Don Winslow: ¡°El problema de las drogas es de EE UU y Europa. M¨¦xico lo paga en sangre¡±
Con Trump como personaje camuflado, el escritor cierra con 'La frontera' su monumental trilog¨ªa sobre el narcotr¨¢fico y la inmigraci¨®n
En su ¨¦poca de detective privado, hace dos d¨¦cadas, Don Winslow decidi¨® un d¨ªa que le apetec¨ªa conducir. Una carretera cualquiera, por ejemplo la 78 desde San Diego hacia el interior de California. Llevaba conduciendo media hora cuando llam¨® a su mujer. ¡°Estoy en un antiguo pueblo minero que te recordar¨¢ mucho a Wyoming o Colorado¡±. Se compraron un rancho y hasta hoy, un d¨ªa de febrero en el que est¨¢ nevando en Julian, un pueblo a una hora de la frontera con M¨¦xico y al lado del desierto.
Desde este lugar, Don Winslow (Nueva York, 1953) ha construido una carrera que lo sit¨²a entre los grandes de la novela policiaca. Ahora acaba de publicar en todo el mundo La frontera (HarperCollins), el tercer libro de una saga monumental alrededor del mundo del narcotr¨¢fico que comenz¨® con El poder del perro y continu¨® con El c¨¢rtel. Son libros sacados directamente de los hechos reales. En el caso de las bandas criminales, eso significa relatar escenas brutales. ¡°No hay pr¨¢cticamente nada en estos tres libros que no haya sucedido de verdad. Eso es lo triste. Por eso me quiero salir, porque esta mierda se te queda dentro¡±. Winslow promete que este es el ¨²ltimo libro de la saga, que ya lo ha contado todo. La novela transcurre en estos a?os, desde 2015, y uno de los personajes nuevos es un candidato a presidente cuya campa?a consiste en soltar opiniones de brocha gorda y meterse con gente en Twitter.
PREGUNTA. ?De d¨®nde surge este tercer libro? ?Hay una fuente de inspiraci¨®n espec¨ªfica?
RESPUESTA. Yo cre¨ªa que la historia hab¨ªa terminado despu¨¦s del segundo libro. De verdad pens¨¦ que no hab¨ªa nada m¨¢s que contar. Tristemente, no era as¨ª. Hemos entrado en la era de Trump. Hemos entrado en la era de la epidemia de hero¨ªna. Yo quer¨ªa escribir sobre inmigraci¨®n. Quer¨ªa ver la epidemia de hero¨ªna no como tema, sino desde el punto de vista de un adicto. Pens¨¦ que ya lo hab¨ªa terminado, pero no era as¨ª. Ahora s¨ª. Hay un cambio. Esto me ha ocupado un tercio de mi vida. Es mucho. Y no es el tema m¨¢s f¨¢cil, no est¨¢s escribiendo sobre cachorritos. Creo que es hora de pasar a otra cosa.
P. El libro es realmente una descripci¨®n del tr¨¢fico de drogas y sus consecuencias desde todos los puntos de vista. Una especie de gran informe omnicomprensivo del problema hecho desde la ficci¨®n.
R. S¨ª, ese es mi trabajo. Creo que mi trato con el lector es llevarle a un mundo en el que no podr¨ªa entrar de otra manera. Y mi t¨¦cnica para hacerlo, la que me gusta, es a trav¨¦s de los ojos de los que participan en eso. Intento ver el mundo a trav¨¦s de la experiencia de un traficante, un asesino, un yonqui, un polic¨ªa¡, todos son personajes que conozco muy bien. Escrib¨ª El c¨¢rtel porque cre¨ªa que ten¨ªa los conocimientos para explicar un suceso concreto. Cuando haces eso, tratas de contar la historia de una ¨¦poca, una historia realista, y te pegas bastante a los hechos reales. Y acabas contando una historia completa, porque a no ser que entiendas qu¨¦ ocurre aqu¨ª y all¨ª, no entiendes lo que ocurri¨® m¨¢s all¨¢. Una cosa es escribir que una chica se mete una aguja en el brazo. Otra distinta es saber de d¨®nde viene esa aguja y por qu¨¦. As¨ª que acab¨¦ escribiendo m¨¢s de lo que deber¨ªa. Y no puedes hacerlo todo. Hay historias que no caben.
¡°La cuesti¨®n central de la novela negra es c¨®mo vivir con decencia en un mundo indecente¡±
P. ?Cu¨¢nto cort¨®?
R. Mucho. Mire, en el primer libro, El poder del perro, el manuscrito original eran 2.000 p¨¢ginas. El editor me dijo: ¡°D¨¦jalo en la mitad¡±. Y yo le contest¨¦: ¡°?Lo corto en diagonal, en horizontal o en vertical? ?C¨®mo lo hago? ?Te mando solo las p¨¢ginas impares?¡±. Y me contestaron: ¡°Muy gracioso. Corta el rollo. D¨¦jalo en la mitad¡±. No fue tan duro sacrificar cosas, era que no encontraba la forma de hacerlo. Estaba perdido. Hasta que me di cuenta de que la cuesti¨®n central del libro, y creo que de cualquier novela negra, es la gente que busca la manera de vivir con decencia en un mundo indecente. Una vez que entend¨ª eso fue f¨¢cil cortar. Pero hay 100 p¨¢ginas de ese libro que a¨²n me arrepiento de haber quitado.
