Sordidez
'Leaving Neverland' dura cuatro horas. Solo soporto unos 90 minutos. La sensaci¨®n de n¨¢usea es muy fuerte y temo que me pueda provocar pesadillas
Mucha gente afirma que enciende el televisor al llegar a su casa en la noche con la comprensible intenci¨®n de relajarse, buscar un entretenimiento que no exija esfuerzo mental. Dudo que lo consigan si ven esas cosas tan peligrosas para el sistema nervioso como Gran Hermano, S¨¢lvame o las tertulias pol¨ªticas, demostrativas de que el esp¨ªritu, el tono, los personajes y el griter¨ªo de las corralas sobreviven en formatos medi¨¢ticos, crean espect¨¢culo cochambroso, dan cantidad de pasta.
Yo recurro a mi inmensa filmoteca. No necesito ver nada nuevo, con la continua revisi¨®n de lo que tengo me sirve para encontrar Arcadia todas las noches. Pero con mi reciente y a¨²n temerosa incorporaci¨®n a la televisi¨®n por Internet me asomo (o me tropiezo) con documentales de todo tipo. Y sintiendo ancestral grima por el personaje que lo coprotagoniza me encuentro con Leaving Neverland. Dura cuatro horas. Solo soporto unos 90 minutos. La sensaci¨®n de n¨¢usea es muy fuerte y temo que me pueda provocar pesadillas. Narran la relaci¨®n entre Michael Jackson y una criatura australiana a la que introduce en su perverso mundo cuando esta tiene cinco a?os. Este cuenta su siniestro relato siendo un treinta?ero. Tambi¨¦n hablan su madre, su hermana, su abuela. No el padre, imagino que no tiene ganas, o valor, o decencia, para rememorar un espanto en el que los adultos actuaron como tontos o voluntariamente ciegos. Hay algo muy turbio en no percatarse de que tu ni?o ha ca¨ªdo en las garras del m¨¢s indeseable Flautista de Hamelin.
Es la historia de un corruptor profesional de menores y de c¨®mo una de sus victimas (me informan que a lo largo del documental aparece otro cr¨ªo que tambi¨¦n vivi¨® esa seducci¨®n s¨®rdida) se enamor¨® perdidamente de ¨¦l. El monstruo representaba el estrellato absoluto, el poder, el dinero, la fama, la realizaci¨®n de todos los sue?os de un ni?o. A cambio de devorar su peque?o cuerpo. Siempre igual. Qu¨¦ asco.
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