?Es mucho pedir un poco de silencio?
La cuesti¨®n de la muerte digna es tan delicada (por dolorosa para quien tiene que decidir, no porque soliviante y excite a nadie), que hay que evitar cualquier intervenci¨®n que a?ada bronca y griter¨ªo
Antonio Aramayona se suicid¨® en 2016. Su caso no es comparable en absoluto con el de la mujer de ?ngel Hern¨¢ndez, porque Antonio, a pesar de tener una grave discapacidad y un enorme deterioro f¨ªsico, pod¨ªa valerse mal que bien por s¨ª mismo, y no quer¨ªa llegar al extremo de tener que pedir ayuda para morir. Por eso, su situaci¨®n planteaba muchos m¨¢s dilemas ¨¦ticos, e incluso hizo dudar a algunos activistas del derecho a morir dignamente. Jon Sistiaga cont¨® sus ¨²ltimas semanas en un cap¨ªtulo especial de su serie Tab¨² (titulado Y al final, la muerte), en el que aparezco, porque yo era amigo de Antonio, que fue mi profesor. En 2017 publiqu¨¦ La mirada de los peces, un libro basado en mi relaci¨®n con ¨¦l y en la catarsis que su muerte provoc¨®, y algunos lectores y cr¨ªticos se sorprendieron (no s¨¦ si reproch¨¢ndomelo) de que en sus p¨¢ginas no hubiera una reflexi¨®n sobre el derecho al suicidio, a la eutanasia y a la muerte digna.
No hab¨ªa tal reflexi¨®n no solo porque era irrelevante tal y como plante¨¦ el libro, sino porque yo ya ten¨ªa resuelto el dilema: no cab¨ªan peros a la decisi¨®n de Antonio. La literatura se hace con dudas, no con certezas. Adem¨¢s, creo que la cuesti¨®n de la muerte digna es tan delicada (por dolorosa para quien tiene que decidir, no porque soliviante y excite a nadie), que hay que evitar cualquier intervenci¨®n que a?ada bronca y griter¨ªo. Asaetear con preguntas a ?ngel Hern¨¢ndez y banalizar su acto como parte del ruido electoral es profundamente regresivo. No comprendo la histeria desatada, que casi ensordece la tristeza y la indignaci¨®n mayoritarias por que la legislaci¨®n espa?ola no sea capaz de dar amparo a casos como este. ?Es mucho pedir un poco de silencio? O hablar en voz baja, al menos.
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