¡®Juego de tronos¡¯ 8x01: El sexo de los dragones
El primero de los seis nuevos episodios arranca poniendo sobre la mesa tiranteces que sabemos que no pueden llegar muy lejos
La ¨²ltima temporada de la serie m¨¢s popular del planeta despeg¨® en la madrugada del lunes con toda la expectaci¨®n posible. Dicho de otro modo, la hora de la verdad (si es que eso significa algo) ha llegado. Solo nos separan 400 minutos (algunos menos despu¨¦s del episodio reci¨¦n emitido) para saber c¨®mo se resuelve casi una d¨¦cada de ficci¨®n televisiva.
Los primeros cap¨ªtulos siempre son frustrantes, se cierran cuando la trama est¨¢ entrando en calor, y de eso tampoco se libra el primero de los seis de la octava temporada, que arranca poniendo sobre la mesa tiranteces que a estas alturas sabemos que no pueden llegar muy lejos. Como era de esperar la llegada a Invernalia de Daenerys Targaryen, la madre de los dragones y ahora amante del rey bastardo Jon Nieve, despierta recelos entre los norte?os. El h¨¦roe calzonazos en brazos de la lagarta rubia. No lo dicen, pero lo piensan.
Aunque durante estos a?os Juego de tronos no ha escatimado detalles sobre la vida sexual de sus personajes principales, con Jon Nieve y la heredera de los Targaryen las cosas son diferentes. La s¨¦ptima temporada termin¨® con un plano-contraplano de los dos personajes mir¨¢ndose a la cara mientras retozaban en la cama del barco que les conduc¨ªa al norte. Mientras, la voz en off de Bran Stark (ese inquietante personaje que todo lo ve y todo lo sabe) reconoc¨ªa la verdadera identidad de Jon, hijo leg¨ªtimo de Lyanna Stark y Rhaegar Targaryen y, por tanto, ni bastardo ni pringado, sobrino de su amante y heredero directo al Trono de Hierro de los Siete Reinos. Se oyeron entonces cr¨ªticas al escaso voltaje er¨®tico de la escena. Pero no se trata ni de falta de qu¨ªmica entre los int¨¦rpretes ni que Emilia Clarke (la actriz brit¨¢nica que da vida a la Khalessi) haya expresado su voluntad de no salir m¨¢s desnuda. Es solo que entre Jon Nieve y la Rompedora de Cadenas el sexo va de otra cosa.
Qued¨® latente esta madrugada, en uno de los mejores momentos del nuevo cap¨ªtulo. Jon y Daenerys se acercan a los dos dragones vivos, Drogon y Rhaegal, para comprobar que se alimentan en condiciones cuando ella invita a su amado a subirse a uno de ellos para volar juntos, algo que hasta la fecha no hab¨ªa ocurrido con ninguno de sus anteriores amantes. A lomos de Drogon y Rhaegal los dos personajes atraviesan el paisaje nevado hasta llegar a unas cascadas de hielo donde al fin se bajan y besan. ?Pero qu¨¦ vale un beso despu¨¦s de surcar los cielos sobre una bestia? Se suele marcar el punto de inflexi¨®n de esta serie cuando al final de la primera temporada la cabeza de Ned Stark rod¨® por los suelos. Pero la misma sorpresa ¡ªo mayor¡ª la tuvo la ¨²ltima secuencia de esa primera temporada, en la que la Khalessi se inmola en la pira funeraria de su marido, Khal Drogo, y renace de las cenizas acompa?ada de tres preciosos beb¨¦s drag¨®n.
Desde que Juego de Tronos empez¨® a emitirse, en abril de 2011, los dragones han crecido tanto como la serie, que simboliza como ninguna otra los cambios del consumo audiovisual, cada vez m¨¢s pr¨®ximos a la bulimia que a la degustaci¨®n. Lo que empez¨® como una ficci¨®n de aire medieval donde se notaban las pelucas de los actores ha acabado como una filigrana de nov¨ªsimos efectos especiales y gigantesca producci¨®n.
La s¨¦ptima temporada desafi¨® las estad¨ªsticas con casi 33 millones de espectadores. Un banquete que pulveriza las cifras de cualquier otro universo televisivo. Durante los ¨²ltimos 20 meses el goteo de noticias ha inundado la redes. Un proceso largo y complejo: solo una de las batallas finales ha requerido 55 d¨ªas de rodaje. En las ¨²ltimas semanas el ruido ha sido incesante. Solo el tr¨¢iler de la octava temporada lo han visto 50 millones de personas. No hay medio de comunicaci¨®n que no haya recapitulado sobre el fen¨®meno, estableciendo muchos de ellos una cuenta atr¨¢s que se cerr¨® esta madrugada. Entre tanto, se ha repasado todo lo ocurrido hasta la fecha, debati¨¦ndose filias y fobias con personajes en su mayor¨ªa muy esquem¨¢ticos o especulaciones con supuestos visos de rigor sobre una serie cuyas leyes internas son tan et¨¦reas como el sexo de los dragones. Al final de la s¨¦ptima temporada Daenerys Targaryen recordaba que si aquellos seres mitol¨®gicos hab¨ªan desaparecido del mundo era porque se les hab¨ªa encerrado como animales dom¨¦sticos. As¨ª menguaron hasta parecer perrillos falderos: ¡°Y sin ellos ya no ¨¦ramos extraordinarios¡±, sentenci¨® entonces la Reina Drag¨®n.
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