Marc Aug¨¦: ¡°Con la tecnolog¨ªa llevamos ya el ¡®no lugar¡¯ encima, con nosotros¡±
El prestigioso antrop¨®logo franc¨¦s publica 'Las peque?as alegr¨ªas', breviario para hallar la felicidad en la vida cotidiana "pese a todo"
Ni triste ni alegre, pero s¨ª intenso se ve al antrop¨®logo Marc Aug¨¦ (Poitiers, 1935), atributo con el que ¨¦l mismo define la chanson, cuyo tarareo reivindica como uno de los gestos cotidianos (como levantarse de la cama de un hospital y poder ya ir al bar de abajo y, en unos d¨ªas, a casa; tomar un caf¨¦ o un plato de pasta con los amigos, el retorno a una novela o a una pel¨ªcula para recuperar el impacto que nos provoc¨®¡) que nos proporcionan ¡°alegr¨ªas pese a todo¡±. Y ese todo son muchos males que atenazan a una sociedad en la que en 1992 ¨¦l cartografi¨® la existencia de Los no lugares (Gedisa 2006, reeditado en 2017) ¡ªaeropuertos, hipermercados en extrarradios, outlets gigantescos¡¡ª, donde las relaciones interpersonales, cruciales para nuestra identidad individual y colectiva, son nulas. Consciente quien fuera director de L¡¯?cole des Hautes ?tudes en Sciences Sociales? (1985-1995) y de diversas investigaciones en el Centre National de Recherche Scientifique (CNRS) de Paris de que ¡°la gran felicidad es dif¨ªcil de alcanzar¡±, por eso propone Las peque?as alegr¨ªas (?tico de los Libros).
Pregunta. ¡°Para ser feliz hay que conocerse, estar atento al presente y ser ¨²til a los dem¨¢s¡±, asegura. Pero en estos tiempos egoc¨¦ntricos, dos de esas premisas no las cumple casi nadie: conocerse a s¨ª mismo y darse a los dem¨¢s¡
Las tecnolog¨ªas alteran espacio y tiempo: puedes contactar con alguien en cualquier lugar y circunstancia, cuando relacionarse con el otro necesita dedicar un tiempo y un espacio concretos; es parad¨®jico: las redes sociales est¨¢n destruyendo las relaciones sociales
Respuesta. Por eso mi propuesta es modesta; ir aunque solo sea al bar de debajo de casa es una oportunidad de estar con los otros; puede parecer superficial, pero en cualquier caso es real. Todas las propuestas de mi libro est¨¢n vinculadas al movimiento, al ir hacia otras personas; en esos peque?os momentos nos sentimos existir, con los cinco sentidos; pero hay que saber darse cuenta.
P. Toda su obra, y en este libro tambi¨¦n, destaca la importancia de las relaciones sociales, de que nos hacemos y cobramos sentido cuando nos relacionamos con los otros, pero hay encuestas en EE UU? que detectan ya que los j¨®venes prefieren interactuar en las redes sociales que quedar f¨ªsicamente. ?Tenemos miedo a tratarnos cara a cara?
R. Es el gran mal de las redes, que est¨¢n trastocando la naturaleza misma de la relaci¨®n humana, alteran espacio y tiempo: puedes contactar con alguien en cualquier lugar y circunstancia, cuando relacionarse con el otro necesita dedicar un tiempo y un espacio concretos. Es parad¨®jico: las redes sociales est¨¢n destruyendo las relaciones sociales. La gente deber¨ªa detectar que no es suficiente lo que nos dan las redes. Y pasa tambi¨¦n que provocan que los efectos de reconocimiento sean sustituidos por los efectos de conocimiento: vemos a un presentador de televisi¨®n como si lo conoci¨¦ramos, pero solo lo reconocemos; y eso pasa con todo y con todos.
Cada vez hay un n¨²mero m¨¢s reducido de personas que est¨¢n en la vanguardia del saber real y demasiada gente que no sabe¡, pero que cree saber
P. Las nuevas tecnolog¨ªas se introducen en la ense?anza, en el contexto de que hay que ser flexible y dominarlas, pero muchas veces es en detrimento de la nemotecnia, los ex¨¢menes¡
R. Las redes deben ser utilizadas para difundir conocimiento y esto que digo se est¨¢ convirtiendo ya en una utop¨ªa educativa porque cada vez estamos m¨¢s lejos de eso; utilizamos m¨¢s las redes sociales para tratarnos que para conocernos y para conocer, es un error grandioso¡ Estoy de acuerdo en que cierta pedagog¨ªa es hoy demasiado blanda porque estos instrumentos, en s¨ª mismos, no transmiten nada. Nada puede sustituir el aprendizaje de la palabra ni la relaci¨®n, f¨ªsica, profesor-alumno y esto es urgente entenderlo ya. Cuanto m¨¢s se uniformiza la sociedad m¨¢s se ahonda en las desigualdades; una paradoja, ?verdad? Pero es as¨ª: cada vez hay un n¨²mero m¨¢s reducido de personas que est¨¢n en la vanguardia del saber real y demasiada gente que no sabe¡, pero que cree saber¡±.
