Una escritora contra la literatura amable
Ottessa Moshfegh consolida su at¨ªpica voz con la historia de una mujer decidida a dormir durante un a?o
La escritora Ottessa Moshfegh (Boston, 1981) parece empe?ada en probar que es capaz de convencer a cr¨ªtica y p¨²blico con su peculiar querencia por historias poco convencionales, algo dementes y perversas, extra?amente adictivas y te?idas de un sarc¨¢stico humor negro. Le gusta el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, no hay duda, y se le da bien. En su ¨²ltima novela, Mi a?o de descanso y relajaci¨®n (Alfaguara), esto se traduce en m¨¢s de 300 p¨¢ginas en las que arrastra al lector al narcol¨¦ptico proyecto de una rica y bella heredera que decide en 2000 borrarse del mundo durante 12 meses, dejar su trabajo en una galer¨ªa de arte en Chelsea y encerrarse en su apartamento en el Upper East Side de Manhattan, para dormir a golpe de pastillas y tratar de renacer despu¨¦s limpia de angustia.
Casi tan peculiar como el proyecto de la protagonista es la idea Moshfegh de escribir sobre alguien que solo quiere dormir y que duerme. ¡°Pas¨¦ un verano en ese barrio en casa de una amiga y empec¨¦ a imaginar la vida del personaje, as¨ª arranc¨® el juego. Cu¨¢nto m¨¢s escrib¨ªa m¨¢s clara iba surgiendo esa misi¨®n que ella se impon¨ªa de dormir para alejarse de cualquier trauma¡±, explic¨® el mi¨¦rcoles en conversaci¨®n telef¨®nica desde Los ?ngeles. ¡°Situarlo en ese momento previo a la ca¨ªda de las Torres Gemelas fue algo que tom¨® cuerpo al describir la galer¨ªa en la que trabajaba y el arte de ese periodo¡±.
Como la narradora de su anterior novela Mi nombre era Eileen ¡ªganadora del PEN /Hemingway Award y nominada al Man Booker¡ª, la voz protagonista de Mi a?o de descanso y relajaci¨®n contiene una brutal sinceridad y crueldad, un inteligente humor francamente despiadado, poco frecuente en la ficci¨®n. ?Echa en falta Moshfegh narradoras femeninas m¨¢s descarnadas? ¡°Hay cosas ¨ªntimas que a menudo no est¨¢n en las novelas, pero no es que yo tenga un plan para corregir esto. Tampoco soy una lectora t¨ªpica porque soy escritora: si un libro tiene esp¨ªritu, y algo no ha sido mostrado, pienso que es una decisi¨®n deliberada. Realmente no me importa. Un personaje que no est¨¢ completo no me molesta especialmente. Lo agradable en literatura no es un baremo que tenga en cuenta¡±. Con el personaje de Eileen y sus escenas escatol¨®gicas, esta confesa admiradora de Charles Bukowski lo expres¨® con claridad. Entre aquella narradora y la nueva bella durmiente, la escritora ve algunas similitudes ¡ª¡°tienen relaciones dif¨ªciles con sus madres y voces con una tonalidad similar¡±¡ª, pero si la primera era invisible para el mundo y quer¨ªa meterse de lleno en ¨¦l, la segunda quiere escapar a golpe de pastillas. La premisa de Mi a?o de descanso y relajaci¨®n, reconoce Moshfegh, era ¡°peligrosa¡± en un momento como el actual en el que Estados Unidos est¨¢ sumido en una brutal crisis de opi¨¢ceos y adicciones. ¡°No quer¨ªa escribir sobre alguien que est¨¢ colgado y es dependiente sino sobre una persona que deliberadamente usa la medicaci¨®n¡±. Moshfegh rechaza frontalmente la victimizaci¨®n, en sus novelas y en el resto de sus escritos, como el ensayo que public¨® en oto?o en la revista Granta sobre c¨®mo al llegar la universidad trat¨® de ganarse a un escritor mayor coqueteando con ¨¦l, el reverso del #Metoo. ¡°No me interesan las historias de v¨ªctimas, sino los personajes activos. Las v¨ªctimas son pasivas, los relatos que surgen de ah¨ª restan poder a los personajes¡±.
La etiqueta de rara avis encaja bien con Moshfegh. De padre iran¨ª y madre croata, ambos m¨²sicos, creci¨® en la costa Este, estudi¨® en Barnard, vivi¨® un par de a?os en China, padece esclerosis, y?conoci¨® a su novio, con el que pasa largas temporadas en el desierto, durante una entrevista. ¡°Cada personaje que escribo no soy yo, pero me veo reflejada¡±. Y con el ¨²ltimo comparte una desmedida pasi¨®n por Whoopi Goldberg, ¡°una criatura francamente distinta¡±.
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