Una gratificaci¨®n c¨®smica

En dos irresistibles p¨¢ginas de Lobezno. Enemigo del estado de Mark Millar y John Romita, jr., Reed y Susan Richards discuten sobre qui¨¦n va a contarles el cuento nocturno a los ni?os. ?l intenta escaquearse sirvi¨¦ndose de una personalidad sint¨¦tica preprogramada, sembrando en ella una duda sobre su reciente intimidad conyugal. Con su fusi¨®n de domesticidad y delirio, y el humor como elemento de cohesi¨®n, esta es una caracter¨ªstica escena de la posmodernidad de la historieta superheroica, caracterizada por la voluntad de juego de sus creadores y sustentada sobre la confianza en el intrincado juego de referencias compartidas por su comunidad de lectores. Cuando se inaugur¨® el universo cinematogr¨¢fico Marvel, muchos encallecidos lectores de comic-books, saturados de mec¨¢nicos y reiterativos relatos de origen, desearon que llegara el d¨ªa en que esas aparatosas superproducciones alcanzaran la ligereza y la libertad imaginativa que sus fuentes de inspiraci¨®n llevaban largo tiempo explotando. Vengadores: Endgame cumple ese sue?o con creces, cerrando, mediante el pasmoso equilibrio de los m¨¢s heterog¨¦neos ingredientes, lo que bien puede considerarse un macroserial en 22 pel¨ªculas.

Tras el tsunami de gravedad que supuso el desenlace de Vengadores: Infinity War (2018), este cap¨ªtulo final adopta la forma de un tr¨ªptico, que dedica sus primeros compases al duelo y a la ruina de lo heroico ¨Cimpagable el reciclaje del Capit¨¢n Am¨¦rica como terapeuta motivacional- para consagrar su cuerpo central a una aventura disfrazada de vodevil cu¨¢ntico y rematarlo todo con la necesaria sublimaci¨®n ¨¦pica. Los hermanos Anthony y Joe Russo quiz¨¢ no sean los directores con mayor personalidad que han pasado por este universo ¨CJoss Whedon, Taika Waititi y James Gunn podr¨ªan compartir el trono de la singularidad-, pero nadie discutir¨¢ su extrema competencia para imponer armon¨ªa y claridad sobre un material con potencialidad para lo ca¨®tico.

Con unas virtuosas batallas finales que crean la ilusi¨®n de sumergir al espectador en cada trazo de la hipot¨¦tica respuesta superheroica al lienzo de La batalla de Waterloo de William Sadler, Vengadores: Endgame calza con precisi¨®n catarsis emotivas y r¨¦plicas agudas, sirve ocasionales explosiones de estilo ¨Cel encuentro en Tokio entre Ojo de Halc¨®n y la Viuda Negra- sin emborronar un clasicismo dominante y cae de pie tras el atrevimiento de situar en el mismo coraz¨®n del conjunto su particular amplificaci¨®n de los clim¨¢ticos montajes paralelos griffithianos (y posteriormente lucasianos). Un fin de fiesta consciente de que se le exig¨ªa una capacidad de gratificaci¨®n c¨®smica.