La maldad no tiene derecho al anonimato
La escritora Susana S¨¢nchez Arins rastrea en ¡®Dicen¡¯ la historia del personaje m¨¢s sombr¨ªo de su familia
Recordar duele. Susana S¨¢nchez Arins (Vilagarc¨ªa de Arousa, Pontevedra, 1974) no enga?a. Avisa a lectores intr¨¦pidos con ese expresivo t¨ªtulo de las memorias del pedagogo e historiador Herminio Barreiro que abre su libro Dicen (De Conatus). Mirar atr¨¢s no siempre es f¨¢cil. Ni para el que escribe ni para el que lee.
No puede ser f¨¢cil armar una obra sobre la memoria familiar m¨¢s oscura. Arrojar luz para descubrir telara?as tupidas. Meter las manos en la ci¨¦naga y sacarlas embadurnadas de lodo. Para contrarrestar todo eso, S¨¢nchez Arins recurri¨® a una fuerza igual o m¨¢s poderosa, uno de esos principios que determinan una misi¨®n: la maldad no tiene el derecho al anonimato. El hombre que encarna esa maldad en Dicen es Manuel Garc¨ªa Sampayo, t¨ªo abuelo de la escritora, falangista de pistola en cinto, alcalde de Ribadumia (Pontevedra) los primeros a?os de la victoria, usurpador de tierras de hermanos y maltratador de padres. ¡°?l no es digno de no ser conocido. Trabaj¨® durante toda su vida para seguir oculto. Hay muchos otros como el t¨ªo Manuel, que hicieron ese trabajo de desaparecer de la historia, de desescribir¡±, cuenta la escritora durante una ma?ana de primavera en un caf¨¦ de Madrid, poco antes de presentar su libro en el C¨ªrculo de Bellas Artes. Ahora es una reflexi¨®n. Mientras escrib¨ªa fue un impulso: ¡°Siempre que estoy en un tris de abandonar, se me aparece el t¨ªo Manuel y su perversi¨®n an¨®nima. Y decido continuar escribiendo a pesar de p¨¦rdidas y da?os¡±.
Dicen es la versi¨®n en castellano de Seique, publicado en gallego en 2015 por la editorial Atrav¨¦s y convertido en una rareza de ¨¦xito, uno de esos libros recomendados como quien recomienda a los muy amigos un restaurante secreto.
Buena parte de su fuerza descansa en la mezcla de crudeza y lirismo que la autora, con tres poemarios publicados, imprime a una historia de demonios familiares, que siempre han estado ah¨ª velados por las medias palabras. Un relato tejido con originalidad, con una narrativa intermitente, mediante cap¨ªtulos que a veces no superan la l¨ªnea. ¡°Yo quer¨ªa hacer una narraci¨®n tradicional¨ªsima, pero no quer¨ªa inventar, no quer¨ªa cubrir los espacios en blanco sobre la Guerra Civil. Quer¨ªa que estuviera clara la diferencia entre los hechos y mis fabulaciones. Tambi¨¦n necesitaba que los silencios tuvieran su espacio y esa estructura fragmentaria es la que mejor me permite transmitir esos silencios. Adem¨¢s hab¨ªa a veces versiones contradictorias y yo no quer¨ªa escoger entre unas y otras¡±.
Susana S¨¢nchez Arins se form¨® escuchando relatos de un mundo perdido cerca del mar, el pazo de Portar¨ªs, e inquinas hacia el responsable de aquel destierro, el t¨ªo Manuel. ¡°Vengo de una familia edificada en morri?as, en nostalgias de tiempos pasados¡ Vengo de una familia edificada en la rabia¡±, escribe en la segunda p¨¢gina. En esta atm¨®sfera cargada de zozobras creci¨® la escritora en O Foxo, una aldea de A Estrada, en el interior de Pontevedra, donde su padre daba clase. El clima estaba ah¨ª. ¡°La chispa fue querer saber. Entend¨ª que ten¨ªamos un familiar que probablemente hab¨ªa participado en una partida represora, que era fascista, vamos, y deseaba saber cu¨¢nto hab¨ªa de verdad en eso¡±, revive.
Pero lo que de verdad empuj¨® a S¨¢nchez Arins ocurri¨® en el aula, con los adolescentes a los que da clase de Lengua y Literatura castellana en Cuntis, no demasiado lejos del para¨ªso perdido de Portar¨ªs, no demasiado lejos de las batidas falangistas en la zona del Saln¨¦s sobre las que iba a indagar. ¡°En Cambados hab¨ªan excavado una fosa, una de las primeras de Galicia, y uno de mis alumnos cont¨® en el aula que era descendiente de una de las v¨ªctimas. El resto de la clase no cre¨ªa que pudieran haber asesinado a alguien. Pens¨¦ que no estaba bien que ignorasen su propia historia y tambi¨¦n pens¨¦ que mi t¨ªo abuelo podr¨ªa haber asesinado al antepasado de mi alumno porque la fosa estaba cerca de la casa familiar de Portar¨ªs¡±.
De asistir a aquella excavaci¨®n, Susana S¨¢nchez Arins pas¨® a desenterrar su propio pasado. En las vinculaciones que le llevaron a concluir que Manuel Garc¨ªa Sampayo, hermano de su abuela Gloria, hab¨ªa sido uno de los principales represores de la comarca de las R¨ªas Baixas donde viv¨ªa. Rastre¨® peri¨®dicos, entrevist¨® a historiadores y escuch¨® con otros o¨ªdos los relatos transmitidos en la familia.
Como no puede acusar con pruebas, en Dicen cuenta lo que sabe y lo que no sabe. No hace falta agrandar. Algunas fechor¨ªas contrastadas del protagonista bastan para retratarlo: aterroriz¨® a sus padres y usurp¨® parte de la herencia a sus hermanos. Esta memoria familiar pas¨® de generaci¨®n en generaci¨®n. ¡°Considero que todos somos v¨ªctimas. Hasta mi generaci¨®n tambi¨¦n llegaron los da?os. Algunos miembros no fueron capaces de leerlo. Una de mis t¨ªas me dijo que no podr¨ªa leerlo pero que me acompa?ar¨ªa al juzgado cuando me denunciasen¡±, r¨ªe la escritora.
No ha habido denuncia. De los descendientes de su t¨ªo abuelo ha recibido silencio. De su padre, al que ¨ªntimamente otorg¨® el derecho a vetar la publicaci¨®n del libro, recibi¨® un empuj¨®n. ¡°Le suger¨ª que pod¨ªa cambiar los nombres si quer¨ªa, pero se neg¨®. Me dijo: ¡®No, si lo haces el t¨ªo Manuel saldr¨ªa ganando¡±.
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