No me cuesta imaginar una clase privilegiada que abandone la Tierra¡ No s¨¦ si la Tierra ya es toda ella un 'no lugar'
P. Pide en Las peque?as alegr¨ªas recuperar la ilusi¨®n de las primeras veces, recuperar pel¨ªculas y libros, lo llama ¡°tener el esp¨ªritu de Don Juan¡±, siempre con la ilusi¨®n seductora del primer d¨ªa¡ Pero condiciones laborales precarias, ritmos de trabajo y producci¨®n cultural masiva no invitan al sosiego de la revisitaci¨®n¡
R. Por eso hablo de ¡°peque?as felicidades a pesar de todo¡±; el m¨¢s alienado puede experimentar esos momentos de existir intensamente que propongo; pero sobre todo debe ser consciente de estarlos viviendo: no son momentos que nos vendr¨¢n por azar sino que hemos de saber que se est¨¢n dando en ese momento, reconocerlos para que puedan permanecer con nosotros; si uno es consciente de ellos tambi¨¦n son una promesa de futuro.
P. Incluye en la galer¨ªa de placeres, el tararear y el silbar¡
R. Hoy ya no se silba ni se canta; cuando era peque?o, lo o¨ªa constantemente en las calles, en las casas; era memoria hist¨®rica y nexo generacional, vinculabas el estribillo a algo de tu pasado¡En cambio, en cafeter¨ªas, centros o instalaciones hoy no paran de sonar radios o hilos musicales; hoy no soportamos el silencio. ?Miedo de estar con nosotros mismos? No, m¨¢s bien es el sistema que quiere que estemos inmersos en el ruido, quiz¨¢ para tenernos m¨¢s en tensi¨®n... no s¨¦. En cambio, el ruido, el volumen hacen m¨¢s dif¨ªcil la creaci¨®n. Al cantar, tenemos la sensaci¨®n de crear y de recrear.
P. Tambi¨¦n sorprende que reivindica la jubilaci¨®n, generalmente le¨ªda como que el sistema ha decidido que ya no le sirves y te aparca¡
R. Todo depende de qu¨¦ hacemos con ella; quiz¨¢ sea el gran momento de la verdad, de si tomas realmente las riendas del tiempo. Hay pocos momentos en la vida en los que podamos empezar algo y lo hayamos elegido nosotros. Hacer lo que siempre quisiste: crear, viajar, mudarte, plasmar un sue?o¡
P. En 1992, al detectar los no lugares, los ubic¨® en extrarradios, aeropuertos¡ ?No tiene la sensaci¨®n de que se han trasladado ya al centro de las ciudades, todas iguales con las mismas megatiendas, un shopping donde solo habla la tarjeta de cr¨¦dito?
R. Yo ir¨ªa m¨¢s lejos: hoy se puede decir que el no lugar es el contexto de todo lugar posible. Estamos en el mundo con referencias que son totalmente artificiales, incluso en nuestra casa, el espacio m¨¢s personal posible: sentados ante la tele, mirando a la vez el m¨®vil, la tableta, con los auriculares¡ Estamos en un no lugar permanente; esos aparatos nos est¨¢n colocando permanentemente en un no lugar. Llevamos el no lugar encima, con nosotros...
P. Estamos en un mundo que necesita que se consuma, pero el trabajo se precariza y los salarios no dan para consumir. ?Colapsar¨¢ el sistema o se defender¨¢ creando inframundos dist¨®picos?
R. El propio sistema capitalista est¨¢ creando esta dicotom¨ªa de mundos antag¨®nicos, es evidente. Pero no s¨¦ si se prolongar¨¢ en el tiempo, o si el sistema explotar¨¢ o se acabar¨¢ reformando¡ Y no lo s¨¦ porque no ha ocurrido nunca nada parecido en la historia de la humanidad: es la primera vez que todo es, literalmente, global. Y multifactorial. Incluso cuestiona el futuro f¨ªsico del planeta¡ No me cuesta imaginar una clase privilegiada que abandone la Tierra¡ No s¨¦ si la Tierra ya es toda ella un no lugar.
P. ?C¨®mo antrop¨®logo, c¨®mo ve el movimiento Mee Too?
R. Todos los sistemas culturales han justificado la dominaci¨®n masculina en todas las formas de cultura; el feminismo me parece muy importante porque permite pensar en el ser humano como hombre gen¨¦rico, no como sexo. Otra cosa son algunas de sus t¨¢cticas, discutibles, como la obligaci¨®n de la cuota paritaria o la exigencia de que solo sean mujeres o miembros del colectivo LGTB quienes puedan hacer o dirigir determinadas cosas; eso es casi contradictorio¡ Pero todo se resolver¨¢ el d¨ªa que la igualdad sea real.
P. ?El auge del nacionalismo y del proselitismo religioso es fruto directo de la globalizaci¨®n?
R. Las consecuencias de la globalizaci¨®n revelan el esp¨ªritu de ciertas religiones o sentimientos patrios. Est¨¢ claro que abren campos a las zonas oscuras de esos ¨¢mbitos.
P. ?Tiene valores propios Europa? ?Ante el fen¨®meno de la inmigraci¨®n masiva, los est¨¢ perdiendo?
R. Es curioso porque es cuando no estamos en Europa cuando pensamos que Europa existe y tiene unos valores. Europa no puede existir sin los valores de la Ilustraci¨®n del XVIII: su supervivencia es vital para ella. Es un suicidio para Europa fortificarse, crear muros contra los dem¨¢s.
P. La ONU tiene un Observatorio de la Felicidad¡
R. Es absurdo. Por no saber, no se sabe bien ni qu¨¦ observa. As¨ª estamos; por eso lo de mis peque?as alegr¨ªas.
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