Ian Bostridge emprende con Schubert el ¡®Viaje de invierno¡¯
El tenor publica un fascinante ensayo sobre la obra maestra para voz y piano del compositor austriaco
Ian Bostridge cree que a Franz Schubert le entr¨® una especie de fiebre prof¨¦tica cuando anduvo componiendo su famoso Winterreise: ¡°Le invadi¨® un tono b¨ªblico, mesi¨¢nico¡±. As¨ª lo cuenta en el libro que el tenor ha escrito sobre el ciclo de 24 canciones: ¡®Viaje de invierno¡¯ de Schubert: Anatom¨ªa de una obsesi¨®n (Acantilado). Relata c¨®mo sus amigos lo notaban especialmente hura?o y distante en un momento determinado del final de su vida. Cuando Joseph von Spaun, uno de sus ¨ªntimos, le pregunt¨® si le ocurr¨ªa algo, el m¨²sico respondi¨®: ¡°Pronto lo oir¨¦is y lo comprender¨¦is¡¡±. Y lo oyeron.
Pero comprendieron poco. ¡°Hoy voy a cantaros un ciclo de canciones espeluznantes¡±, dijo sobre la m¨²sica que hab¨ªa creado para los poemas de Wilhelm M¨¹ller. Lo hizo con una voz sobrecargada de emoci¨®n. Se asustaron. Entonces no llegaron a atisbar lo que degustaron en primicia. Solo despu¨¦s de morir a los 31 a?os, la mayor¨ªa cay¨® en la cuenta de que era una obra escrita para marcar ¨¦poca.
Quer¨ªa acercar la obra para encontrar un significado de nuestro tiempo
Con ese ¨¢nimo ha escrito Bostridge un delicado, sutil y fascinante homenaje a una creaci¨®n que le obsesiona desde adolescente. El int¨¦rprete brit¨¢nico, de 54 a?os, ha recalado esta semana en Madrid para cantar en el ciclo Universo Barroco del Centro Nacional para la Difusi¨®n Musical, donde actu¨® el mi¨¦rcoles, ¨²ltimo d¨ªa del invierno. Llegaba con los ejemplares de su ensayo, reci¨¦n editado en espa?ol en traducci¨®n de Luis Gago.
Bostridge parte de la idea de que el lied como g¨¦nero musical, voz acompa?ada de piano, no resulta algo mayoritario. Pero que Winterreise merece enmarcarse entre las obras maestras de la creaci¨®n humana. ¡°En la misma medida que Dante o Shakespeare, Van Gogh o Picasso¡±, explic¨® ayer durante una entrevista con este diario. Le fascina la clarividencia de Schubert (1797-1828) al comprender en pleno proceso creativo que se encontraba ante algo grande. ¡°Empezando por su extensi¨®n, m¨¢s larga de lo habitual, pero tambi¨¦n por la forma: no se habr¨ªa metido en ello de no saber que pod¨ªa lograr algo especial y novedoso¡±. Un s¨ªmbolo del m¨¢s genuino romanticismo. Una obra que resulta precursora en su atinado p¨¢lpito de los estados de ¨¢nimo para otras grandes haza?as de la creaci¨®n universal, como Trist¨¢n e Isolda: ¡°En una pieza como Erstarrung [Entumecimiento], se adelanta a la idea wagneriana del amor sin consumar¡±.
Proyectamos muchas cosas sobre ¨¦l sin que sepamos de verdad qui¨¦n fue
¡°Quer¨ªa acercar la obra a la gente para que encontraran un significado de nuestro tiempo¡±, afirma Bostridge. Y lo ha hecho ofreciendo todo tipo de puertas abiertas ante el inquietante misterio, pero ahorr¨¢ndose en gran medida juicios y conclusiones.
