En casa de Jota Jota
El nuevo disco de J. J. Cale recibe una calificaci¨®n de 6 sobre 10
Una espesa, misteriosa niebla parece cubrir la figura de J. J. Cale. Hasta el nombre era falso: no se llamaba Jean Jacques sino John Weldon. El hombre, que muri¨® en 2013, alimentaba su mitolog¨ªa, viviendo temporadas en una caravana, unos dicen que en Nashville y otros que cerca de San Diego. En realidad, todo era m¨¢s sencillo: apenas actuaba por su fobia a volar, lo que ¡ªpor ejemplo¡ª le imped¨ªa girar por Europa, donde ten¨ªa dimensiones de estrella. Tampoco habitaba en una caba?a destartalada: ten¨ªa una casa con techo, cimientos¡ y un piano Steinway. Adem¨¢s, en una localidad hermosa, Valley Center, que fue refugio de muchas estrellas de cine.
Artista: J. J. Cale
Disco: Stay around
Sello: Because Music / Music As Usual
Calificaci¨®n: 6 de 10
Lejos de su imagen de ermita?o primitivo, Cale era un manitas que dedicaba muchas de sus energ¨ªas a las grabaciones caseras. Nada de hobby: se trataba de una dedicaci¨®n a tiempo completo. Se lo permit¨ªa gracias a los derechos de autor, esencialmente los derivados de las versiones de Cocaine y After Midnight, convertidas en carne de radiof¨®rmulas por Eric Clapton. Con el tiempo, Cale acumul¨® un archivo de temas in¨¦ditos, empezados en estudios profesionales y terminados en su sal¨®n (o al rev¨¦s), a veces hechos con m¨²sicos amigos o en soledad. De ese tesoro, su viuda, Christine Lakeland, ha extra¨ªdo los 15 cortes de Stay Around, el primero de lo que (suponemos) ser¨¢ una serie de discos p¨®stumos.
Se trata de una obra para adictos. Ya lo confesaba Jota Jota: ¡°Por mucho que intento cambiar, siempre me sale el mismo disco¡±. Se podr¨ªa argumentar que siempre hac¨ªa la misma canci¨®n (con diferente tempo, cierto). Un hallazgo hipn¨®tico: ritmos c¨ªclicos, voz confidencial, guitarras nocturnas. Y dos asuntos principales: la celebraci¨®n del amor, especialmente en su faceta carnal, y los lamentos por relaciones que no prosperaron. Los sentimientos que relataba eran tan elementales que parec¨ªan extra¨ªdos de un manual de rimas: su elegancia musical no generaba una equivalente riqueza literaria.
La suya era una expresi¨®n personal, n¨ªtidamente diferenciada de la de los colegas de Oklahoma que, como los okies de Las uvas de la ira, emigraron a California, tipos como Leon Russell o David Gates. Cuando Cale hablaba de influencias, sol¨ªa mencionar a Mose Allison, por su swing lac¨®nico, y tambi¨¦n a Billie Holiday, por su m¨ªnimo retardo respecto al ritmo de sus acompa?antes. En todo caso, son presencias fantasmales que no se detectan en sus discos.
El estilo laid back (aqu¨ª traducido como ¡°echao p¡¯atr¨¢s¡±) resulta altamente productivo una vez que se domina: estoy pensando en disc¨ªpulos tan aventajados como Mark Knopfler y Joaqu¨ªn Sabina. Escuchando las 15 piezas de Stay Around, uno echa de menos la ausencia de fricci¨®n: J. J. Cale, igual que sus admiradores, mejorar¨ªa con alg¨²n reto, el acicate de tocar con instrumentistas asertivos, el riesgo de probar con arreglos m¨¢s coloristas. Se lo coment¨¦ durante una entrevista y solt¨® una carcajada: ¡°Demasiado tarde para cambiar de vida¡±.
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