Muere Manuel Alc¨¢ntara, articulista y poeta, a los 91 a?os
El decano del articulismo espa?ol ha sido uno de los grandes maestros del g¨¦nero
En oto?o me dijo que ¨¦ste ser¨ªa su ¨²ltimo invierno. Apenas ha llegado a ver una ¨²ltima primavera, tiempo que le gustaba especialmente para hacer las tres cosas que confesaba haber hecho m¨¢s y mejor: ver el mar, esa gran pista de aterrizaje de gaviotas; re¨ªr y levantarse tarde tras remontar la madrugada conversando un trago con amigos. "No soy un malogrado. Tengo ya edad de esquela" ironizaba, con su caracter¨ªstica sonrisa elegantemente t¨ªmida, mientras sosten¨ªa su pen¨²ltimo dry martini. Manuel Alc¨¢ntara, el decano del articulismo espa?ol, uno de los grandes maestros del g¨¦nero, ha fallecido esta ma?ana a los 91 a?os. "Lo peor no han sido los primeros 91, sino las ¨²ltimas semanas", bromeaba al dejar de publicar su columna en enero despu¨¦s de 60 a?os casi ininterrumpidos. Siempre quiso morir con las teclas puestas.
Alc¨¢ntara lleg¨® al articulismo en parte por azar, aunque sin duda era su g¨¦nero, por la precisi¨®n po¨¦tica de "los cien metros libres del periodismo" y la rapidez de ejecuci¨®n. Su estreno literario se produjo en 1953, con un recital en el Caf¨¦ Varela. Hab¨ªa llegado a Madrid pocos a?os antes, tras pasar la infancia y adolescencia en M¨¢laga, ciudad donde hab¨ªa nacido el 10 de enero de 1928 y donde presum¨ªa de que los camareros de las tabernas lo saludaban por su nombre desde los 14. Fue un ni?o de la guerra ¨C"y hay cosas que un ni?o no olvida nunca"¨C muy dotado para la alegr¨ªa. Se matricul¨® en Derecho pero ya se sent¨ªa matriculado "en segundo de jazmines".
Durante esos a?os public¨® sus primeros libros: Manera de Silencio, Plaza Mayor y El embarcadero, finalista del Premio Nacional. Tras ganar el premio de la revista Juventud en 1957, que se editaba en los talleres del diario Arriba, Rafael Garc¨ªa Serrano, su director, le invit¨® al articulismo. Sin embargo, dej¨® el peri¨®dico poco tiempo despu¨¦s, cuando el nuevo director decidi¨® prescindir de la colaboraci¨®n de Ram¨®n G¨®mez de la Serna. "Yo no pod¨ªa escribir en un peri¨®dico en el que no cupiera Ram¨®n". Siempre conserv¨® esa rebeld¨ªa, a riesgo de perder su ¨²nico ingreso de 136,5 pesetas.
En los sesenta, tras ser Premio Nacional de Poes¨ªa por Ciudad de entonces, ¨²ltimo libro de poes¨ªa hasta los ochenta, se convirti¨® en columnista estrella, primero en Ya y despu¨¦s en Arriba de nuevo, adonde lo llev¨® su amigo Jaime Campmany. Fueron a?os felices, en los que gana el Luca de Tena, el Cavia y el Gonz¨¢lez Ruano que le reconocen como articulista literario. Sin embargo, el franquismo crepuscular se convirti¨® en un tiempo desgraciado para quien hab¨ªa sido definido como "la cortina liberal de Arriba" por sus art¨ªculos dedicados a Picasso, Miguel Hern¨¢ndez, Alberti y otras bestias negras para la cultura franquista. Los duros del b¨²nker lo relegaron en el retablo de firmas.
Alc¨¢ntara lleg¨® a 1975 sin haber dedicado una sola columna a Franco, e incluso huyendo de cualquier besamanos para refugiarse en su casa de M¨¢laga. No fue un disidente, pero tampoco un colaborador. Se evadi¨®, como buena parte de su generaci¨®n, a trav¨¦s de la literatura y el alcohol cordial de las madrugadas. Esos a?os, a cambio, disfruta un ¨¦xito excepcional con sus cr¨®nicas de boxeo para Marca, en la edad de oro del boxeo espa?ol, con las grandes peleas como el Legr¨¢-Winstone en 1968, la irrupci¨®n epatante de Urtain con Weiland, las peleas de Carrasco y Mando Ramos, por supuesto Evangelista con Al¨ª... El boxeo es una pasi¨®n que le viene de la infancia: los boxeadores entrenaban en un descampado junto a su casa, y su madre, cuando daba la tabarra, le gritaba: "B¨¢jate con los boxeadores". Lo dej¨® el d¨ªa que vio morir a Rubio Melero, un humilde aspirante a sacar a su familia de la miseria.
Desaparecido Arriba, escribe en La Hoja del Lunes antes de regresar a Ya. En esos a?os inciertos, public¨® sus otros tres libros de poes¨ªa: Anochecer privado; Sur, pared¨®n y despu¨¦s y Este verano en M¨¢laga. M¨¢s tarde, tras un primer acuerdo con Ya, el grupo Correo, despu¨¦s Vocento, se queda con su firma, donde llegar¨¢ a ser la columna m¨¢s le¨ªda de Espa?a. En los noventa se produce, adem¨¢s, una cierta rehabilitaci¨®n de Alc¨¢ntara. Los columnistas j¨®venes, ajenos a los prejuicios de la Transici¨®n, reconocen su figura como maestro del g¨¦nero. Es tiempo de premios, homenajes, distinciones, honores ante los que ¨¦l conserva la distancia. Sus pasiones, ya retirado en M¨¢laga, nunca cambiaron, fiel hasta el final entre el mar, la lectura, el dry y sobre todo los amigos. "Cuando llegue la muerte/si dicen a levantarse/ a m¨ª que no me despierten" escribi¨® en un poema memorable.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.