la desgracia por la desgracia¡±
A los 10 a?os, a Dulce Maria Cardoso la subieron a un avi¨®n para huir de Angola a Portugal. Tard¨® tres d¨¦cadas en recordar la experiencia en la novela 'El retorno'
¡°El fin de mi infancia fue el fin del imperio portugu¨¦s¡±. Eso ocurri¨® casi ayer, 1975. La ni?a Dulce Maria Cardoso, la v¨ªspera de cumplir 11 a?os, met¨ªa su vida en una maleta, abandonaba a su padre, a su hogar y a su ¨²nica patria, Angola, y era subida a un avi¨®n con destino a lo desconocido, Portugal. Treinta y seis despu¨¦s escribi¨® El retorno.
¡°Fue terrible, muy dif¨ªcil, aunque fuera una cr¨ªa, pues de alguna manera en esas edades todo es temporal¡±, recuerda Cardoso (Tr¨¢s-os-Montes, 1964). ¡°Ten¨ªa sentimientos contradictorios: por un lado dejaba a mis amigos, pero por otro iba a ir en un avi¨®n por primera vez y conocer¨ªa la metr¨®poli, que era, seg¨²n nos dec¨ªan en la escuela, fant¨¢stica y maravillosa¡±.
El drama de los cientos de miles de personas deslocalizadas de la noche a la ma?ana lleva m¨¢s de diez ediciones en Portugal desde su publicaci¨®n en 2011. Ha sido traducida a una decena de idiomas, del ingl¨¦s al b¨²lgaro y, desde ahora, gracias a la editorial La Umbr¨ªa y la Solana, llega en espa?ol El retorno. El dolor de los protagonistas de la novela, es el de la autora: ¡°La maravillosa metr¨®poli era un pa¨ªs pobre, gris, muy atrasado, muy diferente de Angola. Los colores, la comida, las personas, todo era diferente. Fue, primero, una desilusi¨®n, y despu¨¦s una sensaci¨®n inc¨®moda por estar rodeados, de repente, por gente que no conoc¨ªamos¡±.
Los retornados tampoco eran muy bien recibidos en su casa madre. Portugal hac¨ªa lo que pod¨ªa por acoger a esa avalancha de portugueses-angole?o, portugueses-mozambique?os y portugueses-caboverdianos. El imperio hab¨ªa desaparecido de un d¨ªa para el otro. Al protagonista Rui ¡ªnarrador de la novela¡ª, a su madre y su hermana les toca vivir en una habitaci¨®n de un hotel de cinco estrellas de Cascais, reconvertido en albergue de exiliados. ¡°Hab¨ªa triunfado la revoluci¨®n de los claveles y en ese ambiente, ¨¦ramos vistos como colonialistas, blancos que hab¨ªamos ido all¨¢ a explotar a los negros. Yo cog¨ªa el tren de Cascais a Estoril para ir a la escuela y recuerdo perfectamente que la gente me dec¨ªa ¡ªcon 11 a?os que ten¨ªa¡ª que me fuera a mi tierra, que regresara a Angola a seguir explotando a los negros. La p¨¦rdida del hogar y la forma en que fuimos recibidos result¨® una combinaci¨®n explosiva¡±.
El ni?o Rui se mueve en ese caos reconstruyendo su vida, pese al desgarro familiar ¡ªpadre y t¨ªo en Angola¡ª y social. ¡°En toda mi obra la historia con may¨²scula se cruza con la historia min¨²scula. Escog¨ª el nombre de Rui por razones afectivas, un amigo que perdi¨® a todos sus hermanos, asesinados, y literarias pues es el imperativo del portugu¨¦s ruir (desaparecer). No hab¨ªa nombre m¨¢s acertado¡±.
