Cuando el coraz¨®n atropella la raz¨®n
Escribano corta dos orejas y Pepe Moral resulta herido ante una dif¨ªcil corrida de Miura

Acababa de saltar al ruedo el segundo toro de la tarde. Llevaba el hierro y la divisa de Miura, aunque no lo parec¨ªa por su tipo. Al contrario que la mayor¨ªa de sus hermanos, largos, zancudos y agalgados, este destacaba por su cuajo y por su encornadura m¨¢s abierta. Lo salud¨® Pepe Moral a la ver¨®nica y, cuando se dispon¨ªa a ejecutar la tercera de ellas, aquella locomotora lo arroll¨® con gran violencia, lanz¨¢ndolo por los aires. El impacto fue tremendo y, tras unos segundos de desconcierto, Moral se levant¨® visiblemente dolorido. C¨®mo para no estarlo. Si eso le ocurre a un mero mortal no se levanta ni en una semana.
Mientras su compa?ero se repon¨ªa en el callej¨®n del brutal atropello, el director de lidia, Manuel Escribano, sali¨® al rescate. En los tendidos se especulaba sobre el estado de Pepe Moral. ¡°?Saldr¨¢ a torear?¡±, le preguntaba un vecino de localidad a la parienta. Y s¨ª, cojeando, con el cuerpo maltrecho, el sevillano se hizo presente muleta en mano. Y aqu¨ª llega el eterno debate: ?Debe salir ante el toro un hombre mermado, que no est¨¢ en plenitud de facultades? El toreo tiene un evidente e intr¨ªnseco componente heroico, s¨ª, pero el coraz¨®n no debe atropellar a la raz¨®n.
MIURA/ESCRIBANO, MORAL
Toros de Miura, bien y desigualmente presentados (m¨¢s anovillados 3? y 6?), mansos, complicados y deslucidos en conjunto.
Manuel Escribano: _aviso_ estocada baja y ligeramente atravesada (saludos); estocada ligeramente trasera _aviso_ (oreja); _aviso_ estocada (oreja); pinchazo hondo _aviso_ y dos descabellos (saludos).
Pepe Moral: pinchazo y bajonazo (saludos); pinchazo hondo, bajonazo que escupe, dos pinchazos, media estocada muy tendida _aviso_ , cuatro descabellos, _segundo aviso_ , y 13 descabellos m¨¢s (saludos antes de pasar a la enfermer¨ªa). Fue operado de una cornada interna de diez cent¨ªmetros por encima de su rodilla izquierda.
Plaza de toros de Valdemorillo. Tercer y ¨²ltimo festejo de la Feria de San Blas. Tres cuartos de entrada.
Y aunque el de Miura, manso y descastado, tras un fuerte castigo en varas, lleg¨® al ¨²ltimo tercio aplomado y distra¨ªdo, Pepe Moral no estaba en condiciones, algo que qued¨® demostrado en su siguiente turno. De no ser por la benevolencia del presidente, Moral habr¨ªa escuchado los tres avisos. Tras mostrarse inseguro ante un animal deslucido, se las vio y se las dese¨® para acabar con el astado. La escena, completamente innecesaria, fue definitiva para que se impusiera el sentido com¨²n y el torero se marchara, por fin y entre el cari?o del p¨²blico, a la enfermer¨ªa.
As¨ª pues, y debido a que el cartel era un mano a mano, Manuel Escribano se qued¨® solo. Cualquier otro se habr¨ªa arrugado, pero si por algo se caracteriza el torero de Gerena es por su solvencia y oficio. Y as¨ª fue, con cuatro toros nada f¨¢ciles, que estiraban el cuello y se abalanzaban sobre su presa a la m¨ªnima oportunidad, cort¨® dos orejas y se march¨® a hombros por la puerta grande. Animoso con capote y banderillas -en algunos pares arriesg¨® y clav¨® en la cara-, mulete¨® con suficiencia, aunque la mayor¨ªa de redondos y naturales brotaron acelerados.
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