El mercado del arte: la crisis que nunca termina

Est¨¢n cambiando muchas cosas en el mercado del arte, desde la amenaza que se cierne sobre las galer¨ªas peque?as hasta las grandes y descontroladas inversiones en arte. Por eso va a haber muchos ojos pendientes de Arco este a?o, ya que se celebra en medio de una situaci¨®n internacional turbulenta y una desaceleraci¨®n general del crecimiento mundial. Espa?a, para la que se prev¨¦ un crecimiento ligeramente negativo en 2019, represent¨® solo el 1% del mercado del arte mundial y el 2% del europeo en 2016, seg¨²n un informe sobre el sector elaborado por la economista del arte Clare McAndrew para la Obra Social ¡°la Caixa¡±. Tambi¨¦n obtuvo cifras similares en el estudio de UBS Art Basel para 2018. La recuperaci¨®n del mercado del arte en Espa?a est¨¢ siendo lenta. Los compradores que pod¨ªan gastar entre 10.000 y 15.000 euros en el pasado invierten ahora menos dinero y, si compran algo, lo hacen quiz¨¢ a la mitad de ese precio. Es un dato de 2016, tambi¨¦n de McAndrew: el precio medio de las compras en el sector del arte espa?ol ronda los 5.000 euros. De aquel apoyo de anta?o de los bancos, volcado en las grandes adquisiciones en la feria, ha quedado la compra que hacen las instituciones, enfocadas cada vez m¨¢s a los artistas j¨®venes (y asequibles).

Sin duda, el de Espa?a es un mercado peque?o, aunque eso no impide que m¨¢s de 200 galer¨ªas lleguen este a?o a la feria, y muchas de ellas nuevas, como el caso de Timothy Taylor de Londres y Meyer Riegger de Berl¨ªn. En esta edici¨®n, adem¨¢s, Per¨² es el pa¨ªs invitado, y es de esperar que eso genere una relaci¨®n m¨¢s intensa con los pa¨ªses latinoamericanos en el futuro. Importante ser¨¢, dada la dif¨ªcil situaci¨®n del mercado del arte mundial y las profundas transformaciones que vivir¨¢ en los pr¨®ximos a?os. En estos casi 20 a?os que llevamos de siglo se han producido dos traspasos trascendentales de poder y de dinero en el comercio de arte: el de las subastas y el de las galer¨ªas. Si a eso a?adimos el auge de las ferias y la llegada de nuevos actores ¡ªlos consultores de arte y todo el mundo de la inversi¨®n en arte¡ª, el resultado es un panorama en transformaci¨®n constante.

Empecemos por las galer¨ªas. En los ¨²ltimos tiempos hemos visto el fen¨®meno de la ¡°megagaler¨ªa¡±, algo que no exist¨ªa antes. Hace dos d¨¦cadas, aunque algunas firmas como Marlborough o Wildenstein contaban con m¨¢s de un espacio, casi todas las galer¨ªas ten¨ªan un local ¨²nico. El sector de los marchantes contin¨²a muy fragmentado, con miles de galer¨ªas, en comparaci¨®n con el duopolio existente en el mercado de las subastas, en el que dos nombres, Sotheby¡¯s y Christie¡¯s, dominan la cima. Ahora dos reci¨¦n llegados, las casas de subastas chinas Poly y Guardian, est¨¢n amenazando ese duopolio, si bien los m¨¢ximos precios se siguen obteniendo en Londres y Nueva York. Ahora bien, la aparici¨®n de Larry Gagosian y algunos m¨¢s a finales del siglo pasado ha tenido una enorme repercusi¨®n. Estos ¡°megamarchantes¡± han construido unos espacios asombrosamente inmensos, a veces expandidos por todo el mundo. Solo Gagosian, por ejemplo, est¨¢ en Hong Kong, Atenas, Ginebra, Par¨ªs, Londres, Roma, California y Nueva York, en algunos casos con varios locales, de forma que tiene un m¨ªnimo de 18 sucursales en el mundo. Digamos que en el ¡°imperio Gagosian¡± nunca se pone el sol.

No es el ¨²nico: Pace, Hauser & Wirth, Zwirner y White Cube tambi¨¦n poseen unas galer¨ªas gigantescas y m¨²ltiples filiales, salvo White Cube. Al mismo tiempo, las galer¨ªas de nivel medio atraviesan dificultades. Muchas han cerrado o se han trasladado de un local a pie de calle a una planta superior que en algunos casos solo abren mediante cita. Los motivos son muchos y recuerdan a la situaci¨®n del ¡°pez grande que se come al chico¡± en otros sectores de la econom¨ªa. Cuanto m¨¢s grande es una galer¨ªa, m¨¢s posibilidades tiene de atraer a los artistas ¡°ganadores¡±, exhibir el arte m¨¢s famoso y m¨¢s caro, animar a los compradores m¨¢s ricos, dar las fiestas m¨¢s ostentosas e incluso financiar exposiciones en museos p¨²blicos, cosas que le dan reconocimiento y convencen a los coleccionistas para que compren. Estas grandes galer¨ªas se han convertido en ¡°marcas¡± en la misma medida que sus artistas; no hay m¨¢s que ver las obras en serie que producen Tracey Emin, Damien Hirst, Yayoi Kusama o Jeff Koons.

