Nubes turbulentas
El dramaturgo Guillem Clua firma un intenso melodrama antihom¨®fobo, muy bien defendido por Carmen Maura y F¨¦lix G¨®mez
La golondrina, de Guillem Clua, es una vigorosa y emotiva respuesta al ataque terrorista al bar Pulse, centro de reuni¨®n de la comunidad gay de Orlando (Florida), donde murieron asesinadas 49 personas en verano de 2016. La obra se estren¨® al a?o siguiente en castellano e ingl¨¦s en el Cervantes Theatre (Londres), donde volvi¨® en abril y mayo. En Espa?a se present¨® en Avil¨¦s en septiembre de 2018 y ahora est¨¢ desbordando el madrile?o Infanta Isabel hasta mayo, y despu¨¦s girar¨¢ por toda Espa?a. Se han hecho diversos montajes en Uruguay y Rumania; en Atenas lleva dos temporadas, y est¨¢ a punto de estrenarse en Italia y en Brasil.
A la casa de Amelia (Carmen Maura), una solitaria profesora de m¨²sica, llega Ram¨®n (F¨¦lix G¨®mez), un joven visitante del que nada sabemos, salvo que quiere aprender a cantar una canci¨®n llamada La golondrina, emblema del v¨ªnculo secreto que les une. La sugestiva escenograf¨ªa de Alessio Meloni (una sala elegante, presidida por un gran piano, y en lo alto, un ventanal recorrido por nubes turbulentas) tiene un aire entre po¨¦tico y on¨ªrico, y a la vez rotundamente realista.
Amelia no es una criatura sencilla. Lucha d¨ªa tras d¨ªa para no venirse abajo, tratando de salvarse del drama de su vida con una mezcla de naturalidad contenida y un humor seco y cortante, dos elementos que Maura sabe bordar: el personaje parece concebido para ella. Es un placer escucharla y verla moverse y mandar en el escenario. La diferencia con el cine es obvia: en teatro quedan algo lejos sus ojos, la fuerza de su mirada. Quiz¨¢s le falten todav¨ªa algunas funciones para acabar de hacer plenamente suyo al personaje.
No conoc¨ªa a F¨¦lix G¨®mez y me pareci¨® un int¨¦rprete notable. Traza muy bien la evoluci¨®n de Ram¨®n, desde su inicial charlataner¨ªa nerviosa, como un resabio adolescente, hasta el endurecimiento que revela la afloraci¨®n de una pena adulta. Amelia y Ram¨®n son universales porque est¨¢n muy bien construidos. Fluyen y nos atrapan los vaivenes de su di¨¢logo; cada giro a?ade una nueva pieza y nos va haciendo comprender con claridad lo que sienten y lo que ocultan. Como bien dice Clua, la funci¨®n habla de ¡°reconocerse en el dolor del otro para no permitir que las bestias ganen: en un atentado todos somos v¨ªctimas¡±.
Josep Maria Mestres ha hecho un trabajo afinado con la tensi¨®n de la trama. Es una pieza dif¨ªcil de fijar: no es sencillo moverse por esa maroma que, adem¨¢s, transcurre en tiempo real. Unos echar¨¢n en falta mayor dramatismo, y otros quiz¨¢s le culpen de lo contrario. Yo creo que la partitura est¨¢ muy equilibrada: me gusta la contenci¨®n de ambos, el crescendo de sus emociones y el estallido del tercio final, precedido del largo y magistral pasaje en el que Amelia, sentada, casi inm¨®vil, recibe todo lo que Ram¨®n le env¨ªa, y a la inversa, cuando ella le dice todo lo que ha de responderle. Echo, sin embargo, a faltar m¨¢s poder¨ªo en la ¨²ltima escena. Creo que el problema est¨¢ en la canci¨®n. Es, justamente, un momento de musical: los personajes se encuentran ah¨ª, dir¨ªa que piden otro tema, con m¨¢s intensidad. Cada uno, claro est¨¢, tiene su propia banda sonora, y Clua el que m¨¢s. Yo imagino otra Golondrina, cercana a la de Nicol¨¢s Ju¨¢rez (¡°Ad¨®nde ir¨¢ / veloz y fatigada¡¡±) que populariz¨® Pedro Infante, y muchos descubrimos al final de Grupo salvaje, de Peckinpah. O una balada en la l¨ªnea de Te busco, de Celia Cruz, que son¨®, sublime, en Lantana, como un himno de p¨¦rdida.
He de se?alar algo infrecuente. Me sorprendi¨® el exceso de toses, carraspeos y crujidos de butacas, e incluso algunas risas en momentos de alto voltaje emocional, como hac¨ªa tiempo que no escuchaba en un teatro, hasta el punto que pens¨¦ en protestas camufladas ante lo que quiz¨¢s algunos esperaban como una comedia humor¨ªstica. Se?alo esto porque Maura y G¨®mez se enfrentaron a esas dif¨ªciles condiciones y ganaron: la funci¨®n del pasado domingo en el Infanta acab¨® con fuertes aplausos, y buena parte del p¨²blico en pie y con l¨¢grimas.
A la salida escuch¨¦ que alguien calificaba la obra como ¡°un melodrama muy sentimental¡± y ¡°de mensaje¡±. No tengo nada contra los melodramas ni contra los mensajes, si son verdaderos y necesarios, y est¨¢n expresados con sentimiento, y si ofrecen debate dram¨¢tico con fuerza, como aqu¨ª sucede. Para entendernos: un p¨²blico de coraz¨®n abierto, que nunca haya utilizado terminachos tan irritantes y vac¨ªos como ¡°buenismo¡±, posiblemente saldr¨¢ conmovido del teatro. La golondrina me parece una obra hermosa, combativa y muy bien armada. Yo creo que va a emocionar, va a provocar una reflexi¨®n muy ¨²til, y a ser, como est¨¢ siendo, un ¨¦xito en muchos pa¨ªses.
La golondrina. Texto: Guillem Clua. Direcci¨®n: Josep M? Mestres Teatro Infanta Isabel. Madrid. Hasta el 5 de mayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.