La mejor presidenta echa un borr¨®n
Concede una oreja al sevillano Serna y se la niega sin motivo al colombiano Luis Bol¨ªvar
Anabel Moreno es la mejor presidenta de la plaza de La Maestranza porque no hay otra, pero no porque la avalen sus decisiones en el palco. Ayer, sin ir m¨¢s lejos, cometi¨®, supuestamente, un error en la concesi¨®n de trofeos, con la importancia que ello tiene para los toreros que los necesitan como tabla salvadora.
El sevillano Rafael Serna pase¨® la oreja del sexto tras una faena aseada y coronada por una buena estocada, y se qued¨® con las ganas el colombiano Luis Bol¨ªvar tras una labor de mayor consistencia y una efectiva estocada en la suerte de recibir ante el cuarto.
?Razones de paisanaje? Quiz¨¢, no, pero esa fue la impresi¨®n que qued¨® en la plaza. Se puede discutir sin ambos merecieron el premio, pero Serna es sevillano, de familia muy querida en esta ciudad, y da que pensar la decisi¨®n de la se?ora presidenta.
Hasta que apareci¨® el pa?uelo blanco, la ovaci¨®n m¨¢s cerrada de la tarde se produjo cuando Rafael Serna se dirigi¨® al centro del anillo, levant¨® la montera hacia el cielo y brind¨® la muerte de su primero a su padre, prestigioso m¨²sico y pregonero de la Semana Santa de Sevilla, fallecido el pasado mes de febrero.
LA PALMOSILLA/BOL?VAR, LUIS DAVID, SERNA
Toros de La Palmosilla, -tercero y quinto, devueltos- correctos de presentaci¨®n, inv¨¢lidos, nobles y descastados. Primer sobrero, del hierro titular; segundo sobrero, de Hnos Sampedro, bien presentado e inv¨¢lido.
Luis Bol¨ªvar: estocada baja (silencio); estocada algo ca¨ªda en la suerte de recibir (petici¨®n y vuelta).
Luis David: media estocada (ovaci¨®n); estocada (silencio).
Rafael Serna: dos pinchazos, media estocada y dos descabellos (silencio); gran estocada (oreja).
Plaza de La Maestranza. 28 de abril. Segunda corrida de abono. Media entrada.
Ese tercer toro de la tarde, sobrero del hierro titular, grandote, de 607 kilos de peso se derrumb¨® a todo lo largo en la segunda entrada al caballo y qued¨® el pobre tan maltrecho que no encontraba la forma de recuperar la verticalidad. Tanto es as¨ª que la cuadrilla se vio obligada a protagonizar una de esas im¨¢genes que denigran la tauromaquia: un hombre tiraba del rabo mientras otro as¨ªa un pit¨®n, y entre ambos, y el ¨¢nimo vergonzante del animal, consiguieron levantarlo.
Y as¨ª fue toda la corrida. Ese tercero, que sustituy¨® a un hermano lisiado, no permiti¨® que Serna alcanzara el triunfo so?ado para relanzar una carrera necesitada de un empuj¨®n. Se le not¨®, como es l¨®gico, que ha toreado poco, pero su oponente, tan pesado como descastado, no le ofreci¨® opciones.
Todo hab¨ªa comenzado a las seis y media de la tarde, con buena temperatura, ambiente electoral y poco p¨²blico en los tendidos ante la llamada de un cartel que reun¨ªa escasos atractivos.
Sali¨® al ruedo el primero de la tarde y lo primero que hizo fue doblar las manos. Vaya preludio de festejo¡ A los pocos segundos estaba claro que era un inv¨¢lido, kilos de carne fofa e inservible para el toreo. Bol¨ªvar intent¨® justificarse como mejor supo y pas¨® desapercibido y aburrido, sin aparentes ganas de pelea.
Mejor, mucho mejor, estuvo ante el cuarto, al que recibi¨® con una larga cambiada de rodillas en la puerta de chiqueros. El toro se justific¨® en el caballo y lleg¨® al tercio final con la movilidad suficiente para que el torero colombiano se luciera en un par de tandas, una por cada lado. Mat¨® de una estocada algo ca¨ªda en la suerte de recibir y la petici¨®n de oreja pareci¨® mayoritaria, aunque la presidenta no lo entendi¨® as¨ª y se gan¨® la bronca del respetable.
Luis David se luci¨® en un quite por lopecinas a su primero, otro animal derrengado, con el que solo pudo mostrar una responsable actitud. Al quinto lo devolvieron en el tercio de banderillas, despu¨¦s de que se desplomara varias veces ante la llamada de la cuadrilla. Sali¨® en su lugar un sobrero de Hermanos Sampedro, que no mejor¨® la mala tarde de sus vecinos de corrales. Grande tambi¨¦n, pas¨® de puntillas por el picador y lleg¨® al tercio de muleta en tono agonizante; se arrodill¨® varias veces hasta que se desplom¨® y tuvo que ser tambi¨¦n ¡®coleado¡¯ por los hombres de plata. Fue entonces cuando surgi¨® una oportuna voz de los tendidos que dijo: ¡®?Que salude el ganadero!¡¯, como una forma de humor¨ªstica protesta ante el desastre de los toros. Luis David no se intimid¨® y dio pases de todos los colores ante la abulia general.
Cerr¨® la tarde Rafael Serna ante el ¨²nico toro que empuj¨® con cierta alegr¨ªa en el primer puyazo y permiti¨® que Juan M. Raya colocara un buen segundo par de banderillas. Noble, pero sin raza, embisti¨® con suavidad a la muleta del sevillano que, si bien, no estructur¨® faena, dej¨® detalles de su buena condici¨®n en una tanda de derechazos y en los adornos finales. La estocada, de efectos r¨¢pidos, dio paso a la oreja y la justa pol¨¦mica.
Si la presidenta concedi¨® el trofeo a Serna, no tiene explicaci¨®n que se la negara a Bol¨ªvar.
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