La familia Sorolla pleitea con Cultura para exportar un cuadro del pintor
Los descendientes quieren vender por cinco millones ¡®Fin de jornada¡¯, protegido desde 2018
Fin de jornada, una de las obras de la exposici¨®n que la National Gallery de Londres est¨¢ dedicando a Sorolla, es un cuadro en litigio. El Tribunal Superior de Justicia (TSJM) de Madrid decidir¨¢ en breve el futuro del lienzo, que convive con la familia Sorolla desde que Joaqu¨ªn lo pint¨® hace casi 119 a?os. En 2018, la Comunidad de Madrid puso en marcha el expediente para declararlo Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC).
En los ¨²ltimos 70 a?os, esta obra ha estado colgada en el sal¨®n de un piso de menos de 100 metros, en el centro de Madrid. Sus due?os, seg¨²n fuentes cercanas a la familia, quieren venderlo en el extranjero por cinco millones de euros, dado que en Espa?a no encuentran comprador dispuesto a desembolsar esta cantidad. Sin embargo, se han encontrado con la oposici¨®n del Ministerio de Cultura, que les ha prohibido la venta fuera del pa¨ªs al considerar que se trata de ¡°una obra de particular importancia para el patrimonio hist¨®rico espa?ol¡±.
La familia Sorolla ha recurrido ante la sala de lo contencioso-administrativo del TSJM la resoluci¨®n de la Junta de Calificaci¨®n, Valoraci¨®n y Exportaci¨®n de Bienes del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol, que les deniega la autorizaci¨®n para exportar Fin de jornada. ¡°Es una de las mejores pinturas realizadas por el artista durante su estancia en J¨¢vea en el verano de 1900, periodo de especial relevancia dentro de su producci¨®n, ya que marca el inicio de su etapa m¨¢s brillante¡±, declara la Junta de Calificaci¨®n, que aplica el art¨ªculo 51 del real decreto que desarroll¨® en 1986 la Ley del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol del a?o anterior y lo declara inexportable. En las alegaciones presentadas por Cultura ante el tribunal se destaca el valor del lienzo dada ¡°la escasez de obras relevantes de ese momento concreto de su producci¨®n¡±, as¨ª como su buen estado de conservaci¨®n.
La obra pertenece a siete hermanos, bisnietos de Sorolla, que atraviesan una situaci¨®n econ¨®mica dif¨ªcil: solo dos de ellos tienen trabajo fijo y uno padece p¨¢rkinson. ¡°Por desgracia necesitamos el dinero. Nos gustar¨ªa qued¨¢rnoslo toda la vida, pero no podemos. Nosotros queremos que quede en un museo p¨²blico, mejor que en casa de mi madre¡±, aclara un representante de la familia.
Los motivos del recurso de los Sorolla contra la decisi¨®n de la Junta de Calificaci¨®n son, seg¨²n consta en las alegaciones del ministerio, la ¡°vulneraci¨®n de la propiedad privada¡±, la ¡°vulneraci¨®n de la libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas en la Uni¨®n¡± y que en 2007 se concedi¨® permiso de exportaci¨®n, con dos informes favorables, escritos por Javier Bar¨®n, conservador del Museo del Prado, y Florencio de Santa Ana, entonces director del Museo Sorolla. Ante el juzgado, los descendientes del pintor valenciano han argumentado que Cultura ¡°ha dejado salir en estos a?os cuadros m¨¢s importantes¡±, y reclaman ¡°la misma generosidad¡± que su familia tuvo con el Estado al ceder los fondos y el edificio del Museo Sorolla.
En 2007, cuando la familia dispon¨ªa de permiso y comprador, el nieto del pintor se arrepinti¨® en el ¨²ltimo momento. Naci¨® en la casa que hoy es el Museo Sorolla y venderlo habr¨ªa sido traicionarse a s¨ª mismo. La autorizaci¨®n para exportar el cuadro caduc¨® al a?o.
Cotizaci¨®n art¨ªstica
Cuando las cosas se complicaron para la nueva generaci¨®n de los Sorolla a partir de 2016 y el padre ya no estaba, la familia reclam¨® un nuevo permiso de exportaci¨®n. Pero esta vez Cultura se lo neg¨®. Por eso, reclaman revocar la orden de Cultura y que les permitan vend¨¦rselo a un gran museo. Tanto el de Orsay, en Par¨ªs, como la National Gallery, en Londres, se han interesado por Fin de jornada, que marca un punto de inflexi¨®n art¨ªstica en la carrera de Sorolla.
Desde el ministerio prefieren no hacer declaraciones porque ¡°es un caso sub iudice¡±, pero alegan que la inexportabilidad est¨¢ regulada por la Ley de Patrimonio Hist¨®rico. Tampoco han querido aclarar si el Estado tendr¨ªa inter¨¦s en la compra del cuadro.
Las pretensiones econ¨®micas de la familia no pueden ser atendidas en el mercado espa?ol: el precio m¨¢s alto pagado por una obra de Sorolla fue de 1,5 millones de euros hace 29 a?os por el cuadro Francisqueta, figura de pescadora valenciana, en la casa de subastas Edmund Peel, durante la d¨¦cada dorada de las ventas de la pintura del siglo XIX. Su cotizaci¨®n permanece estancada o en descenso, ya que la cifra m¨¢s suculenta de los ¨²ltimos siete a?os no alcanz¨® el medio mill¨®n de euros, por Pescador de quisquillas (1908).
En el extranjero el mercado sigue apreciando los sorollas: en 2003 Sotheby¡¯s vendi¨® La hora del ba?o (1904) por 5,5 millones de euros, la cantidad r¨¦cord en subasta de Joaqu¨ªn Sorolla. La familia mantiene que es un pintor muy representado en Espa?a y poco conocido en otros pa¨ªses. ¡°No es un cuadro imprescindible para Espa?a y es su mejor marca en el extranjero¡±, a?ade el portavoz consultado. Que no es tan conocido lo avala el comentario del pr¨ªncipe Carlos de Gales durante la inauguraci¨®n de la exposici¨®n Sorolla: Spanish Master of Light, en la National Gallery: ¡°Nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar de este pintor¡±.
1900, a?o bisagra del drama social a la placidez burguesa
En 1900, el valenciano Joaqu¨ªn Sorolla logra lo que parec¨ªa imposible para un pintor espa?ol: gana la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs, con el inmenso ?Triste herencia!. Ser¨¢ la ¨²ltima vez que se acerque al drama social. Quiere ser un pintor nuevo. Ahora toca ser cosmopolita y alejarse cada vez m¨¢s del naturalismo, con af¨¢n de destacar y contrastar los colores, de acentuar las manchas de pintura pura sobre los efectos del agua.
Fin de jornada, que podr¨ªa haber sido el cartel de la National Gallery si la familia hubiera aceptado, marca el tr¨¢nsito de las oscuridades y miserias de finales de siglo a la luminosidad de los jardines de principios. Una suerte de bisagra en la carrera de Sorolla, que en 1900 rompe con sus temas y se entrega a los nuevos gustos, a la cr¨®nica social de la pl¨¢cida vida de la burgues¨ªa. Del dolor de los marginados a los privilegios de los que contemplan. Es el inicio de su deseo final: abrirse "camino fuera de Espa?a", como escribi¨® a su amigo Pedro Gil en 1893.
Babelia
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