Beyonc¨¦ en el Louvre
La cantante grab¨® un v¨ªdeo musical en el museo parisiense el verano pasado, ahora Giacometti visita el Prado
El verano pasado la cantante Beyonc¨¦ y su marido el rapero Jay-Z rodaron un v¨ªdeo musical en el museo del Louvre, con un paseo sorprendente entre algunas de las piezas m¨¢s populares all¨ª conservadas. Desde la Victoria de Samotracia hasta la Gioconda -sus dos damas m¨¢s ilustres-, pasando por un cat¨¢logo de grandes obras y grandes maestros, el museo parisiense se convert¨ªa en escenario privilegiado para un producto visual inquietante, a ratos previsible y a ratos salpicado de una belleza ins¨®lita ¨Cocurre con la coreograf¨ªa en la gran escalinata hacia la emblem¨¢tica escultura mutilada-. Para algunos era una maniobra inteligente de marketing con el fin de visibilizar el Louvre, aunque no le hace falta. Para otros, una repugnante artima?a de mercado; una forma de banalizar la verdadera cultura en un museo excesivamente preocupado por el n¨²mero de visitantes.
Es posible que ambas opiniones sean ciertas: el v¨ªdeo dio m¨¢s visibilidad al Louvre y aument¨® su presupuesto. De cualquier manera, la pregunta pertinente podr¨ªa no estar relacionada s¨®lo con estrategias de marketing y econ¨®micas. Quiz¨¢s lo que resulta curioso en las instituciones que abren el relato tranquilo de los grandes maestros a la incursiones de lo moderno o lo actual ser¨ªa dilucidar otras posibles motivaciones, al margen de construir la novedad entre lo conocido y llamar la atenci¨®n del visitante sobre las colecciones permanentes. La National Gallery de Londres, el Hermitage, el Prado, el propio Lourvre, Versalles¡y tantos grandes museos llevan a?os sintiendo el deseo de interrumpir relato y consenso y dejar que lo sorprendente altere su vida tranquila, de siglos. Se invita a artistas modernos, artistas vivos e incluso a raperos a instalarse en las salas y desquiciar la vieja narrativa, como si ya no bastaran la solera y la gravitas del pasado.
Personalmente me parece una maniobra m¨¢s compleja que el mero deseo de novedad y de marketing. Me parece m¨¢s profunda que la relectura de collage y desterritorilizaci¨®n ¨Ctemporal tambi¨¦n- a la cual nos han abocado la presi¨®n de las redes sociales e Internet. Se trata de la conciencia de lo inestable en las obras, de sus cambios y resignificaciones a lo largo de los siglos y a partir de las diferentes miradas. Porque los grandes maestros se han le¨ªdo siempre desde los ojos de un presente que los conforma como relato quebrado. Bien visto, es la l¨®gica misma del museo, su ars combinatoria: cada obra, al lado de otras, adquiere un nuevo significado. Ocurre con el v¨ªdeo de Beyonc¨¦: dejando a un lado la supuesta operaci¨®n de marketing, la escalinata hacia la Victoria de Samotracia no volver¨¢ a ser la misma para quienes hayan visto el clip.
Ahora las esculturas de Giacometti se pasean por el Prado. Otra vez un artista moderno irrumpe entre los cl¨¢sicos. Aunque no. Igual que ocurriera con la visita de Picasso hace a?os, el suizo vuelve a casa. Giacometti es tambi¨¦n ya un gran maestro.
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