Patti Smith, el gran jefe indio del rock
La cantante protagoniza la segunda entrega de la colecci¨®n ¡®Mujeres en la historia'
El ¨²ltimo de los poetas rom¨¢nticos, el primer ap¨®stol del punk, el eslab¨®n que enlaza la Velvet Underground con los Ramones, el poeta beatnick que frasea como un m¨²sico de jazz, el m¨²sico que fusiona poema y canci¨®n inventando el tercer sexo musical, el animal m¨¢s fiero y m¨¢s tierno del underground neoyorquino de los a?os 70 resulta ser una mujer aunque vaya vestida de hombre. Es otra de las ni?as pose¨ªdas por el esp¨ªritu de Jo March, la mujercita que sacrific¨® su trenza a cambio de la libertad de convertirse en escritora, como su creadora, Louisa May Alcott.
La segunda entrega de 'Mujeres en la historia'
La m¨²sica Patti Smith protagoniza la segunda entrega de
, que llega ma?ana a los quioscos. El libro, escrito por Marcos Gendre, se une a los 30 t¨ªtulos que narran la vida de historiadoras, acad¨¦micas, artistas, etc¨¦tera que marcaron un hito. Las entregas tambi¨¦n est¨¢n disponibles en
,
por 9,95 euros.
Pues bien, sepan ustedes que esta criatura indomable no quiere ser definida como artista femenina. Cientos de veces ha repetido?Patti Smith que no quiere verse encajonada en ning¨²n g¨¦nero. Como muchas otras artistas y pensadoras en esos a?os (Susan Sontag o Marina Abramovich por ejemplo) se la puede considerar prefeminista o postfeminista o interfeminista ¡ªya me pierdo entre las olas de este mar donde no trago agua sino ox¨ªgeno¡ª pero no femenina ni feminista. Desde su primera entrevista se niega a una calificaci¨®n que supone pertenecer a un subconjunto, es decir, arte hecho por mujeres que aborda el hecho diferencial de ser mujer y que no interesa a la mayor¨ªa de los hombres, por lo que su impacto es limitado.
Patti acumula muchos santos en su altar, apenas hay una o dos santas, sus modelos son masculinos y se propone llegar a ser miembro del club de los muchachos con pleno derecho. La idea es presentarse ante ellos poderosa, contundente, incuestionable como un diamante en bruto, y hace ¨¦nfasis en lo segundo, en bruto. Porque a bruta no la gana nadie, es imposible quedarse impasible ante ese ¨¢ngel endemoniado de apariencia andr¨®gina. Ninguna banda quiere tocar despu¨¦s de la suya en los happenings de Saint Mark?s Place. El juego de la ambig¨¹edad ya lo han jugado Bowie y Mick Jagger unos a?os antes, pero un chico guapo que muestra su lado femenino gana en atractivo, mientras que una chica masculinizada con las axilas peludas no tanto. Pero el instinto le dice que si se presenta como hombre, la respetar¨¢n como a un hombre. As¨ª lo explica Judith Butler y ser¨¢ un acierto porque la jugada sale fenomenal. Su primer disco Horses es uno de los discos de rock m¨¢s influyentes de todos los tiempos para mujeres, hombres, amebas y formas de vida alien¨ªgena a¨²n por descubrir.
Han pasado muchos a?os desde entonces. Ahora ya no parece un muchacho, sino un gran jefe indio capaz de exorcizar los malos esp¨ªritus de veinte mil personas a la vez. Ha seguido dando sorpresas. En los ¨²ltimos tiempos su voz literaria ha explotado fresca y generosa a partir de un primer libro de memorias Just kids, un libro germinado durante los diecisiete a?os que estuvo desaparecida dedic¨¢ndose a su familia. La ¨²ltima vez que la vi, en el Primavera Sound del 2015, me estuve preguntando todo el concierto hasta d¨®nde habr¨ªa llegado si nunca hubiera dejado de tocar.
*Christina Rosenvinge?es?Premio Nacional de las M¨²sicas Actuales.?
Babelia
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