Lo que pudo haber sido
El 'thriller' mantiene un cierto halo de negrura gracias a la labor fotogr¨¢fica y al oficio para la narraci¨®n de Michael Caton-Jones
Hay pel¨ªculas que llevan impresas en sus im¨¢genes y en su letra sus ambiciones y su corto alcance, el ADN de lo que lo que pudieron ser y de lo que han acabado siendo. Pel¨ªculas que, incluso mientras se ven, no paran de provocar pensamientos acerca de su intrahistoria, elucubraciones m¨¢s o menos disparatadas sobre su proceso de producci¨®n. Una de esas obras es Asher, con guion del novel Jay Zaretsky, que bien podr¨ªa haberse convertido en un oscuro thriller de Doug Liman protagonizado por Liam Neeson y Robin Wright, y se ha quedado en plomiza serie B dirigida por Michael Caton-Jones y protagonizada por Ron Perlman y Famke Janssen.
ASHER
Direcci¨®n: Michael Caton-Jones.
Int¨¦rpretes: Ron Perlman, Famke Janssen, Richard Dreyfuss, Jacqueline Bisset.
G¨¦nero: thriller. EE UU, 2018.
Duraci¨®n: 117 minutos.
Un imaginario mundo de segundas (o terceras) opciones en el que, sin embargo, algo queda de la idea original: un relato criminal con sentido de los dilemas personales, con personajes esquivos y sombr¨ªos, que aparca la acci¨®n en beneficio de una reflexi¨®n sobre la culpa y la redenci¨®n. Un resquicio, pero resquicio al fin.
Historia sobre las mafias jud¨ªas de Nueva York, centrada en un veterano sicario enfermo, solitario y al borde de la jubilaci¨®n, Asher mantiene un cierto halo de negrura gracias a la labor fotogr¨¢fica y al oficio para la narraci¨®n de Caton-Jones (salvo un par de a?ejas c¨¢maras lentas), eterno aspirante a director de acci¨®n de primera fila, que cuando tuvo oportunidades las desperdici¨® (The Jackal, Condenado, Instinto b¨¢sico 2), pero que tambi¨¦n ha logrado legar algunos notables trabajos de artesano en variados g¨¦neros: Memphis Belle, Vida de este chico, Rob Roy, la pasi¨®n de un rebelde.
En el guion de Zaretsky, cargado de estereotipos, se adivinan sus afanes y su inexperiencia: los personajes lo mismo sueltan una cavilaci¨®n de cierta profundidad que unas l¨ªneas de verg¨¹enza ajena. Pero, junto a detalles menores, como esa rid¨ªcula explosi¨®n, con fuego y efectos especiales del todo a 100, que bien podr¨ªa haberse evitado con un fuera de campo, lo que acaba emborronando la sensaci¨®n final que deja Asher es su desenlace: equ¨ªvocamente abierto y sin la valent¨ªa necesaria para dejar poso.
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