Tres tigres exc¨¦ntricos en un trigal

Este espect¨¢culo no fue coproducido por el Kunsten Festival des Arts ni por el Wiener Festwochen. Tampoco sube a escena a gente corriente para darse p¨¢tina social ni pretende ser la expresi¨®n de un profundo malestar. Sus art¨ªfices no se autodenominan creadores, sino artistas. No se dicen contempor¨¢neos, pero son de ahora mismo. Be God Is es fruto de largos a?os de trabajo: lo estrenaron hace seis, en versi¨®n germinal, de unos treinta minutos. Luego le sumaron veinte y otros tantos despu¨¦s, para recortarlo posteriormente: ahora dura una hora, que cunde bastante m¨¢s, de tan llena como est¨¢ de orfebrer¨ªa humor¨ªstica y de acci¨®n trepidante.

Oriol Pla, Blai Juanet y Marc Sastre son c¨®micos, m¨²sicos y volatineros, en diferente medida. Un tr¨ªo de exc¨¦ntricos que hace re¨ªr con fundamento. Sus n¨²meros no son novedosos, pero muy rara vez se facturan con tanta finura, precisi¨®n y salero. Hacen cosquillas, despejan las v¨ªas respiratoras y descontracturan la mand¨ªbula. Cuando la voz en off de Alberto San Juan presenta a estos chicos, interpretan una versi¨®n de In the Mood que satisfar¨ªa al mism¨ªsimo Glenn Miller.

Canta Sastre a la guitarra el¨¦ctrica el Space Oddity, de David Bowie, mientras Juanet toca el saxo y lleva al tiempo una rosa de largo tallo en fr¨¢gil equilibrio sobre la punta de su nariz, para impresionar a la espectadora de la que acaba de prendarse. Retoman ambos el In The Mood a mayor velocidad, para dar pie a que Pla interprete una pantomima el¨¦ctrica, desquiciada, m¨¢s r¨¢pido cada vez hasta el infarto final. Para causar efecto estrobosc¨®pico, estos chicos no necesitan oscuridad, luces ni el suministro de Iberdrola.

Con un pedal de efectos, Sastre le saca a su instrumento sonidos propios del viol¨ªn y Pla reacciona a cada ta?ido como Marcel-li Ant¨²nez reaccionaba en Epizoo al capricho soberano de los espectadores, a los que acababa de entregar el control de su cuerpo mediante un exoesqueleto accionado por un rat¨®n. Aqu¨ª la cosa va de broma, pero una de las caras que pone Pla evoca por su fuerza expresiva la de Urano devorando a sus hijos.

La destreza f¨ªsica aplicada a lo humor¨ªstico del primog¨¦nito de Quimet Pla, cofundador de Comediants, y de la actriz N¨²ria Solina (a la mesa t¨¦cnica en Be God Is: la familia al completo coprotagoniz¨® en oto?o Travy, celebrada pieza a un paso de la autoficci¨®n), evoca por momentos la del genial contraaugusto Vincent Molliens y la de James Thierr¨¦e, nieto de Chaplin, cuyos espect¨¢culos alucinados, de visitar Madrid en un futuro pr¨®ximo ¨Cque no lo parece¨C lo har¨¢n con veinte a?os de retraso.

En Be God is la textura homog¨¦nea prevalece sobre los saltos de g¨¦nero y de disciplina, y el trabajo de los tres jovenc¨ªsimos int¨¦rpretes est¨¢ tan bien concertado como el de piano, viol¨ªn y violonchelo en el scherzo del Tr¨ªo n¨²mero 1 en re menor de Mendelsson. Juanet, hijo del funambulista Boni (?recuerdan a Boni & Caroli), infiltra la funci¨®n con una veta circense.