P. En el libro se nota una intenci¨®n de ser did¨¢ctico, de explicar cosas, no solo describirlas. ?Qu¨¦ es lo que el resto de Estados Unidos no entiende sobre la frontera con M¨¦xico?
El poder del perro ten¨ªa 2.000 p¨¢ginas. Cuando el editor me dijo que lo dejara en la mitad, pregunt¨¦: ¡°?Te mando las impares?¡±
R. Creo que no entienden que esta zona ha sido bicultural desde antes de que hubiera una frontera. No solo estamos en M¨¦xico ahora mismo, estamos en Espa?a. Mi tierra era una concesi¨®n de la Corona espa?ola. Despu¨¦s fue M¨¦xico. Despu¨¦s, Estados Unidos. Creo que la gente del noreste que escribe y comenta sobre esta ¨¢rea no entiende que llevamos mucho tiempo juntos. Y nos llevamos bien, gracias. Esta no es una zona de terror. No se ve crimen rampante. Es rid¨ªculo. Nunca fue as¨ª. Yo soy un tipo de herencia irlandesa e inglesa, vengo de la carne y las patatas. Ahora envuelvo todo en una tortilla con toda naturalidad.
P. Ese discurso afecta precisamente a California y Texas, las dos econom¨ªas m¨¢s grandes del pa¨ªs.
R. Otra cosa que me indigna es cuando Trump dice que va a parar las drogas con un muro, cuando el 90% de las drogas entran por la puerta, los puertos de entrada legales. Es la frontera comercial con m¨¢s actividad del mundo con dos econom¨ªas interconectadas. Por el cruce de El Paso pasa un cami¨®n cada 15 segundos. ?C¨®mo vas a parar eso? Destruir¨ªas las econom¨ªas de Texas, California, Arizona y Nuevo M¨¦xico. Eso significa destruir la econom¨ªa de Estados Unidos muy poco despu¨¦s, y la de M¨¦xico. No va a ocurrir. Cuando dice cosas rid¨ªculas como estas sabe que son mentira, porque las propias agencias del Gobierno te dicen que son mentira. En el juicio de Joaqu¨ªn Guzm¨¢n [El Chapo] lo dijeron: ¡°S¨ª, la mayor¨ªa de nuestras drogas pasan por San Diego, Laredo y El Paso porque es la forma de conectar con las principales autopistas¡±. Es como cualquier otro producto. Nos solemos referir al problema de las drogas de M¨¦xico cuando en realidad es el problema de las drogas de Estados Unidos y Europa. M¨¦xico es el que lo paga en sangre. Sin consumidor, no habr¨ªa productor. Mandamos alrededor de 64.000 millones de d¨®lares al a?o all¨¢ abajo a unos soci¨®patas violentos que est¨¢n destruyendo la sociedad, el Gobierno y sus comunidades. Y encima tenemos la osad¨ªa de se?alar a M¨¦xico y decir: ¡°Vamos a construir un muro para impedir que vuestros cr¨ªmenes vengan a este lado¡±. Si yo fuera mexicano, construir¨ªa el puto muro para impedir que baje el dinero estadounidense.
P. En el libro, el personaje de ?John Dennison es un trasunto de Donald Trump. ?Por qu¨¦ una referencia tan directa y evidente?
R. Mira, estoy harto de estos t¨ªos. Me has pillado al final de un d¨ªa muy largo, as¨ª que voy a ser muy directo. Estos t¨ªos, Trump y su banda, Stephen Miller, el Joseph Goebbels del Gobierno de Trump, son matones. Y a cualquier mat¨®n hay que pegarle un pu?etazo en la boca. Ya est¨¢. No puedes ser amable con ¨¦l. No puedes razonar con un supremacista blanco. A la mierda. Yo ten¨ªa mis diferencias con Barack Obama en t¨¦rminos de drogas y pol¨ªtica penal. Creo que lleg¨® tarde, pero lleg¨®. Por cierto, lo digo con total transparencia, mi hijo trabaj¨® para Obama. Pero con Trump es diferente. En mi opini¨®n, es un fascista. Y si estoy escribiendo de mi ¨¦poca, y de estos temas, no tiene sentido fingir. Lo he hecho ficci¨®n, me he tomado libertades; es ficci¨®n, no historia. ?Pero me arrepiento de haberme metido directamente con Trump? Para nada.
La frontera. Don Winslow. Traducci¨®n de Victoria Horrillo Ledesma. HarperCollins. 960 p¨¢ginas. 23,90 euros.
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