Nuevo testamento
Jennifer Herrema y Neil Hagerty, felices de volver a odiarse, facturan otro ¡®¨²ltimo¡¯ ¨¢lbum de Royal Trux
Es su primer disco en 19 a?os, y muy probablemente vaya a ser el ¨²ltimo. Ser¨ªa su cuarto ¨²ltimo ¨¢lbum. As¨ª se escribe su historia: de testamento en testamento. Tras disolverse en el a?o 2000, no volvieron a dirigirse la palabra en tres lustros. Su ¨²nica comunicaci¨®n fue cuando uno de los dos integrantes de este combo formado en Washington DC a finales de los ochenta se comunic¨® con el otro para anunciarle que uno de sus gatos acababa de morir. Hoy parece que Jennifer Herrema y Neil Hagerty, los dos seres disfuncionales que conforman esta unidad de desorden que es Royal Trux, ya est¨¢n de nuevo peleados. ?l es hoy un padre casi feliz en Denver. Ella, estilista y dise?adora de moda en Los ?ngeles.
Atr¨¢s ha quedado su relaci¨®n rom¨¢ntica, sus excesos y su salvajismo, pero lo que sigue persistiendo es la ca¨®tica forma que tienen de interactuar. Eso s¨ª, hoy trasladada a la realidad de esta segunda d¨¦cada del siglo XXI. Grabado a trav¨¦s del email y con infinitas cancelaciones de espacio en estudio reservado para encontrarse, White Stuff nos devuelve a los Royal Trux de sus dos ¨¢lbumes anteriores, Veterans of Disorder y Pound for Pound, en los cuales trataron de escorar hacia lo digerible su especial talento para pasarse, u olvidarse, de alg¨²n ingrediente en cada receta musical que entregaban.
Pocos fans del rock cl¨¢sico han sonado tan poco cl¨¢sicos como este par. Lo suyo siempre ha estado m¨¢s cerca del desbarajuste hormonal y musical de Jon Spencer que de cualquier otra banda revivalista. Sus canciones no son para escuchar pu?o en alto, sino para darle a alguien con el pu?o en lo m¨¢s alto del cr¨¢neo.
Fieles a esa forma tan suya de desubicar al oyente, este White Stuff arranca como un disco de rock tan convencional como parece que son capaces de hacer. Sus voces superpuestas, pero justamente desacompasadas, estribillos que recuerdas que vas a olvidar y ritmos que suenan a pelea en el estudio entre Keith Richards, Marc Bolan y el tipo que trae las drogas los martes. Cuando m¨¢s accesibles son, m¨¢s inc¨®modos se vuelven. Que hablen de ellos en ese blues casi digital que es Suburban Junky Lady es casi molesto, aunque el tema sea una delicia. Lo mismo sucede con Purple Audacity #2, que es hasta bonito. Afortunadamente, aparece en el sexto corte, Get Used to This, el rapero Kool Keith para romper los platos. En Whopper Dave hacen lo mismo que en los dos primeros temas, pero m¨¢s a su estilo: sin sentido. Y ya felices de odiarse de nuevo se sueltan del todo en la psicod¨¦lica Purple Audacity #1.
Royal Trux pertenece a una ¨¦poca que no va a volver y facturan una m¨²sica que ya a casi nadie le importa: ese rock que se hace m¨¢s como se quiere que como se debe. Molest¨¢ndose mutuamente, una con su abatida manera de cantar, el otro con una forma de tocar la guitarra que a veces parece que el instrumento ha sido abandonado sobre una silla para irse a tomar algo al bar, el d¨²o ha vuelto a facturar otro disco para esos fans del rock que no sabr¨ªan decirte si el que est¨¢ muerto es Jerry Lee Lewis o Chuck Berry.
Royal Trux.?White Stuff. Popstock!
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