Hace unos meses, Cardoso particip¨® en la Feria del Libro de Guadalajara, visit¨® varias universidades norteamericanas y all¨ª comprob¨® que El retorno trasciende al amargo recuerdo de Angola. ¡°La novela es una radiograf¨ªa de la p¨¦rdida; personas que nunca oyeron hablar de los retornados se identifican con ellos porque creo que todos hemos pasado ya por esa sensaci¨®n de p¨¦rdida. En las universidades, los alumnos mexicanos se identificaban con el libro, porque tambi¨¦n hab¨ªan dejado a los padres y a sus familias por necesidad o por obligaci¨®n. El libro habla de la historia con may¨²scula, pero lo que emociona al lector son esas familias que lo pierden todo y reconstruyen de nuevo¡±.
Pese al traum¨¢tico desarraigo vivido por la ni?a Cardoso, El retorno no fue su primera novela. Tard¨® m¨¢s de 30 a?os en escribirla. ¡°No ten¨ªa una reflexi¨®n sobre aquellos hechos hist¨®ricos. Hab¨ªa vivido todo aquello pero no sab¨ªa c¨®mo escribirlo. Todo actividad art¨ªstica, a mi entender, debe ser respaldada por una reflexi¨®n, sino es gratuito. ?A qui¨¦n le interesa mi experiencia personal? Finalmente encontr¨¦ mi reflexi¨®n en la radiograf¨ªa de la p¨¦rdida y el resurgimiento. El ni?o Rui, pese a perderlo todo, es capaz de encontrar un amor en ese refugio. Hay una vida que corre paralela a las tragedia. No me interesa la desgracia por la desgracia. Me interesa la redenci¨®n, la resurrecci¨®n¡±.
El ¨¦xito de El retorno ha estado a punto de cobrarse otra v¨ªctima, la misma escritora, que ha tardado siete a?os en escribir otra novela, Eliete. ¡°Es complicado sobrevivir a ese ¨¦xito. Yo estoy completamente en el libro, no soy yo pero soy. ?C¨®mo me escapo, c¨®mo me reconstruyo y comienzo a ser otra?¡±.
Familia y dictadores
En Eliete, publicada por El umbral y la Solana a final de a?o, Cardoso tambi¨¦n escribe en primera persona. Es una mujer de mediana edad de una familia media que encara como puede las novedades de la sociedad actual, de las redes sociales a la abuela con alzh¨¦imer. Como en El retorno, no hay h¨¦roes. "En ninguna de mis novelas los hay. Todos los personajes son antih¨¦roes. Escribo sobre los l¨ªmites de la sociedad, sobre aquellos personajes que nadie quiere, los que no tienen nada de especial. Nunca el personaje es un profesor o un pol¨ªtico, todos son profesionales banales. Me identifico m¨¢s con estas personas. No s¨¦ si las conozco mejor, pero me interesan m¨¢s. No es paternalismo, es una identificaci¨®n".
En la familia normal de Eliete lo m¨¢s anormal son las referencias al dictador Salazar, muerto hace medio siglo. "Con el concepto de una vida normal Salazar convenci¨® a los portugueses de aceptar la dictadura. Inculc¨® una sociedad portuguesa pobrecinha, sin sue?os, sin riesgos, encarrilada por ¨¦l; ese concepto de vida normal est¨¢ a¨²n enraizado en el pa¨ªs. No nos dej¨® huellas f¨ªsicas, pero s¨ª psicol¨®gicas, nos formate¨®. Por primera vez en mucho tiempo vamos a tener una manifestaci¨®n de apoyo a Salazar; a nuestro alrededor vemos el ascenso de la extrema derecha y las tentativas de retroceso de los derechos humanos. Pensamos que estamos a salvo, que est¨¢n conquistados, pero la verdad es que el cuerpo social es como nuestro cuerpo, a partir de los 70 comienza a perder memoria. Nos estamos olvidando a lo que nos llev¨® el fascismo y estamos alegremente a recomenzar el proceso. Eliete es la anatom¨ªa de la familia y los desaf¨ªos a los que se enfrenta".
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