Las 10.000 cr¨®nicas de Colombine, la primera corresponsal de guerra
Una antolog¨ªa re¨²ne 350 art¨ªculos de Carmen de Burgos, borrada de la historia de la literatura y el periodismo espa?oles durante la dictadura por su compromiso social
Bendita hemeroteca. "Lo que m¨¢s importancia ha tenido hasta ahora, en lo que se llama pomposamente 'progreso del feminismo en Espa?a', es discutir si se debe decir concejal o concejala¡", escrib¨ªa Carmen de Burgos Colombine en Nuevo Mundo, el 5 de diciembre de 1924 en su art¨ªculo ?Concejal o concejala? No, la pol¨¦mica de usar t¨¦rminos como portavoza o miembra no pertenece a la nueva ola de feminismo, ya hace un siglo se cuestionaban estos asuntos sobre el lenguaje inclusivo en la prensa. Y quien lo se?ala es una periodista nacida en Almer¨ªa en 1867, la primera redactora en plantilla en un peri¨®dico en Espa?a y la primera corresponsal de guerra del pa¨ªs: Carmen de Burgos. Una mujer a quien el franquismo y la Iglesia borraron eficazmente de la historia de las letras espa?olas.
Sacar a la luz, desenterrar e intentar reparar el olvido al que se someti¨® a la figura y al trabajo de De Burgos ha sido la labor a la que ha dedicado gran parte de su vida Concepci¨®n N¨²?ez Rey, profesora ya jubilada del departamento de Literaturas Hisp¨¢nicas de la Facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid. N¨²?ez recuerda que en 1975 la profesora Elena Catena, una de las primeras mujeres que obtuvo el doctorado en Filosof¨ªa y Letras en la Complutense, le propuso realizar su tesis doctoral sobre Colombine. Finalmente, la public¨® en 1992 y en 2005 edit¨® la biograf¨ªa de quien para ella es la principal escritora en el primer tercio del siglo XX, sin obviar a Emilia Pardo Baz¨¢n, que muri¨® en 1921, antes que la periodista.
Ahora, cuando presenta Carmen de Burgos Colombine. Periodista universal, publicado por la Consejer¨ªa de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa, N¨²?ez rememora sus horas pasando p¨¢ginas en las hemerotecas, con una mascarilla para protegerse del polvo en tiempos en que los peri¨®dicos no estaban a golpe de un clic.
Esta antolog¨ªa es una selecci¨®n de 350 art¨ªculos de los casi 10.000 que escribi¨® en unos 140 peri¨®dicos de todo el mundo. A lo largo de los 41 cap¨ªtulos de las m¨¢s de 1.400 p¨¢ginas, ordenados por tem¨¢tica y cronolog¨ªa, recorre la segunda parte de la vida de Carmen de Burgos, la que comienza en 1901 cuando se instala en Madrid. Sobre todo, cuando, a partir del 1 de enero de 1903, Augusto Su¨¢rez de Figueroa ¡ªdirector del Diario Universal¡ª le propone que escriba una columna diaria firmada como Colombine, que con el tiempo tomar¨¢ casi el car¨¢cter de su segundo apellido. El pseud¨®nimo proviene de un personaje de la Comedia del Arte italiana que da el arquetipo de mujer fr¨¢gil y caprichosa, nada m¨¢s alejado de Carmen de Burgos que, sin embargo, utilizar¨¢ esa apariencia ligera del nombre como pantalla protectora mientras escrib¨ªa sobre temas de peso y calado social.
Llega a la capital con 33 a?os, independiente tanto en lo personal como en lo econ¨®mico. Laica, con un puesto como maestra y separada de su marido, tras lo que ella califica como un ¡°insufrible¡± matrimonio, fue una adelantada a su ¨¦poca. Ten¨ªa una pretensi¨®n: modernizar la sociedad, hacerla m¨¢s cosmopolita, erudita y europea y utiliza el periodismo para difundir su pensamiento.
Consciente del poder que ten¨ªa su espacio en los peri¨®dicos, De Burgos aprovecha para concienciar y denunciar la situaci¨®n laboral de los obreros; la de los ni?os en las c¨¢rceles; se opone a la pena de muerte... Sobre la carencia de derechos de las mujeres escribe en 1904: ¡°Hagamos a la mujer ilustrada, ayud¨¦mosla a buscar la subsistencia honradamente¡±. Ese a?o, publica El divorcio en Espa?a: ¡°Es un signo de progreso (...) Es conveniente a la sociedad y a la moral. Es indudable que el divorcio se establecer¨¢ entre nosotros como conquista de la civilizaci¨®n¡±. Hace campa?a por el voto femenino en 1906, a la vez que las sufragistas brit¨¢nicas. Aunque fracas¨®, no desisti¨® y continu¨® contando lo que ocurr¨ªa en el Reino Unido.