El autor no solo mantiene los interrogantes de este desgarrado y prof¨¦tico Viaje de invierno: los multiplica. ¡°La clave es precisamente eso, el misterio¡±. A lo largo de casi 400 p¨¢ginas navega por la m¨²sica y la poes¨ªa aportando bagaje, tambi¨¦n las sensaciones que le sorprenden al interpretarlo en escena. Conecta erudici¨®n con divulgaci¨®n. Elude tecnicismos, pese a contar con una s¨®lida formaci¨®n como historiador: ¡°En eso sigo el consejo que su editora dio a Stephen Hawking cuando escribi¨® su Breve historia del tiempo.Le dijo que cada vez que mostraba una f¨®rmula perd¨ªa 100.000 lectores. Yo huyo de ellas¡±.
Carrera de escritor
A su carrera de cantante, une la de escritor. Doctor en Historia y Filosof¨ªa con una tesis sobre la brujer¨ªa en Inglaterra, navega por ese g¨¦nero del ensayo aderezado con memoria y experiencia personal. Tan ¨²til para acercarse a la m¨²sica con palabras, pero consciente de que resulta imposible traducir el pentagrama al alfabeto. Bostridge public¨® en 2011 una especie de cuaderno personal que altern¨® con art¨ªculos en medios como The Guardian o The Times Literary Supplement. ¡°Cuando acab¨¦ el libro anterior consult¨¦ a mi mujer [la autora Lucasta Miller] qu¨¦ deb¨ªa hacer despu¨¦s y ella me propuso que intentara esto. La estructura la ten¨ªa clara, el orden de las canciones. C¨®mo contarlo, ya no tanto. Pero sali¨®¡±.
As¨ª desmenuz¨® sobre el papel esta obsesi¨®n que le acompa?a desde hace 30 a?os. Justo cuando lo escuch¨® por primera vez y comenz¨® a seguir su rastro en voces de referencia, como la del legendario Dietrich Fischer-Dieskau. Entre los trazos encontramos una atinada, sugerente y abierta biograf¨ªa de Schubert. Desnudado de t¨®picos, aliviado de lugares comunes, pero enriquecido en sus contradicciones, ambig¨¹edades e interrogantes. Junto a la leyenda de ese pobre solter¨®n, enfermo y taciturno, Bostridge presenta la objetividad de quien ha disfrutado del ¨¦xito y la buena acogida de sus obras en vida: ¡°Proyectamos muchas cosas sobre ¨¦l sin que sepamos realmente qui¨¦n fue. Nos fabricamos una imagen propia a base de fragmentos y an¨¦cdotas. Entre la melancol¨ªa y la furia y muchas veces no es as¨ª¡±.
Llegar a Schubert a trav¨¦s de Zizek, Steiner o Coetzee
M¨¢s all¨¢ del viaje de invierno acuciante que vive el Reino Unido con el Brexit, Ian Bostridge ha querido acercarse a la actualidad de la obra de Schubert mediante otros mecanismos m¨¢s sugerentes. Quiz¨¢s hasta le haya servido para huir del caos y el desastre que cree que se avecina, con otros asideros. En su ensayo sobre la obra de Schubert, Bostridge demuestra una pertinente capacidad de asociaci¨®n. Explica claves de la obra echando mano de pensadores como el clarividente George Steiner o el pol¨¦mico Slavoj ?i?ek. Pero tambi¨¦n de escritores como J.M. Coetzee o el cine de Spielberg. "la herencia cultural es algo irrenunciable y fundamental para entender obras del pasado en clave presente", asegura. Lo mismo que la forma musical que ?le explora con maestr¨ªa, el lied, si bien hoy minoritario, se encuentra en la ra¨ªz de una expresi¨®n de masas presente como es la canci¨®n popular. Es algo que sufri¨® sus cambios y etapas. De representar un modo de entretenimiento familiar en las casas del XIX y principios del XX, "sufri¨® una aut¨¦ntica transformaci¨®n formal cuando aparecieron la radio y los gram¨®fonos. Pero sobrevive en su pureza y su capacidad de comunicaci¨®n pura y directa. Sin aditivos, como un pertinente viaje vivo a las entra?as de la belleza y la creaci¨®n humana".
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