Rat¨®n de quiosco
La mayor¨ªa de las p¨¢ginas que integran los cuatro tomos de los ensayos reunidos de Ferlosio vieron la luz en la prensa y nacieron inspirados por ella
A ninguna lectura dedicaba tantas horas Rafael S¨¢nchez Ferlosio como a la de los peri¨®dicos. Los le¨ªa, los recortaba, los anotaba, los almacenaba... Pod¨ªa interrumpir un argumento sobre el car¨¢cter competitivo de Occidente para ilustrarlo con una fotograf¨ªa de Rafa Nadal sacada de una bolsa del s¨²per llena de diarios atrasados. Su ¨²ltimo libro unitario?¡ªGod & Gun, de 2008¡ª naci¨® como respuesta a una tribuna de Fernando Savater. Lo ferlosiano del asunto es que tard¨® 10 a?os en responderle y el resultado ocupa 300 p¨¢ginas.
Otro de sus ensayos, tal vez el que mejor resume su pensamiento ¡ªMientras no cambien los dioses nada habr¨¢ cambiado¡ª, surgi¨® en 1986 de una noticia: el accidente del transbordador espacial Challenger, que el 28 de enero de ese mismo a?o estall¨® a los pocos minutos de despegar con sus siete tripulantes dentro. Pocas veces un suceso habr¨¢ dado lugar a un an¨¢lisis tan certero de la relaci¨®n entre progreso y sacrificio. Ferlosio public¨® ese volumen a la vez que su ¨²ltima novela ¡ªEl testimonio de Yarfoz¡ª y que una recopilaci¨®n de art¨ªculos aparecidos en EL PA?S ¡ªLa homil¨ªa del rat¨®n¡ª. Editada por el hoy desaparecido sello del propio peri¨®dico, esa homil¨ªa contiene un texto de 1984 convertido en fetiche para los cr¨ªticos de la Transici¨®n ¡ªLa cultura, ese invento del Gobierno¡ª y se abre con la inolvidable dedicatoria a su hija, fallecida poco antes: "A la memoria de quien m¨¢s he querido en este mundo, Marta S¨¢nchez Mart¨ªn, que tantas veces meti¨® baza en estas p¨¢ginas, con su palabra aguda y redicha como una campanita de convento, que, a despecho del mundo, todav¨ªa me sonaba a amanecer".
Nunca se repuso de esa p¨¦rdida pero encontr¨® en su amigo Tom¨¢s Poll¨¢n a la persona con la que revisar sus art¨ªculos antes de enviarlos a la redacci¨®n (con un t¨ªtulo en lat¨ªn o con el ruego de que los destacados fueran lo m¨¢s anodinos posible). La extensi¨®n, la exigencia y la autoexigencia de los textos de Rafael S¨¢nchez Ferlosio son la mejor demostraci¨®n de que periodismo no es sin¨®nimo ni de superficialidad ni de caducidad. Una ampl¨ªsima mayor¨ªa de las p¨¢ginas que integran los cuatro tomos de sus ensayos vieron la luz en la prensa y nacieron inspirados por ella. En EL PA?S sobre todo, pero tambi¨¦n en Diario 16, Abc o revistas como Archipi¨¦lago o El Estado Mental. Lleg¨® incluso a ejercer como cronista taurino ¡ªantes de odiar los toros por su espa?olez¡ª y como enviado especial a Gibraltar o al 30? Congreso del PSOE, celebrado en 1984. Cuatro a?os antes public¨® otro art¨ªculo antol¨®gico ¡ªLa demencia senil de la cultura espa?ola¡ª, que se abre de forma demoledora: "La cultura espa?ola no recuerda, pero anda loca por conmemorar". Ya no ir¨¢ a? recoger al quiosco los diarios con la noticia de su muerte. Un disgusto menos.
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