Se pone del lado de los que est¨¢n al margen de la sociedad, eso lo lleva intr¨ªnseco desde los tiempos de Rodalquilar (la localidad almeriense donde transcurre su infancia y adolescencia). Ten¨ªa olfato period¨ªstico para estar junto a los trabajadores en las huelgas o como corresponsal de guerra con los soldados en Melilla en 1909. A la vez hace semblanzas y entrevistas de personajes de prestigio, fij¨¢ndose en mujeres que destacaban como las actrices Sarah Bernhardt o Mar¨ªa Guerrero; escribe cr¨®nicas como la de la inauguraci¨®n del Museo Rom¨¢ntico¡
Por la amplitud de su abanico de temas y la capacidad que tuvo para publicar en todo el mundo se la considera una periodista universal y una escritora pol¨ªgrafa. ¡°Soy tan periodista como novelista¡±, dijo. Autora de m¨¢s de un centenar de novelas cortas y una docena de largas, de ensayos, de biograf¨ªas ¡ªcan¨®nica es la de Mariano Jos¨¦ de Larra que publica en 1919¡ª, de libros de viajes, en 1914 visita Cabo Norte y queda maravillada por la sociedad escandinava, tan alejada de la atrasada Espa?a a la que intenta abrir los ojos para que conozca otras realidades. Volviendo de ese viaje queda atrapada en Alemania por el estallido de la Primera Guerra Mundial. ¡°Nuestra compa?era Colombine, detenida como esp¨ªa por los alemanes¡±, titula el 25 de agosto de 1914 Heraldo de Madrid. Ella env¨ªa desde all¨ª su cr¨®nica: ¡°El espect¨¢culo de embarque de los rusos era humillante, familias enteras api?adas en la playa, entre bayonetas y culatazos de fusil, aterrorizadas¡¡±. Tambi¨¦n muestra su incapacidad para acobardarse cuando un hombre empuja a su hija y ella le retira violentamente con una fuerza que no se esperaba. Desconcertado la mira y grita: ¡°?Un ruso vestido de mujer!¡±.
Su carisma la acerc¨® al ambiente m¨¢s erudito de su tiempo. Se relacion¨® con Miguel de Unamuno, Gregorio Mara?¨®n, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Ram¨®n G¨®mez de la Serna ¡ªsu pareja durante dos d¨¦cadas¡ª. Tambi¨¦n en lo sentimental Colombine transgredi¨® las normas: compart¨ªa vida y mesa de escritura con un hombre al que superaba en 20 a?os y que la admiraba.
Muri¨® en 1932, solo un a?o despu¨¦s del comienzo de la Segunda Rep¨²blica. Cuando lleg¨® el franquismo, hicieron desaparecer el legado de esta mujer libre que encarn¨® lo contrario de lo que promulgaba el r¨¦gimen, con unos valores escandalosos y peligrosos para la Iglesia. Su hija se march¨® a M¨¦xico antes de la Guerra Civil, su hermana Catalina ¡ªque siempre la acompa?¨®¡ª se cree que huy¨® con otros exiliados a Francia. ¡°Maldita hemeroteca¡±, dir¨¢n los guardianes actuales de esos valores. Dichosa hemeroteca la que recobra la palabra y la vida ¡°deshojada en miles de cuartillas¡±, seg¨²n dijo de s¨ª misma Carmen de Burgos Colombine.
"?D¨®nde est¨¢n sus cartas?"
Aunque Carmen de Burgos cumpli¨® las m¨¢ximas period¨ªsticas de ¡°estar donde ocurr¨ªa la noticia¡± y de ¡°contarle a la gente lo que le ocurre a otra gente¡±, todav¨ªa no forma parte de los planes de estudio de las universidades, pero ¡°se va tomando consciencia de su importancia¡±, asegura la profesora Concepci¨®n N¨²?ez Rey, quien no descarta, aunque de manera muy remota, que se siga encontrando material escrito por Colombine. ¡°?D¨®nde est¨¢ toda su correspondencia?¡±, se pregunta.
Babelia
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