Las casas de subastas suponen una amenaza para las galer¨ªas porque han asumido muchas de sus funciones

Por su lado, las galer¨ªas m¨¢s peque?as capean como pueden las dificultades para mantener un espacio cuando hay pocos visitantes y tienen que pagar alquileres que no paran de subir y asistir a ferias de arte cada vez m¨¢s caras. La tendencia es que las galer¨ªas grandes les arrebaten a los artistas ¡°m¨¢s rentables¡±, porque pueden subir sus precios y ofrecerles un perfil m¨¢s internacional. Para una galer¨ªa de tama?o medio que ha invertido tiempo y dinero en construir la carrera de un artista, esa p¨¦rdida puede ser devastadora y provocar una grave disminuci¨®n de ingresos. Otra amenaza para el sector de las galer¨ªas son las casas de subastas, que han dejado su papel tradicional, la celebraci¨®n de subastas de arte en el mercado secundario, para asumir muchas funciones de los marchantes: organizar ventas, financiar la adquisici¨®n de obras de arte, prestar dinero con colecciones como garant¨ªas y servir de asesores en materia de arte. En 2016, Sotheby¡¯s pag¨® 85 millones de d¨®lares por AAP, una consultora fundada por la antigua directora de arte contempor¨¢neo de Christie¡¯s, Amy Cappellazzo, y el conservador Allan Schwartzman. Y un ¨²ltimo elemento es que se ha generalizado el uso de instrumentos financieros como las garant¨ªas para animar a compradores y vendedores, por lo que las subastas se han vuelto m¨¢s teatro que ventas reales, dado que la mayor parte de los lotes m¨¢s importantes se vende con antelaci¨®n, mediante garant¨ªas, antes de que caiga el martillo.

Tambi¨¦n podemos hablar de un ¡°fen¨®meno de ferias¡± que ha alcanzado ya su apogeo. Si en 1970 hab¨ªa solo 3, hoy tenemos m¨¢s de 300. Para las galer¨ªas con un ¨²nico espacio son la forma de poder acceder a un mercado internacional, encontrar nuevos coleccionistas y descubrir nuevos artistas. Pero se han convertido en una espada de doble filo porque la proliferaci¨®n de ferias hace que los coleccionistas ya no vayan tanto a las galer¨ªas. Por otro lado, el n¨²mero de galer¨ªas est¨¢ disminuyendo ligeramente, y muchas han decidido reducir la cantidad de ferias a las que asisten. Y no hay que descartar el elemento de ¡°fatiga de ferias¡± conocido como fertiga, que hace que los coleccionistas no puedan acudir a todas. Un s¨ªntoma de cierta desaceleraci¨®n es que MCH, la empresa matriz de Art Basel, haya decidido abandonar su intento de crear un grupo de ferias regionales. Y tanto Art Stage Singapore como NADA en Nueva York se han cancelado, mientras que Sommet, en Saint Moritz, se ha aplazado a 2020.

En general, el mercado del arte se prepara para un 2019 poco brillante. Los compradores chinos, importantes hasta ahora, se encuentran con el obst¨¢culo de los controles de divisas, que les impiden sacar dinero del pa¨ªs. Eso tuvo consecuencias en Art Basel Hong Kong el a?o pasado, y a ello hay que sumar la desaceleraci¨®n de la econom¨ªa china, que ha mermado la confianza. Otra decepci¨®n ha sido el crecimiento de las ventas de arte a trav¨¦s de Internet. El comercio en la Red, frecuentemente presentado como el futuro del mercado del arte, en realidad ha disminuido en los ¨²ltimos tres a?os. Seg¨²n el informe anual de Hiscox, aunque las ventas por Internet crecieron un 12% en 2017, ese ritmo fue inferior al 15% de 2016 y el 24% de 2015. El remate es que la inversi¨®n en arte se ha convertido en una fuerza nueva y poderosa, pero que solo repercute en la parte m¨¢s alta del mercado. Los inversores buscan obras seguras, ¡°de primera categor¨ªa¡±, de artistas reconocidos como Basquiat, Twombly, Freud, Bacon, Picasso o Warhol. Son obras que el due?o puede almacenar y sacar de nuevo a la venta al cabo de unos a?os, y eso est¨¢ elevando los precios a unos niveles extraordinarios porque todos los compradores buscan las mismas piezas. Adem¨¢s, la competencia se agudiza por la participaci¨®n de multimillonarios que quieren adquirir ¡°trofeos¡± para sus nuevos y relucientes museos privados. Esas cotas son inimaginables ¡ªe irrelevantes¡ª para la inmensa mayor¨ªa de los compradores de arte, tanto en Espa?a como en cualquier otro lugar, que quiz¨¢ no puedan gastar millones de d¨®lares, pero s¨ª pueden disfrutar de algo que han comprado por unos cuantos miles de euros. No tienen que preocuparse por el seguro, la seguridad ni el almacenaje, y, por si fuera poco, est¨¢n apoyando la creaci¨®n art¨ªstica. ?La mejor soluci¨®n, sin duda!

Georgina Adam es periodista especializada en mercado del arte en ¡®The Art Newspaper¡¯ y ¡®Financial Times¡¯.

Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.