Un lujo llamado Willem Dafoe
Julian Schnabel, pintor muy cotizado, es realizador de un cine que jam¨¢s me ha conmocionado, pero su protagonista tiene sobriedad, profundidad, matices
?msterdam posee m¨²ltiples y heterodoxos encantos. Para algunos visitantes, sus canales. O el exotismo erot¨®mano del Barrio Rojo. O esos coffee shops en los que se puede fumar toda la variedad de hierbas prohibidas sin que ning¨²n polic¨ªa se mosquee. O pasar embelesado tiempo en el Rijks Museum viendo la pintura de Vermeer y de Rembrandt. De otros tambi¨¦n, pero sobre todo de estos dos. E imagino que para mucha gente su primera y m¨¢s anhelada visita es el museo Van Gogh. Es imprescindible encontrar un horario en que no est¨¦ abarrotado, evitar las excursiones de turistas, poder saborearlo. Y la impresi¨®n es tan fuerte como duradera.
VAN GOGH, A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD
Direcci¨®n: Julian Schnabel.
Int¨¦rpretes: Willem Dafoe, Rupert Friend, Oscar Isaac, Mads Mikkelsen, Mathieu Amalric.
G¨¦nero: biopic. EE UU, 2018.
Duraci¨®n: 111 minutos.
Sabemos mucho de la vida de este hombre tan genial como profundamente infeliz. El cine se ha ocupado de ¨¦l varias veces, de su soledad desesperada (solo le quisieron su hermano Theo y a ratos Gauguin), su creatividad excepcional, su inconsolable sensaci¨®n de fracaso al no conseguir vender ni uno solo de sus cuadros, sus estancias en manicomios, esos lugares a los que puede conducir el exceso de dolor, de aislamiento, de depresi¨®n, su exaltaci¨®n ante los paisajes y la luz de Arl¨¦s y Auvers-Sur-Oise, su consecuente suicidio.
Recuerdo con encanto haber visto en la ni?ez o en la adolescencia El loco del pelo rojo, protagonizada por el electrizante Kirk Douglas y un vitalista y machote Anthony Quinn interpretando a Gauguin. Y era inquietante y muy pl¨¢stico el homenaje que le hizo Kurosawa en Sue?os. He olvidado, imagino que con causa justificada, el Van Gogh que dirigi¨® Maurice Pialat. Y hace un a?o vi la ins¨®lita y muy hermosa Loving Vincent, con formato de cine de animaci¨®n y en el que todas sus secuencias estaban pintadas por un grupo de artistas imitando la t¨¦cnica y los colores que utilizaba Van Gogh.
Van Gogh, a las puertas de la eternidad lleva la firma de Julian Schnabel, pintor muy cotizado cuya obra no conozco y realizador de un cine que jam¨¢s me ha conmocionado. Ni Basquiat, ni Antes que anochezca, ni La escafandra y la mariposa. Son intensas, pretendidamente art¨ªsticas y trascendentes, intentando crear una emoci¨®n que no se me transmite.
En esta ocasi¨®n, su estilo para describir al personaje y el arte que cre¨® es enf¨¢tico, pretencioso, fatigoso, moviendo la c¨¢mara hasta la extenuaci¨®n. Es evidente que el pintor Schnabel posee minucioso conocimiento y admiraci¨®n ilimitada del arte de Van Gogh, pero la explicaci¨®n que da con sus im¨¢genes me deja fr¨ªo.
Sin embargo, ocurre algo parad¨®jico en esta pel¨ªcula. Me ocurri¨® lo mismo con Antes que anochezca, retrato del acorralado y exiliado escritor cubano Reynaldo Arenas, y es que dej¨¢ndome fr¨ªo el trabajo de Schnabel, la interpretaci¨®n que hace Javier Bardem de un personaje tan complejo y desdichado me parece extraordinaria, me toca, me conmueve. Y quiero pensar que alg¨²n m¨¦rito de esto le corresponde al director. ?O no? Me ocurri¨® lo mismo con Bardem en la insufrible Biutiful. Aqu¨ª, Willem Dafoe hace una creaci¨®n memorable de Van Gogh. Con sobriedad, profundidad, matices, naturalidad, en un personaje excesivo que se prestaba a todos los desmadres histri¨®nicos.
Babelia
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