Secretos

El caso de la serie espa?ola Secretos de Estado, cuya primera temporada y, probablemente, ¨²ltima, finaliz¨® el 7 de mayo, permite analizar los defectos y algunas causas de su evidente fracaso. Un dato: su primer cap¨ªtulo reuni¨® a 2,1 millones de espectadores, un 15,7% de la audiencia. Mediada la serie, Telecinco decidi¨® cambiar el d¨ªa de emisi¨®n del mi¨¦rcoles al martes. Naturalmente, sigui¨® perdiendo audiencia. En su tramo final, la cadena opt¨® por programar su joya de la corona, Supervivientes: Tierra de nadie, en Cuatro, haci¨¦ndole la competencia a la serie en el d¨ªa y hora. Resultado: un 6,4% de audiencia, es decir, menos de la mitad de la obtenida en sus inicios.

Hasta aqu¨ª los tejemanejes de los responsables de Mediaset para taponar los huecos de otros malos resultados o para contraprogramar pensando en las cadenas rivales, una consecuencia de la falta de estima en el producto, una minusvaloraci¨®n justificada, dicho sea de paso, pues la serie, que pretend¨ªa ser un thriller pol¨ªtico, en poco tiempo deriv¨® hacia una telenovela disparatada en la que las infidelidades, los embarazos no deseados, los asesinatos, los amantes, los noviazgos prohibidos y todo un retablo de sentimientos b¨¢sicos ganaban peso sobre las maniobras pol¨ªticas maquiav¨¦licas, tambi¨¦n de mesa camilla.

Ser¨ªa injusto citar series como El Ala Oeste de la Casa Blanca o House of Cards como puntos de comparaci¨®n con Secretos de Estado, y lo ser¨ªa tanto o m¨¢s como comparar The New York Times o The Washington Post con la prensa nacional. Lo que se entiende mal es c¨®mo una serie de cierto presupuesto modifica sus contenidos sobre la marcha sin que los responsables de la cadena no advirtieran su lamentable evoluci¨®n, salvo que la propiciaran.